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Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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2 comentarios:
LA PALABRA. NUESTRA OBLIGACIÓN ES MOSTRARLA
Dios dijo a Moisés que en el futuro comunicaría al pueblo sus mensajes a través de los profetas. También le expuso qué deberían respetar, qué no y qué consecuencias podrían sobrevenir a los profetas y a las personas que no cumplieran sus leyes.
Pasaron los años y Jesús vino para culminar la obra del Padre, enseñarnos el camino del Reino. Él también visitaba el Templo y la Sinagoga. Al hacerlo, se mostraba cómo era y dejaba una profunda huella entre quienes presenciaban sus explicaciones pues les impactaba el dominio que tenía de los temas, la claridad de sus exposiciones y el espíritu crítico que empleaba cuando les hablaba de las realidades que les hacían padecer aquellos que vivían en la opulencia manejando el sistema religioso-político.
Sus mensajes no gustaban a las autoridades porque denunciaba que las enseñanzas religiosas y las leyes civiles sólo servían para que los poderosos disfrutaran de una forma de vida cómoda mientras el pueblo vivía en la indigencia por las cargas impositivas y emocionales que les imponían.
En el evangelio se nos muestra, como ejemplo, a una persona que actúa influenciada por las directrices equivocadas de la sinagoga, eso la empuja a sentirse ofendida con Él porque les destapaba lo negativo que allí se hacía.
En nuestros días, también nos encontramos con personas que hablan con violencia cuando defienden sus ideologías influenciados por los mensajes equivocados que reciben, al hacerlo no son ellos mismos sino el pensamiento sectario que recibieron de los políticos o los religiosos.
Después de Jesús la labor evangelizadora continuó y nos encontramos a Pablo y sus seguidores. Éstos se plantearon cuál debía ser el estado ideal de las personas que decidieran servir al Señor, hacerlo desde el matrimonio o desde el celibato. Para Pablo, quienes se casaran, tendrían unas obligaciones que les podrían distraer del servicio al Señor pues, además, también deberían atender las necesidades de los cónyuges y los hijos. Por esa razón les recomendaba el “estado célibe” para atender al Señor plenamente. Su reflexión no iba encaminada a prohibirles casarse sino a que supieran valorar de antemano, antes de elegir, las realidades de “la vida matrimonial” y “el servicio a Dios”.
ENTRO EN LA SINAGOGA Y SE PUSO A ENSEÑAR….28.1.24
Esta semana el evangelio nos trae a nuestra vida un día corriente de la vida de Jesús en sus andanzas por Cafarnaún, era sábado y entró en la sinagoga y nos encontramos con dos hechos propios del Maestro, se puso “Inmediatamente” a enseñar y curación de un hombre, entre los asistentes, poseído por un espíritu inmundo.
Hay que resaltar como era la enseñanza de Jesús, se nos dice que los asistentes la consideraba como quien tiene “autoridad”, autoridad que no poder, autoridad que dimana de lo que enseña, como lo enseña, que testimonio implica esa autoridad, es complejo, pero aquellos participantes, sencillos y humildes, entendieron la diferencia con las enseñanzas de los letrados y es que esa autoridad viene del corazón de Jesús, más tarde nos dirá que de la abundancia del corazón, habla la boca y lo que abundaba en el corazón de Jesús era la enseñanza del Reino de Dios, de decirle a todos que Dios está con la humanidad, que Dios está cerca de todos, de los que lloran y de los aque ríen, de los que sufren y de los que no, Dios está entre nosotros y esto no es repetir preceptos e innumerables interpretaciones de preceptos a lo que estaban acostumbrados, Jesús les habla de Vida y les habla de esa Vida que ha tenido tiene y tendrá con el Padre, y nosotros la tenemos también: pues como él que habla de la experiencia con el Padre, experiencia que nosotros también tenemos o tenemos que tener, porque al fin tendremos que tener esa misma autoridad en nuestra acción misionera: no podemos esconder lo que se nos ha dado.
Autoridad que se repite, cuando restablece al hombre del espíritu inmundo, hombre que participaba de la comunidad, de la asamblea por lo que esa inmundicia nunca sabremos que era pero que debía ser, por los casos que se relatan, habitual y que estaremos con muchos autores sobre esos espíritus inmundos: enfermedades, ideologías, desviaciones sociales, rebeliones, pero en nuestro caso Jesús, restituye la dignidad de la persona que es de lo que se trata y lo hace “con autoridad”, no es sólo enseñar, es también en su actuar.
Tenemos que aplicarnos todo lo que Jesús nos quiere decir y no es más que llenarnos de Dios para darlo, tenemos que tener experiencia de Dios, ser místico, para que aquellos de los que somos prójimos sean místicos, tengan su experiencia de Dios y a su vez la transmitan.
Termina el evangelio diciendo que su fama se extendió….. y nosotros tenemos que preguntarnos, qué dicen la gente de mi, de ti, de todos nosotros los creyentes, o de los que decimos ser creyentes? damos testimonio, enseñamos con nuestra vida y con nuestra palabra “con autoridad” porque la vivimos?
Ahí queda eso
Pablo nos habla de la generosidad en el seguimiento de Jesús y que hoy siguen muchas personas, admitiendo, en versículos posteriores, también que esta generosidad pueda ser compartida, y, también, hacen bien.
Gracias, Señor, por todo
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a decir ¡AMEN!
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