ASCENSION-B

sábado, 8 de mayo de 2021
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3 comentarios:

Paco Echevarría at: 08 mayo, 2021 08:57 dijo...

A TODOS LOS HOMBRES (Mc 16,15-20)
En el último domingo de la Pascua -el que precede a Pentecostés- se nos presenta el envío misionero de Jesús. Antes de desaparecer, encarga a los suyos recorrer el mundo y hacer discípulos de todos los pueblos. No dice Jesús que formen un solo pueblo, bajo un solo poder, con una sola cultura y regido por las mismas leyes, sino que hagan discípulos sin que importe el pueblo al que pertenezcan. El evangelio encierra dentro de sí una dimensión de universalidad más allá de razas, culturas, lenguas, filosofías... más allá de todo lo que los hombres utilizamos para establecer diferencias entre nosotros.
En estos tiempos en que soplan fuerte los vientos nacionalistas y en que las minorías reclaman -no digo que sin derecho- el respeto a sus características propias, el Evangelio aparece como una propuesta de unidad desde la diversidad. Los hombres de mente y corazón estrecho temen todo lo que es diferente y entienden la unidad como uniformidad, por eso excluyen todo lo que no es conforme a sus criterios y luchan contra todo lo que no encaja en su visión de la realidad. Cuando logran seducir a los pueblos, los conducen hacia un abismo de soledad, aislamiento y empobrecimiento.
El pensamiento cristiano -aunque haya cristianos que no tengan este pensamiento- construye la unidad de los hombres sobre la diversidad de los mismos y, por ello, valora, potencia y asume los elementos que caracterizan a un individuo, a pueblo o a una cultura. Aparece en la Biblia un pasaje que puede ser considerado -al menos a mí así me lo parece- como una de las más antiguas y duras críticas del totalitarismo subyacente en el discurso de aquellos que, so pretexto de defender lo propio, no dudan en excluir lo diferente. Me refiero al relato de la construcción de la torre de Babel que está recogido en el libro del Génesis. El autor sagrado se refiere a Babilonia -el ideal de cuyo rey era un sólo pueblo, una sola lengua-cultura, un solo poder para gloria de sus dirigentes, autoerigidos en dioses-. Frente a este modo de entender el mundo, el Evangelio de Jesucristo predica la igualdad de todos los seres humanos en su esencia -imágenes de Dios por nacimiento e hijos suyos por adopción-, la diversidad en su existencia concreta y su universal vocación a la unidad. Por ser iguales y diferentes estamos llamados a vivir unidos. La unidad no implica la anulación de lo específico ni la defensa de la propio conlleva la ruptura y el enfrentamiento porque la unidad consiste en la integración de lo diferente no en la anulación de las diferencias.
Jesús, antes de subir al cielo, encargó a los suyos ir por el mundo a anunciar a todos los pueblos la buena noticia. En escucharla está la salvación y los signos de la misma serán la erradicación del origen del mal, el entendimiento entre los hombres y la liberación del sufrimiento. No es voluntad del cielo que todos los hombres formen un solo pueblo bajo un único poder, sino que todos los corazones sean uno.

juan antonio at: 10 mayo, 2021 19:27 dijo...

Jesús ya nos había dicho que convenía que Él se fuera (Jn 16) y las lecturas de hoy nos narra esa despedida, podíamos llamar para siempre, de una vez, ya se acabaron las apariciones y terminaron las últimas instrucciones, Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de trompeta, como nos dice el salmista.
Pero antes de su marcha Jesús les da esas últimas instrucciones del Reino de Dios, su tarea y su misión entre nosotros.
Es el día de la misión, del envío?, pues no sé, pues más bien parece el de la constitución de la Iglesia ””No os alejéis de Jerusalén, aguardad a que se cumpla la promesa de mi Padre…”
Y en el versículo siguiente de los Hechos, (que no se proclama) se dice que bajaron del monte y se reunieron… y nombra a los once por sus nombres, junto con las mujeres, con María, la madre de Jesús y los hermanos de éste””
Ya tenemos el grupo de los seguidores de Jesús, los íntimos y los parientes: la primera Comunidad, entendiendo y puedo estar muy equivocado, que se entenderían enviados con la venida del Espíritu que Jesús ya anunció en repetidas ocasiones, la gran explosión de júbilo que los llenó para empezar, sin miedo ni respetos humanos a predicar el estilo de Vida que Jesús nos trajo.
Que hay contradicción aparente entre las lecturas, no lo creo, si no que son consecuencia una de la otra y qué más da, lo esencial es que nos sintamos en la esperanza de la última venida de Cristo y en la construcción del Reino de Dios, llevando ese Amor revelado por Jesús a todas las gentes, sin más exclusión que los que se excluyan voluntariamente, los que se alejen, los que no quieran nada de la Vida que le llevará a la plenitud, hoy y después y siempre.
Tenemos una comunidad a la que pertenecemos, tenemos las instrucciones de Jesús, que son su vida: sus dichos y sus hechos, solamente tenemos, si nos llamamos “cristianos”, seguidores del Camino, seguirlo, nada más, esa es nuestra tarea y nuestra misión, llevar a todos el Reino de Paz, de Justicia y de Amor, que llene a toda la humanidad de la plenitud de Vida que Jesús nos trajo.
¡Menuda tarea! Y nos entretenemos con muchas cosas, muchas, que están lejos de ese Reino y de ese Dios de Jesús.
Hay que leer la 2ª Carta a los Efesios, pues es un tratado por el que se deberá regir esa Comunidad, esta Comunidad de los seguidores de Jesús:
Las exigencias de la vocación de cristianos.
Como debemos ser
La Unidad que nos proclama, como lo hizo Jesús “ut unum sint”
Los dones repartidos, todos somos iguales, pero con distintas tareas
Hasta llegar a la plenitud y el conocimiento del Hijo de Dios, en definitiva de Dios Padre.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a conformar la Comunidad de seguidores de tu Hijo y a construir, como enviados suyos, el Reino de Dios, ¡AMEN! ¡ALELUYA!

Maite at: 12 mayo, 2021 14:33 dijo...

Aparentemente, la Ascensión de Jesús nos deja huérfanos, como a los discípulos. Pero si su presencia física estuviera aún entre nosotros, solo podría permanecer en un sitio y al lado de unos cuantos. En cambio, ahora, “la presencia de Jesús llena el mundo por el Espíritu, y orienta la historia humana hacia el triunfo definitivo”, como nos dice el contexto de la hojilla. Y un mensaje para este hoy: “No hay que estar mirando al cielo. Jesús está donde siempre estuvo durante su vida”. Buscarlo fuera de ahí es una equivocación. Se podrán encontrar otras cosas, pero no a él.

Ahora es el tiempo en que nosotros, sus discípulos, los que hemos recibido su Espíritu Santo, somos enviados como testigos por doquier. Ahora somos nosotros sus manos, sus pies, sus ojos y sus labios. Somos su compasión y su misericordia, su liberación y curación. Somos el buen pastor, el buen samaritano, el padre/madre que espera todos los días que vuelva el hijo perdido… Somos los sembradores de la buena semilla, generosos en la siembra y perseverantes como él; los que señalamos a los demás el campo que alberga un tesoro escondido por el que dar todos nuestros bienes. Somos los pescadores de hombres y mujeres, los que ayudan a andar, desatan cadenas, levantan de la muerte.

Somos los que, poco a poco, generación a generación, vamos haciendo posible, un poquito más, el reino de Dios entre nosotros.