DOM-14A

domingo, 2 de julio de 2017
9 JULIO 2017        

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DOM-14A

4 comentarios:

Paco Echevarría at: 02 julio, 2017 08:45 dijo...

YO OS ALIVIARÉ (Mt 11,25-30)

Ante el mensaje de Jesús -hoy como ayer- caben muchas posturas. Las ciudades ribereñas del mar de Galilea habían oído sus palabras y habían visto sus milagros, pero no creyeron en él. El texto que precede a estas palabras de Jesús es un vaticinio de dolor, un anuncio de futuras desventuras, por la dureza de corazón de sus habitantes. Es la postura del que ni oye razones ni quiere ver signos.

El contrapunto de esa postura aparece en estas palabras de Jesús. Lo primero que aparece es una bendición, acción de gracias porque los sencillos han comprendido el anuncio y se han dejado impactar por el signo. El Señor del cielo y de la tierra -sólo en este lugar se llama así a Dios-, el Todopoderoso, se ha manifestado a la gente humilde, a los hombres de corazón sencillo. Dios siente debilidad por aquellos a los que el mundo menosprecia y, en caso de conflicto, se pone de su parte. Frente a ellos los sabios y entendidos se quedan vacíos y sin nada. María, en el Magnificat, canta lo mismo: “Derriba a los poderosos y exalta a los humildes... Colma de bienes a los hambrientos y despide vacíos a los ricos”. En el hombre que está lleno de sí mismo no hay lugar para Dios... ni para los demás. Quien tiene la mente atiborrada de seguridades no tiene espacio para la verdad. Sólo el vacío deja entrever lo esencial. Hablamos del conocimiento de Dios que no es conquista humana, sino revelación divina. No es mérito, sino don conocer al Dios verdadero. Porque el conocimiento del que aquí se habla no es entendimiento y comprensión, sino vivencia, es más amor que ciencia, más bondad que verdad. Por eso sólo el Hijo de Dios puede revelarlo.

Las últimas palabras, dirigidas a la gente que le escuchaba, son las más consoladoras del Evangelio: “Venid a mí todos los que estáis rendidos de la lucha y angustiados, que yo os aliviaré... Yo seré vuestro descanso”. Hay quienes entienden el cristianismo como una religión de sacrificio que exige al hombre continua renuncia. Es como si hubieran hecho del dolor el dogma supremo del mensaje de Jesucristo. No es dolor sino amor lo que ocupa el núcleo de su enseñanza. Más aún: la superación del dolor por el amor. Por eso puede decir: “Aprended de mi... Mi yugo es ligero”. La fe cristiana nunca puede ser una carga agobiante, un yugo que hiere con el roce. Quien lo vive así no ha entendido de qué va la cosa. Cuando se acepta el mandamiento de Jesús, la carga es una fuente de consuelo y de apacible serenidad. La fe en Cristo no elimina el dolor de la vida ni el sinsabor de la dificultad o el fracaso, pero fortalece el ánimo y da cordura para afrontarlos sin que el corazón y la bondad esencial se resientan. Se hace frente a todo con la fortaleza que dan la mansedumbre y la humildad. Todo el que ama de modo verdadero se eleva interiormente y se serena. El miedo y sus sombras -el resentimiento y el odio- llenan el ánimo de agitación y amargura.

Maite at: 04 julio, 2017 18:47 dijo...

El Papa pide una Iglesia en salida que no tenga miedo a resultar manchada o herida, con pastores que desprendan olor a oveja.

Una Iglesia así reconoce, como Jesús, el tesoro que tiene en la gente sencilla a la que el Padre revela cosas que esconde a los sabios y entendidos. Cosas que no tienen que ver con lo que se estudia en los libros o se desarrolla en programas o se deja escrito en sesudos proyectos. Cosas que tienen que ver con el evangelio en la vida, con la realidad que respira la gente de la calle, con el advenimiento del Reino a este mundo nuestro castigado por la idolatría del dinero.

La gente sencilla que alegra el corazón de Jesús es la que entrega la vida cada día para ayudar, cuidar y proteger, para curar y levantar a quienes caminan a su lado; son los que encarnan al buen samaritano, al buen padre del hijo pródigo, a Zaqueo después de su conversión, a Marta y María de Betania, los que buscan servir antes que ser servidos, y lavan los pies de los demás, y cargan con los pecados de los otros... Ellos conocen la ternura y la misericordia del Padre porque la han encontrado y experimentado en Jesús.

La gente sencilla no está en la carne sino en el Espíritu, y vive según él. Ellos reflejan mejor que nadie a Jesús, manso y humilde de corazón, que acoge y alivia a quienes están cansados y agobiados.

Como en tiempos de Jesús a menudo son los sabios y entendidos los de corazón más duro con sus hermanos, los que cargan a los demás con pesos que ellos jamás llevarían sobre los hombros. Los que difícilmente comunican la alegría de creer sino lo duro y agobiante que resulta.

Por eso, Señor, danos mucha gente sencilla, pobre y pequeña en nuestras comunidades para alabar todos los días al Padre. Y líbranos de cargar a los demás con yugos que no sean llevaderos y ligeros.

juan antonio at: 06 julio, 2017 19:32 dijo...

LOS SENCILLOS
Hoy deberíamos callarnos, dejar de escribir, de reflexionar y sentarnos delante del Sagrario y decir simplemente gracias, gracias y siempre gracias, porque cuando te invoqué, Tú me escuchaste “venid a mí todos……”
Hoy el Contexto de la Hoja lo dice todo y no deberíamos romper el encanto y la rebeldía del texto de la misma, estamos harto de normas, de decretos, de condena y más condena, y para muestra un botón: el acto de la reconciliación, cuantas veces se ha humillado al que ya de por sí se humillaba al confesar los pecados, y lleva razón el Contexto al decir que antes y ahora se han cargado preceptos inútiles, desinformadores de la fe, rompedores de la alegría del Evangelio y centrando todo en lo negativo, todo era malo, no había nada bueno.
Con ello no quiero decir que todo está permitido, todo está bien, no, pero dar alegría a los Sacramentos con acogida, alegría, ternura, acompañamiento…… porque son el encuentro de Dios con la persona humana para darnos su gracia y Él mismo.
Gracias Padre porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se la has revelado a la gente sencilla.
Los sencillos, los sin nada, sin poder, sin riquezas, sin honor, sin gloria, con mucha hambre de todo, de Ti y material también, eran los que te seguían y decían que nadie había hablado como Tú, nadie les había acogido, enfermos, pecadores, condenados por la Ley, leprosos, los llamados endemoniados y todos esa rémora de clases de excluidos, estos le escuchaban con gusto y le seguían en su vida.
Lo poco, lo que no vale, o lo que creemos que no vale, esos pequeños detalles, atenciones, escuchas, acompañamientos, de estar, de no rechazar, eso hizo Jesús porque Él estuvo con todo y a todos le dio lo que nos mandó como único mandamiento AMOR, ahí está todo y no busquemos cosas rebuscadas, no le demos vueltas a las cosas, amas y haz lo que quieras, nos dicen que decía S. Agustín, porque si amas nunca le podrás hacer daño a nadie.
Los sencillos, los que no valen nada, los………., entendieron tu anuncio del Evangelio y hoy al igual que antes seguimos dando leyes o leyendo leyes más que el Evangelio y así nos va y viene un Papa que habla como hablaba Jesús, que quiere como quería Jesús, para quien todos somos hijos de Dios y los entendidos los malinterpretan , editan libros contra él, lo critican a mansalva, parecen que están esperando que pase cuanto antes y esto sea un paréntesis y a seguir como siempre, “ cuantas veces hij@”, la condena.
Perdonad si hoy me he pasado
María, Madre del Amor Hermoso, ayúdanos a comprender a tu Hijo, Amor Hermoso, Amor y todo Amor, y así seamos acogidos por Él, que nos quitará las angustias y cansancios, AMEN.

juan antonio at: 06 julio, 2017 19:42 dijo...

Hoy me surge una duda: estos comentarios de un maestro, de una contemplativa y de un donnadie, ¿los lee alguien?
Espero que manifiesten un simple SI, porque sino, estamos predicando en el desierto y espero que aunque sea uno solo quien lea los comentarios y mi reflexión, ya me doy por satisfecho, pero me da la impresión que caen en el vacio
Por favor manifestaros, aun con sin nombre
Gracias y perdonen la pregunta.