5ºDOM-C

sábado, 2 de febrero de 2019

10 FEBRERO 2019
5ºDOM-C

3 comentarios:

Paco Echevarría at: 02 febrero, 2019 10:43 dijo...

PESCADORES DE HOMBRES (Lc 5,1–11)

En la Biblia, el mar no es sólo un lugar. Para una cultura de tierra adentro como aquella, estaba cargado de misterio y peligro. Por eso no es extraño que llegaran a considerarlo símbolo del caos y de la muerte y ámbito de los poderes demoníacos. Debido a ello, está muy presente en la vida de Jesús: camina sobre sus aguas, calma la tempestad y enseña al pueblo desde una barca, es decir, sobre sus aguas. El Mesías muestra así que los infiernos -los reinos inferiores, los demonios- no tienen poder sobre él. La escena de la pesca, que Lucas nos cuenta, muestra a los discípulos cuál ha de ser en adelante su tarea junto a él: sacar el mar -del dominio del mal- a quienes están atrapados en él. Hasta la llegada de Jesús, la lucha contra el mal había sido un bregar contra lo imposible sin obtener resultados -“Hemos pasado la noche bregando” le dicen-; a partir de él -“por tu palabra”- será un prodigio que sorprenderá a todos.

Estamos ante dos estrategias frente al mal y los males del mundo. Una está representada por los que acompañan a Jesús. Son pescadores y saben que los grandes peces suben a la superficie durante la noche y que es entonces la hora de la pesca mejor. Es la estrategia de lo humano basada en el saber, la astucia y la lucha personal en busca de triunfos. La otra es la estrategia de lo divino basada en la sabiduría de Dios, que no busca el éxito, sino el bien.

Frente a los problemas del mundo caben esas mismas dos posturas. Unos creen que es cuestión de habilidad y de técnica. La ciencia -vienen a decir- es poder y el poder es un dios al que se debe servir; todo lo que pueda hacerse debe hacerse, sin más límite que los propios límites; cuando logremos dominar todos los saberes y poseamos todas las técnicas, los males del mundo desaparecerán. La otra postura es la de los que creemos que el asunto es más complejo y que la erradicación del mal -en todas sus manifestacio¬nes- no es posible dejando a Dios de lado. El objetivo no es dominar al mundo, sino salvar a la humanidad. La lógica de lo divino puede parecer menos realista, pero, a la larga, resulta más eficaz.

No es que veamos con malos ojos el progreso técnico y científico. Pero nos dan miedo quienes hacen de ello un absoluto. No es el religioso el único fanatismo posible. También hay un fanatismo científico y un fanatismo político y cultural y... La planta del fanatismo y la intolerancia -con los extremos que conlleva- puede crecer en todos los campos. Tenemos, por desgracia, demasiadas pruebas de que lo que un fanático puede hacer a sus semejantes cuando pierde la conciencia del límite y justifica cualquier cosa que contribuya a sus intereses. La única manera de evitarlo es no perder de vista que el único objetivo justo es el bien del hombre y que, por ello, las exigencias éticas deben prevalecer sobre otros intereses. No puede hacerse todo lo posible, si ello atenta contra la dignidad del ser humano.

Francisco Echevarría

juan antonio at: 03 febrero, 2019 19:18 dijo...

Las lecturas de este domingo quinto del tiempo ordinario, nos trae la vocación como tema en las tres lecturas, la de Isaías que se consideraba hombre impuro pero no obstante su disposición fue completa; la de Pablo que se tenía por el último apóstol y que por la gracia de Dios era lo que era y hacía lo que hacía y en tercer lugar Pedro y sus compañeros que con fe ciega lo dejan todo y “le siguieron”.
Tres personajes, con tres historias distintas, pero las tres con un denominador común, siguieron a Dios con sus luces y sus sombras, pero nunca dejaron de estar, ver y seguir haciendo las cosas que Dios les pedía.
Ante esta sociedad que nos come el coco, con sus silbos de bienestar, comodidad, tener, abundar y ser el primero pese a quien pese, Dios sigue llamando y sigue dándonos un mensaje a cada uno, cuya tarea tenemos que discernir en nuestro día a día, pues este discernimiento nos tendrá en permanente vela, en constante vigilancia y ello nos hará crecer.
Pedro sabía que era imposible pescar en el lago de día, pero antes las palabras de Jesús “no temas”, se lanza mar adentro, pensando, seguramente, que vendrían de vacio como toda la noche, pero no fue así y de ahí la llamada definitiva, en adelante serás, seremos, pescador de hombres.
Digo la llamada definitiva, pues Jesús era conocido de Pedro, se hospedaba en su casa, en ella curó a su suegra, y a cuantos le llevaban al atardecer después de las jornadas predicando el Reino de Dios, luego la relación viene de antes, pero es en este “hoy” de la peca milagrosa cuando son llamados los primeros discípulos conforme al relato de Lucas, aceptándolo como Señor y Maestro de forma radical, “dejándolo todo, lo siguieron”.
Esto nos tiene que llevar a pensar en nuestra vocación, en esa experiencia de Jesús en nuestras vidas, en mi vida y cómo son, es, mi actitud ante las continuas llamadas del Señor para hacer la voluntad del Padre que tenemos que discernir desde nuestra realidad con el Evangelio en la mano y sin excusas de que no puedo, de que soy ya mayor, de que no sé hablar, expresarme, pues cuantas veces nos dijo que el Espíritu estaría con nosotros, pero lo olvidamos con frecuencia.
Rema mar adentro, déjate guiar por la Palabra de Dios que viene a nosotros como rocío mañanero para que nuestra alma levante los ánimos y emprenda el camino de cada día, cada uno “según su capacidad” (recordemos la parábola de los talentos, Mt 25,14-30) y a trabajar por el Reino de Dios, haciendo que esa Buena Noticia, ese Amor de Dios llegue a toda la humanidad, pero tú, yo…..encárgate de que llegue a esos de los que te harás, me haré, prójimo.
Con el salmista te doy gracias de todo corazón, porque cuando te invoqué, me escuchaste. Gracias, Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a decir ¡AMEN!

Maite at: 05 febrero, 2019 22:25 dijo...

¿No has experimentado qué se siente después de pasar la noche bregando sin coger nada, y cómo es el Señor el que proporciona la pesca? Es su palabra la que llena nuestras redes vacías, pero solo después de haber trabajado arduamente toda la noche y sin resultado. ¿Será por fastidiar?

Lo cierto es que, para actuar, Jesús pide que pongamos antes todo lo que tenemos, como en la multiplicación de los panes y los peces, o todo el esfuerzo en nuestro trabajo de que somos capaces. Todo don nos viene de él, pero no sin nosotros. Por eso, antes de echar las redes para pescar, rema mar adentro. Deja la seguridad de la orilla, la comodidad del territorio conocido, afronta riesgos y supera marejadas y tempestades. La fe, la esperanza y el amor te dicen que Jesús va en la barca, aunque el viento y las olas te impidan verlo bien.

¿Qué te empuja en tu misión de echar las redes? La llamada del Señor a ser pescador de hombres. A lo mejor eres como Pablo, el menor de los llamados. Como él tendrás que trabajar de firme, y la gracia de Dios lo hará contigo. Por eso, a pesar del miedo inicial, como Isaías, la llamada te empujará a responder: “Aquí estoy, mándame”

Y con el salmista reconocerás, en tu acción de gracias, que el Señor, por su misericordia, completará sus favores contigo, porque no abandona la obra de sus manos.