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Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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EL REINO DE DIOS Y… 21.1.24
El evangelio de esta semana puede decirse que nos plantea dos cuestiones, la primera la presencia del Reino de Dios y la llamada de los primeros discípulos.
La primera lectura nos incardina en la predicación de Jesús, Jonás pedía la conversión de los ninivitas y Jesús – versículo 15 – pide la conversión y creer la Buena Noticia, porque esa Buena Noticia, el Reino de Dios, está cerca.
Jesús empieza diciendo que se ha cumplido el plazo, que todo lo antiguo no vale, que todo lo pasado, pasado está, que tenemos un futuro de esperanza y de alegría porque está cerca el Reino de Dios al que tenemos que prestar nuestra adhesión, nuestra fe y nuestra colaboración.
Este versículo quince podíamos decir que es la síntesis de todo el evangelio, es el programa que Jesús desarrolla durante su vida, anunciar el Reino y hacerlo realidad:
"Está cerca el Reino de Dios". Esta expresión es la clave de toda la predicación de Jesús.
No se trata de que Dios reine. Se trata de que Dios se haga presente entre nosotros, gracias a las actitudes de los seres humanos.
Ese Reino está ya presente en Jesús que fue capaz de hacer presente a Dios, AMANDO.
Esa podíamos decir que es la definición del reino de Dios, AMAR, que fue lo que hizo Jesús, “hasta el extremo” y sin definirnos que era ese Reino de Dios, nos lo va desgranando en dichos y hechos, nos lo va diciendo de palabra y de obras, en definitiva es amar dando a cada cual al dignidad de hijos de Dios y para ello nos pide conversión, y fe, un cambio en nuestra vida y, nosotros, a la luz de los evangelios, tenemos la pauta a seguir, ser como fue Él, ser como nos dice Él que seamos y nos dejemos de ritos vacíos, llenarnos de Dios por medio de Jesús, Vida y Vivo entre nosotros y llevarlo a la humanidad, a lo demás……..
Fe en el Resucitado, en Jesús que vive y que está contigo, en los hermanos, en un Sagrario, quizás abandonado y que no vemos.
La segunda parte del pasaje, nos trae la llamada de los primeros discípulos, a diferencia de la semana pasada que eran los discípulos los que lo buscan, aquí son llamados, allí era un encuentro de ellos con Jesús y aquí es un encuentro de Jesús con ellos, es dos caras de una misma realidad, la llamada, y una respuesta, “lo dejaron todo y se marcharon con él”.
Nosotros qué hemos dejado o qué tenemos que dejar, pues el discípulo tiene que ir ligerito de todo, el seguidor de Jesús es el que lleva la Palabra y la Vida en él y para los demás y de esa forma, amando, construiremos el Reino de Dios, dando esperanza, vida, cercanía de Dios, no busquemos otra cosa pues el amor nos llena toda nuestra existencia.
Recemos el salmo de esta semana, es el acompañamiento del Señor con los hombres, nos instruye, nos muestra su ternura de Padre y su camino.
Gracias, Señor, por todo
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a decir ¡AMEN!
Hoy la llamada y la Buena Noticia se me desdibujan por la tristeza, al contemplar el dolor y el sufrimiento a mi alrededor. Hoy no entiendo la Cruz, hoy no entiendo el silencio de Dios en ella, que hasta el mismo Jesús pensaba que el Padre lo había abandonado. Hoy busco respuestas, quizás hasta las exijo… no comprendo el porqué del sufrimiento, si es que hay una razón.
Hoy sí necesito pedirle al Dios de la vida que aumente mi fe. Que sepa tengo miedos y dudas. Que respondí a su llamada, que quiero seguirlo, estar cerca de Él y hacer algo nuevo. Pero no estoy segura de poder llegar a los pies de la Cruz como Juan, o quedarme en la distancia. Ni mucho menos pasarla como lo hizo Él, cuando llegue el momento.
Hoy sé que Dios es presencia viva en mi vida, y que quiso quedarse a nuestro lado, compartir nuestro dolor y sufrimiento. Sé que siempre me acompaña, aunque yo a veces… no vea la luz ni sienta la esperanza a cada instante. Pero hoy le sigo queriendo, y aún en la oscuridad, sólo una certeza: Él me sigue amando, me llama a cada instante, está conmigo y no dejará que me pierda, como no dejó que se perdieran, ninguno de los que Dios le había dado. Porque soy suya.
Señor, enséñame el camino...
DIOS NOS SIGUE LLAMANDO. SÓLO CAMBIA LA FORMA
Dios, a lo largo del tiempo y adaptado a cada momento histórico, llama a las personas al seguimiento, aconsejándoles qué deben hacer, qué no y pidiéndoles que cambien de comportamiento.
Hoy se nos propone, como ejemplo, la llamada que recibió Jonás del Señor y su respuesta positiva a la evangelización. Sin su predicación, los habitantes de Nínive hubieran continuado comportándose mal pero lo escucharon, obedecieron, pidieron perdón y cambiaron. Ante esta respuesta Dios se mostró misericordioso, los perdonó y no los castigó.
Pasaron los años y apareció Juan “El Bautista”, respondió a la llamada del Señor con un seguimiento ejemplar y lo detuvieron. Lo ocurrido a Juan empujó a Jesús a iniciar su labor pero no lo hizo como continuador suyo sino como impulsor de una forma diferente de comunicar a los hombres los mensajes y de actuar para poner en práctica sus propuestas.
Él no les habló de bautizarse para ser perdonados y sí para convertirse, no como un requisito que les evitara el castigo sino como un medio necesario para acceder al Reino de Dios que llegaba.
Al hablarles del Reino lo hacía con palabras y con obras, era todo tan real que solucionaba los problemas del pueblo: Dándoles de comer, curándolos de sus enfermedades, perdonándoles sus errores, acogiendo a todos para no establecer clases sociales diferenciadoras…
Así es como Jesús mostraba al hombre la imagen de Dios, un Padre justo y misericordioso que quería a todos de igual manera y deseaba ofrecerles un mundo mejor donde el mal no triunfara y todos pudiéramos ser felices.
Este proyecto de Dios fue presentado al hombre por Jesús y, tanto antes como ahora, estaba concluido para ser puesto en marcha; sólo le faltaba que fuera recibido por los hombres con un espíritu renovado y cargado de confianza y fe en su contenido… ¡Sigue vigente, no lo olvidemos!
Pablo nos pide que seamos fieles a Dios, que abandonemos lo innecesario, que nos centremos en lo fundamental y que seamos responsables en la familia, la profesión, la sociedad, el trabajo, el estado civil, las creencias religiosas…
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