DOM-29A

sábado, 14 de octubre de 2017
22 OCTUBRE 2017  

DOM-29A

2 comentarios:

Paco Echevarría at: 14 octubre, 2017 19:13 dijo...

DIOS Y EL CESAR

Se discutía en tiempos de Jesús si era o no lícito pagar el tributo romano. Los saduceos -más pragmáticos y realistas- sostenían que había que pagarlo para evitar problemas mayores; los fariseos -y con ellos la mayoría de la gente- se negaban a ello porque era un signo del sometimiento a Roma. De hecho hubo no pocas revueltas por este motivo. La pregunta que le plantean a Jesús es inflamable y de hondo calado político: si decía que sí, se enfrentaba al pueblo; si decía que no, se le podía denunciar ante las autoridades romanas. En cualquier caso perdía influencia y poder ante las masas.

Pero, si inteligente fue la pregunta, más inteligente fue al respuesta. La moneda en circulación era romana y ello, de por sí, significaba el dominio de Roma sobre Israel. Era absurdo discutir un asunto menor -el pago de los impuestos- cuando el mayor -la dominación romana- se imponía como un hecho incontrovertible. Pero no era ese el verdadero problema del Judaísmo. Jesús aprovechó la pregunta para plantearlo abiertamente: Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios significa que hay que poner a los hombres en su sitio y a Dios en el lugar que le corresponde. Ellos preguntaban por los derechos de las autoridades y Jesús respondió que siempre han de estar por debajo de los derechos de Dios. No hay dos poderes paralelos e independientes entre sí. Sólo hay una autoridad: la de Dios; la que disfrutan los hombres es siempre limitada y está sometida a un poder superior.

Tal vez alguno interprete que esto es negar la autonomía del orden temporal, pero no es así. Evidentemente, las instituciones temporales -políticas, económicas, culturales, etc- no están sometidas a la Iglesia como institución. Pero es falso que el poder sea absoluto y absolutamente independiente. Pensar así conduce al absolutismo. Cuando las circunstancias de la vida -o los votos- entregan el poder a un hombre -o a un grupo-, éste debe tener presente en todo momento que el suyo es un poder limitado. Si es creyente, pensará que, por encima de él esta Dios; si no lo es, deberá pensar que sobre él están el bien común y la justicia. Olvidar esto conduce primero a prácticas totalitarias -para eliminar al adversario y consolidar la posición alcanzada- y luego a la corrupción como medio para lograr beneficios personales o de grupo.

Cuando el Cesar se cree Dios y exige la sumisión absoluta y el derecho por encima de todo derecho, la Iglesia -y cada creyente- ha defender contra viento y marea la soberanía de Dios como garantía última del bien común. Para los creyentes la única razón que justifica el poder humano es la defensa de los débiles. No hay mejor razón para explicar que, siendo todos los hombres iguales, unos estén situados por encima de otros. Por eso, para Jesús, la autoridad es servicio y no dominio.

juan antonio at: 15 octubre, 2017 20:39 dijo...

HOY COMO AYER
La cuestión de los impuestos siempre ha sido un tema controvertido en todos los tiempos, por su posible injusticia o porque el ciudadano de a pie hace lo posible, ante esa consideración, de pagar lo menos posible.
Esto ha sido una constante y en la introducción de la hoja vemos que el pobre israelita pagaba tributos a los romanos, a Herodes, al templo……, igual que ahora pagamos impuestos estatales, autonómicos, locales, tasas de todo tipo antes de que mueva un papel, siempre pagando.
Y en este ambiente quieren atrapar a Jesús, pero Jesús es Jesús, a Dios no se le puede coger en un renuncio.
Ante esta situación tenemos que hacer una doble consideración:
POR UNA PARTE, tenemos que considerar la obsesión existente en la clase política de que la Iglesia pague impuestos por todo y se dicen discursos planfetarios sobre este tema, dejando a la Iglesia como una incumplidora de sus obligaciones fiscales y no diciéndose la verdad, la Iglesia paga impuestos por todos aquellos bienes no destinados al culto divino o a la caridad, si no recuerdo mal y lo paga y en Huelva Información se ha publicado la relación de bienes en esta situación, así como En Europa press de 3 de Junio de 2012
“””HUELVA, 3 Jun. (EUROPA PRESS) - La Diócesis de Huelva paga el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) de un total de 104 inmuebles, de los que la mayoría (47) corresponden a inmuebles declarados Bien de Interés Cultural (BIC)””
Para una mayor información, que se sale de esta reflexión, véase la página Web.
Ahora bien, todos los que claman por el pago de impuestos, no tienen en cuenta que DA la Iglesia a la sociedad, desde la presencia religiosa y su asistencia a los fieles hasta la acción social, educativa, de acompañamiento, acogida………, también lo podemos ver en los folletos que la Iglesia divulga el día de la Iglesia Diocesana, pero claro esto no se ve, esto no es galería ni de fotos ni de discursos, esto es acción callada día a día y haciéndonos prójimos de los que nos necesitan. Pregunten en Caritas y en las demás instituciones de la Iglesia que todos conocemos y nos informarán.
PERO HAY UNA SEGUNDA PARTE, que se refiere a los ciudadanos en general y en particular a aquellos que nos consideramos seguidores de Jesús: hay que pagar los impuestos, sean estatales, autonómicos o locales y por ejemplo desterrar de nuestro lenguaje esa frase, con IVA o sin IVA, que se repite en nuestros domicilios cuando llamamos a cualquier profesional o hacemos actuaciones sometidas a tasas sin pagar éstas.
Hace un tiempo había un anuncio en la TV pública que más o menos venía a decir “””SIN IVA, SIN SANIDAD, SIN ESCUELAS, SIN ASITENCIA, SIN…..””” y como este anuncio debió de molestar, entiendo, a alguien, pues desapareció.
No tenemos conciencia de lo que significa el bien común, ese bien común que tanto reclamamos, día tras día en manifestaciones callejeras y delante de instituciones públicas pero en el que no colaboramos, o si lo hacemos, por imperativo legal, que sea lo menos posible.
Es Jesús quien nos dice donde está la justicia, como la vez que le preguntaron a Pedro si su Maestro no pagaba el impuesto del templo y Jesús le dijo echa el anzuelo y coge la moneda de la boca del pez y paga por ti y por mí.
El Reino de Dios implica la justicia social y a ella tenemos que contribuir todos, no tenemos que pensar que es cuestión de las Administraciones Públicas, pues estás como la Iglesia en cuestión de acción social y sostenimiento del culto, no tienen más recursos que lo que aportamos.
Como nos dice el salmo, cantemos al Señor un cantico nuevo, cantico que salga de nuestra conversión, de nuestra renovación, pues de lo contrario estamos donde siempre, el cobre, la calderilla y con ello tranquilizamos nuestras conciencias.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, enséñanos a decir AMEN