15º Domingo Ordinario - C

domingo, 4 de julio de 2010
11 Julio 2010

Deuteronomio: El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca: cúmplelo.
Colosenses: Cristo Jesús es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura.
Lucas: Parábola del Samaritano.


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Juan García Muñoz.

4 comentarios:

{ Paco Echevarría } at: 04 julio, 2010 16:45 dijo...

ANTE EL PRÓJIMO CAÍDO (Lc 10,25-37)

Es frecuente que san Lucas ponga como ejemplo a personas ajenas al mundo judío. La parábola del buen samaritano es un ejemplo de ello. La ocasión es el examen al que someten a Jesús para comprobar la ortodoxia de su doctrina. El contexto es que, para el mundo judío, el concepto de prójimo era muy restringido. Estaba escrito que hay que amar al prójimo, pero no estaba claro quién es verdaderamente prójimo. Los pecadores, los paganos, los que desconocían la ley no eran considerados tales por los rabinos de la época.

La parábola del samaritano solidario explica el pensamiento de Jesús en términos muy precisos a la vez que da la vuelta a la cuestión: El rabino le pregunta ¿quién es mi prójimo? Y Jesús, tras la parábola, pregunta ¿quién se comportó como prójimo del herido? Es decir: ¿quién atendió la necesidad de aquel hombre? Porque el problema no es quién está cerca de mí, sino al lado de quién estoy yo. Eres prójimo del todo el que necesita tu ayuda. Por eso el evangelista dice un hombre –no un judío o un gentil– bajaba de Jerusalén. Lo que constituye a un hombre en prójimo de otro es la conciencia del otro y el conocimiento de su problema. No se puede encerrar la proximidad entre las vallas de la raza, del sexo, del grupo social, político o religioso, de la nación o cualquier otro prejuicio. Soy prójimo de todo ser humano –de cada ser humano– que me necesita.

El sacerdote y el levita –dos personajes vinculados a la religión– dieron un rodeo, se alejaron, para no tocar a un moribundo que, según las normas establecidas, era alguien impuro. Para ellos era más importante la observancia de las normas que la necesidad ajena. Era un sistema religioso que tergiversaba el sentido profundo de una religión que, en sus orígenes, había sido profundamente solidaria. El samaritano, por el contrario, muestra no ser un hombre muy religioso –habría hecho lo mismo que los anteriores–, pero aparece como un ser humano, es decir, con sentimientos humanos. Por eso no pasa de largo.

La parábola de Jesús es de gran actualidad hoy día y se muestra como un juicio de condenación para unos y de justificación para otros. Porque ocurre que vivimos en la aldea global, es decir, en un mundo en el que las distancias son nulas debido a los medios de comunicación y transporte. Esto, que podría significar espíritu abierto, a muchos les lleva a encerrarse en su mundo para defenderse de influencias extrañas. De ahí el auge de los nacionalismos y de los fundamentalismos. Hay quienes se pasan al extremo contrario y menosprecian lo propio seducidos por la fragancia de lo extraño. Entre ambos extremos están los que comprenden el carácter relativo de su modo de entender la vida y las cosas y se hacen permeables a otras culturas y pensamien­to, sin por ello perder su identidad.

La parábola del buen samaritano –que primero se ocupa del herido y luego continúa con sus asuntos– es una propuesta de equilibrio para nuestro mundo. Ni asaltar al otro, ni ignorarlo, sino acercarse a él porque en el encuentro está el enriquecimiento mutuo.

Maite at: 06 julio, 2010 23:39 dijo...

Señor Jesús,quiero saber qué debo hacer para heredar la vida eterna, y sólo se te ocurre preguntar por ver si sé qué responder. Saber, saber, lo sé muy bien: a Ti, Señor, tengo que amar, de corazón, con todo el ser, y al prójimo que Tú me das. "Pues obra así, y vivirás". Pero Señor, obrar así, dime con quién, que no sé bien quien será él. Y dices que no es eso lo que me ha de preocupar. El prójimo no es él, tengo que serlo yo.

Señor, yo quiero entonces pedirte perdón, porque soñando amar con todo el corazón pasé de largo por cumplir mi obligación. Quería respetar y obedecer, aunque tal vez lo que evitaba era "hacer".


Samaritano, que no tienes ni nombre, ¿por qué te paras?, ¿conoces a ese hombre?, ¿cuál es tu religión?, ¿y qué es lo que te mueve a compasión?, ¿es que no ves lo mismo que yo?. ¿Por qué cuándo ibas de camino, pudiste ver a un hombre herido, y fuiste a confortarle con tu vino?. Y lo cuidaste como si fuera un padre, un hijo o un hermano, vendando sus heridas, tendiéndole la mano. Puestos a hacer el bien tampoco hacía falta molestarse tanto, si nadie te veía para llamarte después santo. ¿Podrías decir si te pusiste a discernir si el prójimo era aquél que recibía tu atención o tú que te dejaste llevar del corazón?.

La próxima vez que bajes de Jerusalén a Jericó quisiera que dejaras que te acompañe yo, para que puedas ayudarme a mirar desde mi cabalgadura, por si alguien, muy dolido, precisa de mi amor y de una cura. Y para que me digas qué siente el corazón al oír una llamada que reclama su atención. También me enseñas, por favor, a usar de misericordia, derrochando de mi aceite y de mi vino con quien necesita un servidor.

Señor, que por encima de todo mandamiento yo anteponga el del amor, sin mirar si quien me necesita tiene mis ideas, religión o mi color. Y si para que eso sea he de cambiar de nación desde ahora en adelante de Samaría soy yo.

Flora león at: 11 julio, 2010 10:37 dijo...

15 Domingo ordinario

“Él es imagen del Dios invisible” Y te contemplo en la Cruz, Jesús, hecho una piltrafa, varón de dolores, vergüenza de la gente, deshecho del pueblo…con el corazón rasgado por la lanza y los brazos abiertos para acoger a la Humanidad entera.

”Imagen del Dios invisible” mostrándonos su inmenso, infinito, incompresible amor…Y nosotros, queriendo aparecer como justos, preguntamos: “¿Y quién es mi prójimo? Y nos respondes: “Haz tú lo mismo”. Lo mismo que aquél samaritano…lo mismo que Tú…

Señor Jesús: Abre nuestros ojos para ver cuán ciegos andamos cuando nos quejamos en nuestro servicio a los demás… que sepamos por lo menos que estamos fuera de camino…que sepamos que la paz y la recompensa eres Tú mismo, derramado por tu Espíritu en nuestros corazones. ¡Amén, aleluya!

Anónimo at: 11 julio, 2010 11:37 dijo...

Haz tú lo mismo, se puede ser más claro?, se puede ser más directo? y hazlo con quién?, con tu enemigo!