CUARESMA-04-B

miércoles, 11 de marzo de 2015
15 MARZO 2015
4º DOM. CUARESMA-B

Juan 3,14-21. Nicodemo, el invitado nocturno

3 comentarios:

Paco Echevarría at: 11 marzo, 2015 11:16 dijo...

NACER DE NUEVO (Jn 3,14-21)

Cuenta san Juan en su evangelio que un fariseo notable se entrevistó con Jesús en la noche y estuvieron hablando larga y profundamente de religión. Parece que el punto central fue la necesidad de una renovación radical de las personas y de las instituciones. Para referirse a ello Jesús utilizó la metáfora del nuevo nacimiento. Es una buena imagen para expresar que el cambio, si es profundo, para consolidarse necesita un cambio de las formas -¡Odres nuevos para el vino nuevo!-; aunque la cosa no funciona al revés pues, no pocas veces un cambio en la superficie sólo es una maniobra para distraer la atención de la gente y no cambiar en las profundidades.

¡Cambiemos algo -piensan algunos- para que todo siga igual! ¡Hagamos como que todo ha cambiado para que la gente viva con la ilusión de que las cosas van mejor! No era Jesús de éstos, no era hombre de medias tintas, de imprecisiones y ambigüedades. Le gustaba ir derecho al grano y plantear las cosas abiertamente. Por eso insistía en que el sí era sí y el no, no. No tenía el doble lenguaje con el que tantas veces tropezamos en el curso de la vida.

Ese buscar el fondo, ir derecho al asunto y plantear las cosas abiertamente le acarreó no pocos problemas. Pero esta postura ante la vida y los otros no es el descaro, la intolerancia y el fanatismo del que se siente dueño absoluto de la verdad, sino la manifestación de un convencimiento que se arraiga en los valores que animan su vida. En el diálogo con Nicodemo al que nos estamos refiriendo aparecen palabras como amor, entrega, vida, luz y verdad. Esos son sus valores. Su contrapunto es el egoísmo, la ambición, la muerte y la mentira.

Hoy los jóvenes, para el duro viaje de la vida, necesitan un buen equipaje de valores. De lo contrario, la sensación del vacío será tan fuerte que se entregarán al vértigo -para tener la ilusión de vivir más porque viven más deprisa- y buscarán la saturación de los sentidos -que no les traerá más felicidad sino embotamiento de la sensibilidad y del pensamiento-. El reto que tienen ante sí es nacer de nuevo. Sólo así tienen futuro. De lo contrario, aunque sean jóvenes, pertenecen al pasado. ¡Serán como vino nuevo en odres viejos! En cierta ocasión, Jesús miró a un joven a los ojos y le dijo: abandona todo tu pasado y sígueme. Pero el joven agachó la mirada y se alejo triste porque estaba atrapado. Sus seguridades eran su cárcel. Le invitó a nacer de nuevo, pero el miedo le heló el corazón.


Dios es un Dios de libertades. La vida es un don absolutamente gratuito e inmerecido, pero no hace violencia al hombre para que lo acepte. Éste puede cansarse hasta de la libertad y volver la espalda al único que se la puede garantizar -como le ocurrió a Israel-. Dios, no obstante, se sirve de mil instrumentos para avisar del desastre hacia el que camina el que olvida la fidelidad. Pero la obcecación puede ser muy grande y llevar al hombre a la burla y el desprecio del designio de Dios.

A pesar de todo, siempre hay un tiempo para la misericordia que saben aprovechar los hijos de la luz. Son los que comprenden que no hay que resistirse al amor, que hay que abrirse al don, aceptarlo con fe y dejar que se manifieste en nosotros. Eso es caminar hacia luz.

Por eso la vida cristiana está libre de temor: porque el amor ha desplazado todos los miedos y la turbación (1Jn 4,18).

FRANCISCO ECHEVARRÍA

Maite at: 11 marzo, 2015 17:54 dijo...

Nicodemo es fariseo, un hombre docto y distinguido que se siente fuertemente atraído por Jesús. Es demasiado expuesto para él ser visto con el Maestro, pero quiere estar con Él, hablar con Él acerca de lo que más le interesa: las cosas de Dios. Acude a Jesús porque su corazón está lleno de interrogantes y en Él ve algo de Dios.

Nicodemo tiene la humildad de acudir a Jesús como aprendiz, pero le va a resultar muy difícil comprender sus palabras. El Dios del que habla Jesús es tan distinto del suyo... La imagen y las ideas que tiene de Él, su formación, están firmemente ancladas en su cabeza. Jesús le deja estupefacto.

Nicodemo no está preparado para escuchar que el Hijo del hombre tiene que ser elevado para que todo el que cree en Él tenga vida eterna. Mirar al crucificado sana, libera, transforma. Jesús da vida muriendo en la cruz, sus heridas nos curan. Dios ama tanto al mundo que no impide que su Hijo sea crucificado, para que tengan vida eterna los que creen en Él. Dios no busca condenar sino salvar.

La condena no viene de Dios. Nosotros podemos elegir libremente entre las tinieblas o la luz; elegir andar, obrar o vivir según ellas o la luz, acoger en nuestras vidas unas u otra.

Andan muchos cristianos doctos y de recio abolengo por ahí, cuyo Dios se parece más al de Nicodemo que al Padre de nuestro Señor Jesucristo. Y como Dios no tiene misterios ni secretos para ellos, porque dominan todo lo que se refiere a Él, no necesitan acudir ni de noche ni de día a Jesús para preguntar.

Otros creemos en un Dios de hechos y palabras sorprendentes, que no se presta a ser controlado ni manipulado. Que hace de Ciro, rey pagano de Persia, el instrumento para que su pueblo regrese a Jerusalén. Que despierta en el salmista tal pasión que le hace exclamar: que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

Un Dios, rico en misericordia, que nos ama con un amor tal, que nos hace vivir con Cristo y nos salva por pura gracia. Cada mañana.

juan antonio at: 11 marzo, 2015 22:09 dijo...

El pasaje evangélico de esta semana tomado, parcialmente, del dialogo que nos relata S. Juan, entre Jesús y Nicodemo, el fariseo que acude a él por la noche, temeroso de sus compañeros, pero con esperanza de conocerle, de verle y llegar hasta la verdad sobre Jesús.
Nicodemo busca a Jesús y puede representarnos a todos aquellos que como él buscamos a Jesús, creemos en él, pero muchas veces no acabamos de darle nuestra completa confianza, estamos temerosos, las palabras de Jesús nos da un revolcón tremendo, tenemos que nacer de nuevo, tenemos que dejar nuestros viejos ritos, nuestras viejas costumbres, nuestra vida cómoda y apagada para terminar mirando al que traspasaron en lo alto de una cruz, lleno de amor, esa fue su entrega, por amor, por amor al hombre por el que no escatimó su vida, por amor al hombre al que le dio, le reveló el amor del Padre, el secreto del reino de Dios, “gracias Padre porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las ha revelado a los sencillos...”.
Las ideas de Jesús eran lanzas contra el orden establecido, del negocio del templo, del desprecio de los débiles, de la exclusión de los llamados oficialmente pecadores, de los pobres enfermos del cuerpo y del alma y por alzar la voz por los que no podían, por anunciar el Reinado de Dios sobre todos sin exclusión, fue excluido.
A este es al que tenemos que darle nuestra fe, nuestra confianza, nuestra aceptación, abriendo nuestro corazón a sus enseñanzas y a su vida y con ello, dejándolo todo, llegaremos a la vida eterna, regalo de Dios como nos dice S. Pablo, para que no podamos presumir de nada, todo lo recibimos de Él y somos obra suya y como tal tenemos que darnos a los demás en “buenas obras”, esa es nuestra tarea.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, danos el secreto de llevarlo todo en el corazón, haciéndolo conforme al tuyo, pura entrega, en una aceptación plena de la voluntad de Dios, AMEN