DOM-31-B

domingo, 25 de octubre de 2015
1 NOVIEMBRE 2015
FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS           

Mt 5,1-12a. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo

4 comentarios:

Paco Echevarría at: 25 octubre, 2015 18:56 dijo...

BIENAVENTURADOS (Mt 5,1-12)
Sorprendentes y difíciles, las bienaventuranzas son uno de los textos más genuinos del evangelio. Cuando Jesús las proclamó ante la multitud, debió causar estupor y hasta irritación en más de uno. Hoy preferimos suavizar su contenido y entenderlas como un ideal inalcanzable, como una utopía hacia la que se camina con la conciencia de que nunca lograremos realizar su contenido. La Iglesia las proclama en esta fiesta para recordar a los cristianos el ideal del evangelio anunciado por Jesucristo.
La dificultad de estas máximas radica en que su contenido choca con la mentalidad del ambiente. ¿Quienes son hoy admirados y considerados dichosos? Los ricos, los que se dan una buena vida, los poderosos, los famosos, los que pueden imponer su voluntad, los que viven sin problemas... Más aún: alguno hasta piensa que la doctrina del sermón de la montaña es una invitación a la sumisión, a la resignación, a soportar sin quejas los males de la vida.
La verdad es que las cosas van mucho más allá: pobre de espíritu es el hombre que se presenta ante Dios sin nada que lo haga merecedor de premios o alabanzas. Por eso sólo él entiende la misericordia. El rico, por el contrario, prefiere hablar de justicia, como le ocurría a los fariseos. Jesús, al comienzo del sermón de la montaña, antes de exponer las líneas esenciales de su programa, hace un retrato de quienes formarán parte del reino y da siete rasgos de los pobres de espíritu: serán hombres sin rencores, de corazón manso y humilde; expertos en sufrimiento y, por ello, sensibles ante el sufrimiento ajeno; sedientos de que la justicia de Dios sane el corazón humano; misericordiosos y, por ello, abiertos al perdón; de corazón limpio, es decir, sin doblez, abiertos a la verdad; pacificadores, constructores de una paz estable, basada en la justicia; y perseverantes en la persecución. Es el retrato de lo que deben ser los discípulos de Jesús -un ideal difícil, pero no imposible-.
El cristiano ha de saber que hay una felicidad distinta de la que ofrece el mundo, más profunda, auténtica y estable: la que experimenta un corazón centrado en los valores del evangelio, que comprende la naturaleza efímera de todo y no se deja atrapar por nada. La Iglesia predica esta enseñanza el día en que recuerda a todos aquellos que, a lo largo del tiempo, han vivido de acuerdo con esos valores en el anonimato y con sencillez. Los santos de este día son los pobres de espíritu que han vivido en lo secreto el mensaje de Jesús y Dios, que ve en lo secreto, ha dado cumplimiento a sus más profundos deseos. La fiesta que celebramos viene a recordarnos nuestro destino y cada uno vive ese recuerdo desde su propia condición.

Maite at: 27 octubre, 2015 17:51 dijo...

En la fiesta entrañable dedicada a todos los santos la Iglesia recuerda la buena noticia de las bienaventuranzas. Los santos no son superhéroes, hombres, mujeres, jóvenes o niños superdotados o de otra pasta. Son santos porque fueron pobres, sufridos, misericordiosos, limpios de corazón; porque lloraron y tuvieron hambre y sed de justicia, porque fueron perseguidos por causa de ella, insultados y calumniados por Jesús y su Reino.

Los santos, y nosotros estamos llamados a ello, forman parte de esa muchedumbre del Apocalipsis que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblos y lenguas, que están delante del trono y del Cordero con vestiduras blancas y palmas en las manos. Son los que han llegado de la gran tribulación, después de lavar y blanquear sus mantos en la sangre del Cordero. Son los que han seguido más de cerca a Jesús, los que han compartido su pasión por el Reino, los que han cargado con su cruz camino del Calvario y han resucitado con Él. Los santos, y nosotros con ellos, han sido y somos los que buscan al Señor.

Hay algo más fuerte que la naturaleza humana, tan contraria a creer de verdad que las bienaventuranzas son buena noticia, y es el Espíritu Santo. Si le dejamos nos hará experimentar el amor que nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! Esa certeza, con la esperanza de verle, transforma el corazón para hacerlo bienaventurado.

No sale de nosotros creer que si somos pobres de espíritu será nuestro el Reino de los cielos, ni que siendo sufridos heredaremos la tierra, ni que después de llorar seremos consolados. Todo a nuestro alrededor grita lo contrario. Pero nosotros miramos a Jesús, escuchamos su Palabra y, poco a poco, van cambiando nuestra vida, nuestros valores y prioridades, nuestros anhelos...

A medida que vivamos las bienaventuranzas en la vida cotidiana, porque no podremos vivir de otra manera, sembraremos la semilla del Reino, de un cielo nuevo y una tierra nueva. Y muchas cosas, pequeñas y grandes, irán cambiando a nuestro alrededor. Aunque no nos demos cuenta.

juan antonio at: 30 octubre, 2015 11:49 dijo...

Según el texto de S. Mateo, pasados los primeros capítulos de la infancia, bautismo y las tentaciones en el desierto, al principio de su revelación del Reino de Dios, nos hace público su programa del seguidor de Jesús, como debe ser ese seguidor, como debe conformar su vida a la vida del Maestro y nos propone un proyecto, aparentemente terrible, podríamos decir que es el proyectos de las contradicciones, dichosos si eres pobre, si lloras, si te insultas, su sufres. Si.....y así hasta la persecución.
El proyecto recoge todas las vicisitudes de nuestra vida en las que carecemos o somos insultados, perseguidos, porque cuando todo nos va bien, la salud, la vida, las relaciones sociales,, cuando todos te admiten en sus círculos, todo es coser y cantar, pero Jesús no quiere que seamos felices solo en esas circunstancias favorables, sino en todas las que la vida comporta y cómo, pues como decía una vez un sacerdote en una homilía, explicando las bienaventuranzas, cuando en todas las circunstancias de nuestra vida estemos unidos a Dios, ahí está nuestra felicidad, en la unión con Dios, entonces seremos dichosos, entonces seremos bienaventurados, porque en todo Dios está a nuestro lado, otra cosa es que nuestra indiferencia, nuestra apatía, nuestro alejamiento no nos haga ver y sentir la presencia de Dios.
Qué bonito proyecto de vida y me atrevo a decir que poca atención le prestamos en la hacerlo vida para tener esa unión con Dios, para ir desde el desprendimiento a la persecución con la alegría de que el cristiano en todo, está alegre y merece la pena ser seguidor de Jesús.
Este es el proyecto de vida que tuvieron todos aquellos que lavaron y blanquearon sus vestiduras en la sangre del Cordero, de una manera silenciosa, callada, días a día, momento a momento, los que lo dieron todo haciendo el bien.
Quien puede subir al monte santo pregunta el salmista y podemos contestar que todos los que hicieron vida este programa de vivir unidos a Dios.
María, Madre de Dios y de todos los hombres, ayúdanos a decir AMEN

Manual Martín de Vargas at: 06 noviembre, 2015 10:35 dijo...

1. La antigua costumbre de colgar del pecho un crucifijo u otra imagen religiosa se ha sustituido por iconos no religiosos o paganos; queda la alianza como expresión del amor de los esposos. Ahora aparecen con gran profusión los tatuajes; en todas partes del cuerpo.
Pero...el verdadero tatuaje se graba en el corazón. "Llévame gravada en tu corazón" dice la esposa del Cantar de los Cantares.

2. La cuestión no es: ¿cómo puedo amar a Dios? o ¿cómo puedo encontrarme con Dios?, o ¿cómo puedo conocer a Dios?, sino ¿cómo puedo dejarme amar por Dios?, ¿cómo puedo dejar que Dios me encuentre? ¿Cómo puedo dejar que Dios me conozca?
Comenzar a pensar en El como Aquel que me busca mientras yo me escondo. Entonces nuestra vida tendrá menos angustia y más confianza.
¿Estás de acuerdo?