20º Domingo Ordinario - A

sábado, 6 de agosto de 2011
14 Agosto 2011

Isaías: A los extranjeros los traeré a mi monte santo.
Romanos: Los dones y la llamada de Dios son irrevocables.
Mateo: Mujer, qué grande es tu fe.

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Juan García Muñoz.

3 comentarios:

Paco Echevarría at: 06 agosto, 2011 18:58 dijo...

LOS OTROS FIELES (Mt 15,21-28)

El encuentro de Jesús con la cananea rompe con lo establecido y desconcierta sobre todo por sus repercusiones futuras. Jesús salió poco de los límites geográficos de Israel y la razón era que su ministerio tenía como destinatarios a los miembros del pueblo elegido, sobre todo a los pecadores. No había venido a predicar a los paganos porque el designio de Dios era que todos los pueblos de la tierra entraran a formar parte del Reino a través de los descendientes de Abrahán. Primero había que atender a los propios y luego a los extraños. Esa era la lógica de su tiempo y la mentalidad de muchos miembros de la comunidad cristiana de Mateo integrada mayoritariamente por judíos convertidos al cristianismo. Jesús se sitúa en ella para actuar contra la misma.
El dinamismo interno del relato es clarificador: una mujer pagana -cananea- pide ayuda para su hija. Jesús, siguiendo la lógica teológica de los discípulos y de los escribas, pasa sin echarle cuenta, pero la mujer insiste. Su insistencia es tan molesta que los discípulos, para quitársela de encima, ruegan a Jesús que la atienda -no que haga lo que desea, sino que la escuche-. Entonces Jesús los enfrenta con su mentalidad y, en su respuesta, viene a decir: “¿No pensáis vosotros que la salvación sólo es para los judíos? ¿No negáis a los paganos el derecho a disfrutar de los dones mesiánicos? ¿A qué viene esto?”. Entretanto la mujer lo alcanza y le cierra el paso poniéndose de rodillas ante él. Lo interpela con el título de Señor, que en Israel sólo se aplica a Dios, después de haberlo invocado con un título mesiánico -Hijo de David-. Jesús justifica su negativa con un refrán popular: “No está bien echar a los perros el pan de los hijos”. No es una expresión despectiva, sino una manifestación de lo que supone hacer partícipes de los dones mesiánicos a los que no creen. La respuesta de la mujer -la respuesta de los paganos que querían abrazar la fe a los cristianos que se resistían a aceptarlos- es ingeniosa: “No pretendo quitar a nadie su derecho: me conformo con las sobras, con un pequeño resto, porque sé que eso será más que suficiente”. En su insistencia y en su respuesta Jesús ve una gran fe y, en base a esa fe, le concede lo que pide.

La entrada de los paganos en la Iglesia primitiva encontró no pocas resistencias por parte de aquellos cristianos que, anclados en el pasado, pretendían configurar el nuevo pueblo dentro del marco del antiguo. El evangelista san Mateo, a partir del relato de la cananea, critica la actitud segregacionista de estos y muestra que la única condición necesaria para beneficiarse de la salvación alcanzada por Cristo es la fe. La Iglesia es universal -católica- porque a ella pertenecen hombres de todo pueblo, raza y cultura.; la única ley que la rige es el mandato de Jesús: el amor mutuo; y sus únicos límites están marcados por la fe. En medio del mundo, está llamada a ser un factor de integración y de unidad entre los hombres.

Maite at: 09 agosto, 2011 23:24 dijo...

La mujer cananea era madre, y como tal la mejor embajadora de su hija. Y la necesidad hizo de ella una fina y hábil diplomática, del resto se encargó el corazón. Pendiente y ávida de la salud de su hija se arriesga a acudir a Jesús que se adentra en país extranjero y hostil. Se expone al rechazo, que sufrirá, y a la humillación, que tampoco faltará, pero es madre...

Ha visto a Jesús, y algo debe saber de Él. Corre y grita, y no ahorra títulos para dirigirse a Jesús, reconociéndole como quien es. Es directa al exponer su necesidad y el motivo de su angustia. Incomprensiblemente Jesús no responde. Son los discípulos quienes le apremian para que atienda a la mujer, y lo hacen por ahorrarse el bochorno y la molestia que les supone con sus gritos.

El diálogo entre Jesús y la cananea no tiene desperdicio. Él rechaza dos veces la petición de auxilio de la mujer. Pero ella no se amilana, ni se arredra; la urgencia de la curación de su hija, el dolor que lleva clavado durante, ¿cuánto tiempo?, son más fuertes que ella, más que cualquier negativa. No pide para ella, es para su hija.

Las negativas de Jesús lo son sin paliativos ni medias tintas, de las que no admiten réplica. Y la mujer no las cuestiona pero se sirve de ellas con habilidad e insiste, sin experimentar ningún temor ante el rechazo aparente de Jesús. Algo sabía de Él...

Porque Él, lo que ve, es la fe inmensa de la mujer que le suplica, y el que negaba en un principio, la alaba ahora y colma el deseo de su corazón. En una casa de la región está curada una hija que tenía un demonio muy malo y desesperada a su madre.

Flora León at: 11 agosto, 2011 15:58 dijo...

“Los dones y la llamada de Dios son irrevocables” Sí, Dios no se arrepiente de los dones que otorga y de la convocación que hace. Él sabe que vamos a ser infieles y ni obstante derrama sobre nosotros su Amor, sus gracias , sus regalos....Y cuando el alma ve su infidelidad y se deja llevar por el Espíritu , entonces “conoce” cuán bueno es el Señor , que la perdona, la vuelve a llamar como a esposa infiel, y es perdonada amada infinitamente, como si nada.....

Ni el pueblo elegido que no respondió...........

Ni la Iglesia, nuevo pueblo de Dios cuando no responde.....

Ni cada lama en particular cuando no respondemos.....

Nada paraliza el poder de Dios mientras haya como la cananea quien invoque con fe y humildad SU ACCIÓN, SU MISERICORDIA

Quien nos ha dado a su Hijo, su Vida Pasión ,Muerte y Resurrección ¿cómo no nos dará en Él todo lo demás?

No dice San Ireneo que ” La gloria de Dios es la salvación del hombre”?

Pues “Padre: glorifica tu Nombre”

Domingo XX Ordinario, ciclo C