4ºDOM-PASCUA-B

sábado, 13 de abril de 2024
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3 comentarios:

Maite at: 15 abril, 2024 22:08 dijo...

POR ESTO ME AMA EL PADRE, PORQUE YO ENTREGO MI VIDA
Basta con echar un vistazo a las noticias referentes a la vida política del país, de todos los países; o a los problemas de los profesores y maestros con los alumnos, o de autoridad de los padres con los hijos, para darse cuenta de que hay una crisis profunda de pastores; también en la Iglesia, como se evidencia en muchas de las medidas que toma Francisco y en muchos de los discursos que pronuncia. Todos recordamos cómo pedía pastores con olor a oveja y cómo alerta contra el carrerismo a los eclesiásticos.

Nosotros, seguidores de Jesús, tanto obispos como sacerdotes, religiosos o laicos, todos somos, de una u otra manera, pastores, pues todos tenemos a alguien a nuestro cargo a quien amparamos, alimentamos de una u otra forma y cuidamos. Y todos hemos de mirarnos en un solo y mismo espejo: en Jesús.

En una Iglesia sinodal, pues no puede ser de otra manera, y solo así tendrá futuro y será movida por el Espíritu, donde todos caminamos juntos, es necesario y urge revisar los modos de liderazgo. Hoy, más que nunca, quien ejerce de pastor camina junto al rebaño y es uno con él, sin estar jamás por encima ni prescindir de él en la toma de decisiones.

El pastoreo no se puede entender desde una estructura piramidal, donde quien porta el cayado está en la cima y todos los demás por debajo. La estructura es circular, como el dibujo que forma Jesús sentado a la mesa con sus discípulos, cuando los llama amigos y se ciñe la toalla para lavarles los pies.

En una Iglesia sinodal quien detenta la autoridad escucha al resto para discernir con todos ellos los caminos a recorrer, los pastos con que alimentarse, los rumbos que tomar. Conoce a cada uno y todos le conocen y le aman. Es el primero en estar dispuesto a dar la vida y, de hecho, la entrega cada día, poco a poco, calladamente, gota a gota o a jirones. Pero, también los demás asumen esa entrega por todos.

¿Cómo entrega uno/a la vida en el fragor del día a día? Como lo hacen una madre o un padre: dejándose el pellejo por cada uno de sus pequeños, olvidándose de sí para que ellos crezcan y se desarrollen en un clima de amor y paz, sacrificándose para que no les falte de nada, renunciando a tantas cosas buenas para que ellos tengan las mejores, pasando por ellos sueño, hambre si no queda otra, falta de horas de ocio y asueto, de tiempo libre y esparcimiento; negándose, en fin, a ellos mismos para afirmarlos a ellos.

Y en la Iglesia, como en la familia, o en la comunidad parroquial o religiosa, acoger al otro con misericordia en sus límites y fragilidad, escuchar con paciencia, sonreír contra viento y marea, practicar las virtudes elementales de educación en el trato, delicadeza, amabilidad, evitando el juicio, la crítica, las quejas y destemplanzas de ánimo, suponen una verdadera ascesis, muy sana, por otra parte, y una auténtica entrega de sí.

Jesús es el hombre entregado por y para todos, consciente de que por eso, precisamente, es amado por el Padre, que se ve reflejado en él. Y es que Dios es fuente y origen de la vida; Amor que no puede sino darse, entregarse, derramarse; Luz que irradia e ilumina absolutamente todo.

juan antonio at: 16 abril, 2024 12:55 dijo...

5º Dm Pascua 21.4.2024

Domingo del Buen Pastor, cuya alegoría se recoge en el capitulo 10 de Juan y cada ciclo proclama versículos del mismo, y en este año vemos los versículos 11 al 18 y en ellos se desgrana distintas claves de este Buen Pastor.

La primera es la disposición a dar su vida por las ovejas, no es como otros que nada tienen que ver con las ovejas, los asalariados y esta disposición ya la hemos meditado tanto en la Cuaresma como en el Triduo Pascual. Refresquemos nuestra memoria.

Una segunda nos trae el mutuo conocimiento, el Pastor conoce a las ovejas y éstas lo conocen a Él.
Y aquí sí que debemos reflexionar sobre este conocimiento que Jesús tiene de mi y el conocimiento que yo tengo de Jesús y como bien dice la hoja, es un conocimiento y amor, tan excelso que es como el que une al Hijo con el Padre, todo ello porque al final siempre el examen será sobre el amor, amor no sentimental, sino amor hecho obras, el amor hecho entrega, el amor hecho escucha y conocimiento de los que nos necesitan, de las ovejas desorientadas y de Jesús que nos ha entregado su Palabra y su modo de vivir y aquí es donde tenemos que empezar a discurrir nuestro conocimiento, Él nos conoce pero nosotros le conocemos, hacemos sus obras, guardamos su -único- mandamiento y amamos y…... que es para nosotros amar?
Cada cual veamos por donde discurre nuestro amor, es de lo de….. o tiene una concreción básica en mi vida en relación con Dios y los demás.

Como tercera clave, nos dice Jesús que tiene otras ovejas que no son de este redil, nos plantea la misión, misión que tenemos que ver en un doble sentido:
Por un lado aquellos que no han oído hablar de Jesús o habiendo oído hablar de Jesús no desean aceptarle como lo que es, Cristo, Hijo de Dios: es una misión no de palabra sino de palabra y obra, pues éstas acreditan aquellas.
Pero también hay quienes no están en un único redil – deseo de Jesús - sino en otros rediles, no cumpliéndose el gran deseo de que fuéramos, sus seguidores, UNO y se nos plantea el tema ecuménico, tema que parece que para la Iglesia nuestra, nos es tema prioritario, digo es mi opinión.
Sí, sabemos que hay unos señores que se dedican al dialogo ecuménico y al dialogo interreligioso, pero a nuestro nivel de cristianos de a pié hacemos poco, tan poco que aún en la semana de oración por la Unidad de los Cristianos, a penas se hace notar en las oraciones ni en las celebraciones eucarísticas, al menos esa es la percepción que he tenido, oración que nació entre los llamados hermanos separados - y no sé si los separados somos nosotros – la aceptamos tarde y creo que pasa sin pena ni gloria y leyendo el evangelio de Juan debemos de cumplir con ese deseo manifestado por Jesús, que todos seamos uno y es muy fácil nuestro orar, presta atención a la oración del sacerdote después de la consagración, en la llamada epíclesis.
“Te pedimos humildemente
que el Espíritu Santo CONGREGUE EN LA UNIDAD
a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo”
No lo olvidemos y viviremos ese deseo de fraternidad de Jesús y sueño de Dios Padre.
Sé que me repito, pero tenemos que pedir esa Unidad que para Jesús, era y es fundamental y para nosotros, quizás y cada cual lo vez, una asignatura pendiente, vamos a lo nuestro pero somos más, somos más con otras realidades y otros sentir, pidamos la UNIDAD
Recemos con el salmista: Bendito el que viene en nombre del Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos de decir AMEN

Paco Pérez at: 18 abril, 2024 20:20 dijo...

EL BUEN PASTOR AMA, PROTEGE, ALIMENTA, GUÍA…
En la antigüedad había rituales regulados por la tradición, el pastoreo lo tenía: Mataban un cordero la noche anterior de irse con el rebaño en busca de buenos pastos, se lo ofrecían al Señor por la buena fecundidad y salud de los animales, lo comían y se marchaban.
Era un acto religioso para ellos porque los habían educado así pero tenía un parecido grande con el trapicheo del comercio: Ellos pagaban a Dios, con el sacrificio del animal, para recibir su protección ante los peligros y las enfermedades.
En nuestros días también trapicheamos con Dios cuando le pedimos su ayuda y nos comprometemos a realizar algo para que Él nos solucione nuestros problemas pero… ¿Hacemos después lo prometido si no se cumple nuestra petición?
Creo que no porque redactamos el contrato nosotros y lo hacemos en términos condicionales, si me das esto yo hago…
Pero Jesús nos enseñó que el buen “pastor” ama a las ovejas y no les pide nada pero las alimenta, las protege de los peligros, las cuida aunque no sean de su rebaño y, si es necesario, entrega su vida por ellas. También hay pastores que trabajan para ganar un salario y, aunque cumplen honradamente, no se exponen a ningún riesgo por ellas.
Con este relato pastoril nos enseñó qué debemos hacer con el prójimo y lo hizo estableciendo una similitud entre los elementos que intervienen y las personas: Los sencillos pastores, los clérigos que sí cumplen; las indefensas ovejas, el pueblo de Dios desamparado que necesita ayuda y las buenas acciones que realizaba el pastor con ellas, lo que debemos hacer con el necesitado.
Sabemos bien qué papel interpretamos en el gran teatro de la vida profesional, familiar o religiosa pero… ¿Reconocemos que anteponemos nuestros intereses personales a cualquier otra opción altruista y que al actuar así somos injustos e impedimos que florezca un mundo mejor?
No solemos hacerlo porque la ambición, el poder y llevar una vida cómoda nos deja sin fe, nos impide aceptar los acontecimientos que no comprendemos y nos inocula el miedo a perder la posición económica y de poder que hemos logrado, ocurrió y nos ocurre ahora.
Pedro fue al Templo a orar, se encontró con un señor que no podía andar y pedía para poder vivir, se acercó a él y, en nombre de Jesús, le ordenó que se levantara. Lo ocurrido se divulgó y acudieron muchos, los jefes religiosos también. Éstos se comportaron con él igual que con Jesús, no supieron valorar en su acción que lo importante fue curar al enfermo, ayudarle.
Él reconoció que lo hizo en nombre de Jesús, al que ellos detuvieron para interrogarlo, crucificarlo y después resucitó el Padre para demostrarles que no supieron valorar lo importante que es ayudar al prójimo. Todo esto ocurrió porque no aceptaron que Él era su Hijo, nosotros sus hermanos y, por tanto, hijos de Dios… ¿Hemos asimilado, como Pedro, que comprender es necesario para cambiar?