PENTECOSTES-B

sábado, 15 de mayo de 2021
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3 comentarios:

Paco Echevarría at: 15 mayo, 2021 09:00 dijo...

LA FUERZA DE LO ALTO (Jn 20,19-23)

Pentecostés es la fiesta de la plenitud porque es el final de la Pascua y porque marca el comienzo del anuncio del Evangelio a todos los pueblos de la tierra. Para entender este acontecimiento hay que verlo como contrapunto del relato de Babel que aparece en el libro del Génesis. Dicho relato es una profunda reflexión sobre el totalitarismo como causa de los enfrentamientos, divisiones y falta de entendimiento entre los hombres. La pretensión de escalar el cielo para sentirse un dios siempre ha sido, aparte de ingenua, extremadamente peligrosa, porque genera rivalidad, desconfianza, incomunicación... La soberbia es la semilla de todos los males. Pentecostés es la antítesis de Babel y muestra un movimiento de convergencia entre los pueblos: hombres, venidos de todo el mundo, se entienden con el lenguaje del Espíritu porque tienen un solo corazón.

Pero hay que tener en cuenta que no se trata de la unidad construida a base de intereses personales o de grupos, en una especie de reparto de influencias e intercambio de mercancías, sino la unidad que brota del interior, es decir, de la conciencia de que todos somos uno y de que todo lo que se refiere a los otros se refiere también a uno mismo. El símbolo del árbol es profundamente ilustrador: por muchas que sean las hojas y las ramas, todas se unifican en el tronco y es eso lo que las mantiene vivas porque la savia viene de abajo.

Para llegar a esta visión de las cosas, hay que elevarse muy alto, hay que tener miras muy elevadas y ser capaz de ver el conjunto. A medida que nos elevamos a planos superiores, las particularidades, las diferencias, desaparecen. Quienes han tenido la suerte de viajar en naves espaciales saben que desde el cielo sólo se ven los continentes y que las fronteras no existen. Por eso se puede decir que los nacionalismos exacerbados, los racismos y otras cosas por el estilo son indicio de una mente raquítica y de miopía mental.

No es que lo individual o lo particular no cuente. Esto llevaría a la negación de los derechos del individuo. De lo que se trata es de comprender que los rasgos y elementos personales sólo tienen sentido si los situamos en el conjunto. Una vez más tenemos que defender el equilibrio entre la parte y el todo, entre el individuo y el grupo, entre el ser uno mismo y el ser con los otros, entre lo particular y lo universal. Radicalizarse en un extremo implica inestabilidad porque se pierde el equilibrio.

En Pentecostés no se unifican las lenguas, pues cada uno conserva la suya, pero todos entienden el discurso de Pedro. Lo plural -las lenguas- se equilibra con la unidad -el discurso-. ¿Tan difícil es comprender esto? Debe serlo porque, de lo contrario, lo que resulta difícil es entender el discurso de más de un político empeñado en sembrar la división y crear enfrentamiento con todos los que piensan, sienten, optan y viven de un modo diferente al suyo. ¿Tan inseguros están de lo propio que sólo saben defenderlo destruyendo lo ajeno?

Francisco Echevarría

juan antonio at: 18 mayo, 2021 09:37 dijo...


Hoy es la festividad del Espíritu, su Venida, la que Jesús les anuncia, conforme se proclamaba el Domingo pasado en la lectura de los Hechos, “no os alejéis de Jerusalén, aguardad a que se cumpla la promesa de mi Padre”, hoy se cumple la promesa del Padre, el Espíritu irrumpe en la historia de la Iglesia y aquellos hombres se comen el mundo, transformados por la fuerza del Espíritu.

Jesús nos deja un don y una tarea:
El don es el regalo del Espíritu que nos hace vivir la Vida de Dios Padre revelada por el Hijo, y nos lleva al conocimiento de cuanto nos dijo, a la verdad completa, en la espera siempre de que estemos dispuesto a ese encuentro, a esa experiencia que nos llena en plenitud.
El Espíritu tenemos que sentirlo y vivirlo, sentir y vivir la Fuerza de Dios que nos renueva cada día.
Hay una canción que dice así:

“”Se siente aquí, se siente aquí,
el Espíritu de Dios se siente aquí,
y los hombres de la tierra
glorifican al Señor””.

Qué sentimos cuando nos levantamos, cuando nos enfrentamos a la creación abierta para nosotros, regalo de Dios, Padre Bueno, para disfrute de la humanidad; qué sentimos cuando vemos que nos dan muestra de cariño, de alegría, de gozo, cuando nos quieren, en una palabra.
Todo es del Espíritu, Fuerza y Vida y depende de nosotros vivirlo o pasar simplemente, como se suele decir, vamos al templo y ……. ¿ya está?

Nos da una tarea, la construcción del Reino, el estilo nuevo de vida que muchos, como traje viejo, lo tenemos ya gastado, ponemos excusas y más excusas, pero es con nuestra vida simplemente, cuando no podamos otra cosa, con lo que tenemos que arrimar el hombro “y vosotros seréis testigos de esto”, pues seguimos, muchos, sin enterarnos. ¡Despierta! ¡Despertemos!

Se dice, y es verdad, (no sólo por la pandemia) que los templos están vacios, que la juventud ha dejado las practicas y la fe y es verdad, pero antes de escandalizarnos, tenemos que ver qué Evangelio le hemos dado, qué formación han recibido, le hemos dado Vida y Alegría, o le hemos hablado en negativo (todo pecado, todo malo…) y hemos desplegado una tarea completamente vacía o tan artificiosa que es imposible de entender y de vivir, cuando hasta los más humildes, en su día y hoy lo entienden, simplemente porque hay que tener el corazón abierto.

“”Lo que necesita hoy la Iglesia no es sólo reformas religiosas y llamadas a la comunión. Necesitamos experimentar en nuestras comunidades un "nuevo inicio" a partir de la presencia viva de Jesús en medio de nosotros. Sólo él ha de ocupar el centro de la Iglesia. Sólo él puede impulsar la comunión. Sólo él puede renovar nuestros corazones””.
Pidamos que el Espíritu nos conceda sus dones y frutos (Isaias 11,2 y Glt. 5,22-23) para cumplir nuestra tarea, tarea de renovación en el Espíritu para mí y para todos.
Recemos y meditemos la Secuencia que este día se proclama en la Eucaristía, llena de Vida y de Amor.
Recemos con el salmista “Bendice alama mía al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres”
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, Santa Virgen del Rocío, ayúdanos a vivir la Vida en el Espíritu, con el amor del Padre y la Gracia de tu bendito Hijo, ¡AMEN, ALELUYA!

Maite at: 18 mayo, 2021 18:01 dijo...

Podremos ser más o menos conscientes de él, podrá seguir siendo el gran desconocido… pero ESTÁ. Y ni la incredulidad ni la indiferencia quitan un ápice a su fuerza y su luz.

Siempre habrá quienes se junten en un cenáculo improvisado al amparo de un buen rato de oración en común. Y allí, urgido por la necesidad de recrear la unidad donde reina la locura de una gran diversidad, se hará presente: como brisa, como viento, como fuego o como agua, pero llegará. Y ningún esquema ni programa; ni normas, ni ambiguas ni claras, podrán frenar su ímpetu ni aherrojar su lluvia de gracia. Aunque le pongan puertas, cerrojos y ventanas.

Nadie puede parar su aliento de vida, ni su pálpito en cada ser, ni su gozo en el alma que canta.

Pero no lo busquéis en las divisiones, las grandezas y el poder, en la prepotencia del individualismo o la soberbia del tener. Solo encumbra o distingue al que quiere, con una única misión: servir al bien común. Con él siempre ocuparás el último lugar.

Puedes resistirte a él o dejarte llevar, mover, inspirar, alentar. Puedes vivir según él o al margen. Lo primero nunca será fácil, lo segundo sí, pero te aleja del camino, la verdad y la vida. Abrirá tu mente y tu corazón a horizontes insospechados. Te sacará de ti y te llevará al límite, a la frontera, a caminos sin hollar. Nunca lo podrás controlar ni domesticar, amaestrar ni servirte de él. Y aunque puedas, nunca lo sofoques, ni en ti ni en los demás. Es el único que puede formar a Jesús en ti y en ellos.