DOMINGO-17B

domingo, 22 de julio de 2012

29 JULIO 2012
DOMINGO-17B

JUAN 6,1-15: MULTIPLICACION DE PANES Y PECES.

4 comentarios:

Paco Echevarría at: 22 julio, 2012 13:30 dijo...

DE LO POCO Y DE LO MUCHO (Jn 6,1-15)

Juan reaparece este domingo para contarnos el milagro del pan y de los peces. Y lo hace con el estilo que le es propio: lleno de evocaciones y resonancias del Antiguo Testamento. Primero nos muestra la incapacidad de los discípulos para satisfacer la necesidad de la gente -cinco panes y dos peces es mucho para uno, pero poco para muchos-. Luego nos dice que eran cinco mil hombres -cincuenta era el número de las hermandades de profetas: el grupo de los discípulos será un pueblo de profetas-. Y añade que había hierba en el lugar -el Buen Pastor va a alimentar a su rebaño-. El mensaje es evidente: Jesús toma en sus manos la generosidad humana y multiplica por mil su eficacia de modo que los dones del Reino sacien tanto al antiguo como al nuevo pueblo de Dios. La generosidad de los hombres sólo es un signo de la infinita generosidad del Creador.

A la luz de este relato es inevitable pensar en nuestro mundo donde la abundancia de unos contrasta escandalosamente con la escasez de otros, pues, hay pocos que tienen mucho y muchos que tienen poco. En el relato, el joven del milagro renunció a lo suyo y así pudo comer él y todos los demás. Si hubiera pensado que más vale un estómago lleno que cinco mil vacíos, no hubiera habido milagro. El evangelista advierte que Jesús -sólo él- sabía lo que iba a pasar. El joven no midió las consecuencias de su gesto: fue generoso, sin más. Tal vez pensó que no era justo tener de sobra mientras los demás estaban desfallecidos. Tal vez sólo pretendió ser solidario en la necesidad. Jesús da la vuelta a la situación y hace ver que lo que parece pérdida no es sino el principio de una gran abundancia, como la muerte del grano no es acabamiento, sino comienzo de la espiga.

Es penoso que, después de tanto tiempo -casi dos mil años- aún no hayamos entendido la lección y mientras una parte del mundo se muere de hambre, otra hace regímenes de adelgazamiento. En la etapa del desierto Israel aprendió que sólo es necesario lo suficiente y que es inútil -y signo de ambición- acumular. El maná que se guardaba, se pudría. ¿Qué pasaría si un día el mundo fuera un desierto y la humanidad un solo pueblo en el que fuera inútil guardar nada para luego? ¿Para qué serviría la ambición o la competencia? En los primeros siglos los Santos Padres así lo entendieron. Creo que fue el Crisóstomo quien dijo a los cristianos -a los de entonces y a los de ahora- que la ropa que se apolilla en el armario es del que tiene frio y la comida que se pudre en la alacena es del que tiene hambre. Bien sabían entonces que sólo la renuncia hace posible la posesión; que las necesidades de los hombres son más importantes que la posesión de las cosas; y que ser es más hermoso y gozoso que poseer.

FRANCISCO ECHEVARRÍA

Luis Dominguez at: 22 julio, 2012 20:25 dijo...

En nuestra sociedad española nos encontramos en tiempos de precariedad creciente y de recortes. Cada semana un recorte nuevo por parte del gobierno, y un avance en las perspectivas económicas de hundirnos en el pozo sin fondo de la crisis generalizada. En estos momentos muchas personas buscan y necesitan una voz de alternativa y de liderazgo y también miran con ojos de búsqueda a Jesús de Nazaret. Y Jesús, también hoy, nos pide que con tranquilidad nos sentemos a escucharlo.

En el relato de la multiplicación de los panes y los peces del evangelio de Juan comprobamos que la escucha de la Palabra y el compartir son dos hechos que van unidos indisolublemente, y el compartir, a pesar de la precariedad produce la suficiencia. No es posible escuchar la Palabra de Dios y vivirlo de forma aislada y alejado de las llamadas y deseos de los demás. Donde hay solidaridad, donde lo que se tiene se pone al servicio de todos, allí se hace presente de forma revolucionaria y alternativa la Palabra de Dios.

Aprendamos con la lectura pausada del pasaje de “los panes y peces para todos”, a sentarnos con tranquilidad a escuchar la Palabra de Jesús, también en medio de la precariedad y los recortes, y pongamos todo lo que podamos al servicio de la comunidad, que sin duda será mucho más de lo que pensamos, si está vivido de forma solidaria y compartida.
Luis Dominguez

Maite at: 25 julio, 2012 12:16 dijo...

En los evangelios cuando Jesús levanta los ojos y mira, siempre ve qué necesita la gente, aunque sea una multitud. Esta vez pone en un aprieto al bueno de Felipe. Bueno y práctico, pues echa cuentas enseguida armando sumas y divisiones entre denarios, panes y gente. Y las cuentas no salen, claro...

Jesús, como contable, un desastre. Pero eso sí: aprovecha todo lo que hay, cinco panes y dos peces. Tan poca cosa y no le para en las manos. Se pone a repartir y va y sobra y todo. Eso sí, lo primero dar gracias. Que todo es don del Padre. Y con eso se hacen maravillas. Se repite el milagro de Eliseo, pero a lo grande. Porque Dios es así en sus dones, que sobrepasan, con mucho, nuestras expectativas, que son abundantes y magníficos... De lo que sobra nada se desperdicia, ni los pedazos. Todo se recoge y se guarda. Todo se aprovecha.

La gente era, y somos, así. Siguen a Jesús porque han visto los signos que hace. Luego, de bruces con la cruda realidad echamos mano de la lógica matemática sin contar con lo poco que ya tenemos entre manos y para todo. Es demasiado pequeño... Y no sabemos qué quiere decir que Dios es "todopoderoso". Después, para poner la guinda, la gente quiere llevarse a Jesús para proclamarle rey. Una idea estupenda: se le amarra al trono de un lugar concreto y así tenemos a nuestra disposición a alguien que da de comer gratis y en cantidad a mucha gente.

Pero Jesús no quiere ser rey. No ha venido a eso, sino a servir, a despojarse de su rango y condición divina, a ser uno de tantos... Eso que todos queremos superar y evitar a toda costa.

Es bueno contemplar esta escena evangélica tan conocida olvidando que ya nos la sabemos. Aprenderemos a mirar como Jesús y a ver lo que Él ve. Veremos aquí y allí, ayer y hoy, como se multiplica, en medio de la acción de gracias, nuestra poca cosa. Y entenderemos por qué no es camino deseable ser rey. Si no acabamos de verlo y la tentación arrecia siempre es bueno retirarse a la montaña solos. Para centrar las cosas desde dentro y desde Él.

Anónimo at: 28 julio, 2012 18:38 dijo...

La primera y tercera lectura de hoy, podemos ponerla en relación con los Hechos de los Apostoloes (2,44)"TODOS LOS CREYENTES VIVIAN UNIDOS Y COMPARTÍAN CUANTO TENÍAN"
decir que no tenemos, que la vida está muy apretada, que cada vez nos dan más vueltas y ya no podemos, eso no es mas que excusas para no compartir, para no estar, para no darnos en definitiva. Dicen un refrán que en la casa del pobre siembre sobra y el Evangelio y la primera lectura le dan la razón a este dicho popular.
Si compartimos, si nos damos, siem pre sobrárá y siempre aumentará la alegria de todos, pero este darse y compartir también tiene que ser objetivo de la propia Iglesia, pues ¿cuanto tenemos de superfluo de nuestros templos e instituciones? y ya lo decía Juan Pablo II que si necesario fuere habria que desprenderse de ello (S.R.S nº 31).
Como dice otro comentarista, despues de tanto tiempo no hemos aprendido la lección y seguimos acumulando y nos lamentamos porque se pierde un codice que es incalculable, pues ahora que ha aparecido ¿cuanta necesidad podría remediar?
Iniciamos el Evangelio del Pan de Vida y no podemos comer de ese Pan, si otros no pueden subsistir en lo necesario ""¿ Dónde compraremos panes para que coman todos ellos?""
Pues empecemos a ser creativos en la caridad como igualmente decia el beato Juan Pablo II y empecemos por pregunatarnos ¿yo qué puedo hacer?
Esto dice el Señor (1ª lect) comerán y sobraran, pero habia que darle el pan y ese pan tendrá diversas formas, escuchar, ayudar, dar, compartir tiempo, compartir bienes, estar....... de mil formas con el que nos necesite, pero estar.
J.A.