DOMINGO 26-A

viernes, 22 de septiembre de 2023
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5 comentarios:

Paco Echevarría at: 22 septiembre, 2023 23:39 dijo...

DECIR Y HACER

La entrada de Jesús en Jerusalén y la purificación del templo fue el comienzo de una confrontación abierta con las autoridades religiosas de Israel. Mt 21-23 explica el alcance de la misma y, de alguna manera, prepara el desenlace final de Jesús. La parábola que se lee este domingo está dirigida contra los sacerdotes y los escribas y pone al descubierto la diferencia entre lo que se dice y lo que se hace. Jesús, siguiendo la tradición de los grandes maestros, enseña que, en los asuntos de Dios, no deciden las palabras, sino las acciones. Ya anteriormente había dicho que no entra en el reino el que invoca a Dios, sino el que cumple su voluntad (Mt 7,21).

La palabra es importante, pero se convierte en una trampa para aquellos que se limitan a ella. Simeón, un discípulo del gran rabino Gamaliel, decía: “Me he pasado la vida entre los sabios y no he encontrado nada mejor que el silencio. Lo importante no es hablar, sino actuar, pues, el mucho hablar conduce al pecado”. La aplicación que hace Jesús de la parábola resulta realmente dura: dice a los personajes religiosos de su tiempo que los pecadores y las prostitutas -los que al oír a Juan preguntaban: ¿Qué tenemos que hacer? (Lc 3,10)- entrarán antes que ellos en el reino de los cielos.

Pero la cosa no queda ahí. Jesús intercala la parábola entre dos preguntas. La primera -¿Qué opináis de este caso?- es una invitación a juzgar el hecho según los principios de la época. En este sentido el juicio no daba lugar a dudas: el hijo mejor es el segundo porque, aunque no cumple su palabra, reconoce la autoridad del padre, no le falta al respeto. El otro, si bien es verdad que al final cumple, sin embargo ha faltado al respeto a su padre por negarse a obedecerle. Éste ha puesto en entredicho la honorabilidad de su padre, mientras que el otro sólo pone en entredicho su propia honorabilidad. La segunda -¿Quién cumplió la voluntad del padre?- les obliga a ver las cosas de otra manera: lo importante no es actuar de acuerdo con las costumbres, sino obrar según la voluntad de Dios. La perspectiva evangélica es bien clara: ¿De qué sirven las palabras, si después la vida no responde a ellas? A Jesús se le acusó de relacionarse con gente de mala vida y él se defendió proponiendo un modo nuevo de afrontar la vida: lo que realmente importa no son las convenciones externas, sino la actitud interior; lo que cuenta no es lo que un hombre dice, sino lo que hace. Es su vida la que da legitimidad a sus palabras y no al revés.

El texto tiene un profundo sentido cuando se trata de la vida religiosa, pero tiene aplicaciones a la vida social, política y económica. Hoy sufrimos una inflación de palabras y de promesas en muchos campos y esto hace que la palabra haya perdido valor. Por eso para ver lo que un hombre guarda en su interior miramos su vida. La palabra fácilmente encierra mentira; la vida, difícilmente. Lo triste es que muchos no lo ven y se dejan seducir por cantos de sirenas que les llevan a estrellarse contra las rocas.

Paco Pérez at: 29 septiembre, 2023 16:48 dijo...

AYUDAR A LOS ÚLTIMOS. LO QUE HACÍA JESÚS
Escuchar o leer la palabra de Dios de vez en cuando, cada semana o a diario no es suficiente, si nuestra creencia es tan débil que no nos transforma, pero sí nos acostumbra a vivir indiferentes ante los dramas que Él sí arreglaba. Lo dicho podemos comprobarlo cuando caminamos rodeados de personas y pasamos de largo cuando alguien se nos acerca solicitando nuestra ayuda… ¿Por qué nos mostramos insensibles?
Porque las enseñanzas cristianas recibidas no nos mostraron a Jesús de manera correcta y esa posibilidad, tal vez, nos haya deformado la imagen verdadera de su mensaje… ¡Ayudar al necesitado!
La diferencia está en que Él “decía” y “hacía” pero nosotros decimos y después hacemos poco, nos hemos acostumbrado a blanquear mucho la fachada y a limpiar poco el interior. Ante esta práctica… ¿Necesitamos arrepentirnos y cambiar o estamos convencidos de que actuamos bien?
Cuando se vive en tiempos convulsos y no se viaja al pasado podemos creer que todo marcha bien y que nada se va a ir al traste pero si lo hacemos con la ayuda de la Biblia comprobaremos que en tiempos de Jesús la sociedad también sufría los problemas que les ocasionaban los poderes políticos, incluso los dirigentes religiosos, haciéndoles vivir en un clima de opresión e injusticia.
El evangelio nos propone discernir entre quién actúan bien y quién no… ¿Cómo?
Recordando que Jesús golpeó a los vendedores del Templo para denunciar las prácticas abusivas de los poderes públicos y que esa acción la hizo para enseñarles que no bastaba con aceptar la Ley de Dios si después no la practicaban, no se arrepentían y seguían actuando de manera incorrecta.
Con las parábolas les enseñó que los incumplidores que se arrepentían eran perdonados pero los que daban las normas y después no cambiaban, como es lógico, no estaban en el buen camino.
Jesús, al contrario que ellos, tenía un gran respeto por la Ley y los Profetas, les hablaba de la realidad que había a su alrededor y, para mostrarles el Reino y su justicia, les pedía predicarlo por todos los pueblos de manera entendible con ejemplos sencillos, inspirados en las realidades de su entorno.
Las personas, a veces, tenemos la creencia de sentirnos abandonadas por Dios, ocurre cuando la adversidad nos golpea. A Jesús le ocurrió en el Huerto y, si nos remontamos a los tiempos de Ezequiel, también encontramos los reproches que el pueblo hizo a Dios estando deportados en Babilonia. Ezequiel intervino y les aclaró el error de sus lamentaciones hacía Dios.
Jesús les hablaba del Reino, un lugar desconocido que no se parecía en nada al suyo pues en él los poderosos convivían con los poderosos y marginaban a los pobres pero en el nuevo Reino todo sería al revés, ellos serían los primeros y los poderosos no entrarían o serían los últimos.
Jesús les hablaba así porque las autoridades no respetaban las leyes humanas ni divinas pero sí les hacían pagar impuestos abusivos y cumplir los preceptos del judaísmo y las costumbres sociales y culturales. Les enseñaba que ese no era el camino y por eso realizaba otras acciones, contrarias a las oficiales: Sentarse a comer con los pecadores; aceptar algunas mujeres como discípulas, cuando las tenían marginadas; no les aconsejó romper con la ley del sábado pero sí les enseñó, con la práctica, qué era prioritario hacer en ese día y qué no…

Maite at: 30 septiembre, 2023 16:53 dijo...

Este domingo la llamada de atención de Jesús se dirige a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo; los más piadosos y ejemplares, los que podían, o eso creían, erigirse como maestros para los demás, como referencia a la hora de vivir la fe y relacionarse adecuadamente con Dios. En su fuero interno son sus mejores hijos.

Y llega Jesús y los/nos enfrenta a los últimos, los marginados y excluidos por la institución porque no cumplen ninguno de sus requisitos. Son los que habitualmente dicen no a todos sus requerimientos en forma de normas y mandamientos; los habitualmente llamados pecadores.

Pero Jesús ve el corazón y lo que anida escondido en las entretelas de las entrañas. Y sabe que son precisamente estos los que se conmueven ante las palabras de los profetas y enviados; los únicos capaces de cambiar de conducta y camino en la vida. Son ellos los que rectifican, enmiendan su propia plana y se corrigen. Son los que, a su tiempo y a su propio ritmo, acaban cumpliendo la voluntad de Dios.

Ezequiel ya advierte que cada uno es responsable de su proceder y de las consecuencias que se siguen. El salmista prefiere contar con Dios para discernir el camino a escoger. Y Pablo opta por aleccionar a los Filipenses mostrando el camino seguido por Jesús: el abajamiento y la entrega de sí mismo para ponerse al servicio de todos.

La voluntad del Padre y la invitación a trabajar en su viña siempre estarán ahí. La decisión y la respuesta son nuestras.

juan antonio at: 05 octubre, 2023 19:58 dijo...

Dm 26 To 01.10.23

Hoy el evangelio nos trae como tema central, la coherencia, pues no por decir cumplimos con nuestro vivir el estilo de Jesús sino haciendo la voluntad de Dios y por eso nuestra vida no tiene que ser solo una serie de ritos y cultos sino que en el alma de todos tiene que estar nuestro discernimiento de que es lo que quiere Dios de mi ahora, mañana o en mi, nuestro futuro.
Lo primero es la escucha, qué me dice Dios, es donde entra mis discernimiento y luego hacerla, esto resume la parábola:escuchar y hacer.
Y claro para está para escuchar tenemos que tener nuestro corazón abierto a Dios y a los hermanos.
Y cuál es la voluntad de Dios” que no pierda ninguno de los que has dado”, es decir la salvación de la humanidad, llevar su Reino a todos.
S. Pablo nos da unas pautas partiendo de que nos une un mismo Espíritu y entrañas de misericordia:
“Manteneos unánimes y concordes, , en un mismo amor y en un mismo sentir, lo que nos dijo Jesús en la última cena “Padre que todos sean unos” y cabe preguntarnos si los seguidores de Jesús somos uno o cuantos y basta una mirada al panorama -cristiano- para ver que no somos “uno” sino una miriada.
Y eso que las Eucaristías de cada día pedimos, después de la consagración, por dos veces por esa unidad: te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad…. Y por otra parte… acuérdate, Señor de tu Iglesia … y llevala a la perfección por la caridad.
Si S. Pablo, no obréis por rivalidad ni ostentación y aquí podíamos sacar todo lo superfluo que acumulamos en nuestro seguimiento….
Dejaros guiar siempre por la humildad y considerad siempre superiores a los demás: realidad de nuestra vida, de lo que somos, valemos….. al servicio de los hermanos.
No os encerréis en vuestros intereses…. Seamos generoso, samaritano, con nuestra mirada y mano tendida.
Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo …… hasta el extremo, como hizo El.
Llevemos así nuestra escucha y nuestra practica de la misma, haciéndola viva entre nosotros, todos, pues todos somos hijos de Dios.
Recemos con el salmista y sintamos nuestro rezo: Señor, enseñame tus caminos, recuerda que tu misericordia y tu ternura son eternas…
Gracias,Señor, por todo.
Santa María, madre de Dios y Madre nuestra, enseñame a decir ¡AMEN!

juan antonio at: 05 octubre, 2023 19:59 dijo...

P.D. Este comentario sale tarde por problemas del que suscribe, pero estaba en su fecha
Saludos