DOM-05B

sábado, 30 de enero de 2021
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2 comentarios:

juan antonio at: 01 febrero, 2021 09:01 dijo...

Hoy el Evangelio nos da las claves del cristiano y la misión a que ha sido llamado.
Estas claves no son otras que la acción y la oración, podíamos decir que todos estamos llamados a ser contemplativos en nuestra vida, pues estas son la identidad de los llamados a tal vida, ora et labora.
Jesús después de la sinagoga, se retira a casa de Pedro donde cura a la suegra y a todos los que le traen a la puerta, reintegrando a aquellos sufrientes a la dignidad perdida, por la enfermedad o por cualquier tipo de males, para Él el hombre es el centro de su actuación y de sus enseñanzas, la dignidad de todos los que sienten necesidad en sus vidas.
Por eso nosotros, sus seguidores, tenemos que hacer nuestro el afán de Jesús de sanar y reintegrar al hombre a la sociedad, como hijo de Dios, en toda su plenitud y para ello tenemos que tender la mano, prestar oído, estar dispuesto y en disposición de hacer lo mismo. No haremos milagros, pero esos serán nuestros milagros, tratar a todos como hijos de Dios en su dignidad remediando sus males en nuestras posibilidades.
Por otra parte, no olvidemos que todo eso lo tenemos que llevar a la oración, presentándolo al Señor con nuestra alabanza y acción de gracias, porque solos no podemos, tenemos que contar con el Él, como nos dice en el Evangelio de S. Juan, “”sin mí no podéis hacer nada””, necesitamos ese trato diario con Él.
La oración no es ás que salir de nuestras tareas ordinarias o desde ellas, elevar nuestro corazón a Dios y Él actuará, como nos dice el salmista (Sl.36).
“Todo el mundo te mbusca” le dijo Pedro y los demás, quizás con ánimo de explotar el éxito de la sinagoga, no esperando la respuesta de que hay que ir a otros sitios, a otras personas que esperan que también nosotros le hablemos del Reino, con palabras y con nuestra vida, pero sin miedo y sin respeto a nadie, pues parece que nos da vergüenza hablar de Dios a cualquiera, cuando Jesús nos da ejemplo de su hablar y hacer abiertamente, era el cumplimiento de la voluntad del Padre y basta, cosa que nostros tenemos que tener en cuenta desde el respeto al otro y desde una verdadera humildad.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a decir ¡AMEN!

Maite at: 03 febrero, 2021 16:06 dijo...

El discurso de Job podría muy bien ser el de cualquiera de nuestros vecinos, amigos o familiares; o el nuestro, en estos tiempos y en todos...

El salmista, en cambio, tiene una experiencia distinta de Dios: es quien sana los corazones destrozados.

Una experiencia que probablemente comparte Pablo, y que hace que se sienta urgido a anunciar el Evangelio, y a hacer todo lo necesario y más, por esa causa.

También Jesús es urgido por el amor del Padre, por su pasión por el Reino a sanar, liberar, curar; a servir a todos, y de modo especial a quienes más lo necesitan.

Es curioso, por no usar otra palabra, que no pocos cristianos culpen a Dios de la pandemia, de utilizarla como castigo por nuestros pecados, nuestros errores y limitaciones a la hora de administrar este mundo y sus recursos; por no haber aprendido a comportarnos y vivir como hermanos.

No necesitamos que ningún castigo venga de fuera, mucho menos de Dios. Nuestros actos tienen consecuencias, y nuestra forma de vivir también.

Aún desconocemos con certeza de dónde viene este virus, pero lo cierto es que para acabar con nosotros como especie no lo necesitamos. Nos bastamos solos.

Contemplemos a Jesús en los evangelios, qué dice y qué hace, cómo y por qué. Y encontraremos que de él solo podemos esperar amor incondicional, curación, liberación y salvación. Y que vivir según el Evangelio nos lleva a la plenitud humana, el gozo y la paz.