DOM-16B

sábado, 14 de julio de 2018

22 JULIO 2018      
DOM-16B

2 comentarios:

Paco Echevarría at: 14 julio, 2018 19:36 dijo...

SOBRE EL DESCANSO Y LA COMPASIÓN (Mc 6,30-34)

Los Doce -enviados con el encargo de realizar la misión de Jesús- vuelven eufóricos tras la experiencia y el Maestro, atento a sus necesidades, los invita a descansar tras el esfuerzo. No son vacaciones sino retiro, es decir, apartamiento en soledad para recuperar fuerzas y revisar lo hecho. Jesús se limita a actuar de acuerdo con una de las leyes básicas de la vida: la ley de la alternancia, del ritmo. Ya, siglos antes, el autor del Eclesiastés había observado esto como una de las claves del vivir: "Todo tiene su momento y cada cosa, su tiempo bajo el cielo: ...su tiempo el abrazarse y su tiempo el separarse... su tiempo el hablar y su tiempo el callar...". El evangelizador -y cada creyente- ha de tener muy presente que hay un tiempo para dar y un tiempo para recibir, un tiempo para predicar y un tiempo para meditar, un tiempo para actuar y un tiempo para orar. Y no sólo él. Todo ser humano debe tener en cuenta esta ley de la vida.

Cuando el ritmo del dar y el recibir se pierde, viene la muerte, pues quien sólo recibe queda atrapado en el sarcófago de su propio egoísmo y el que sólo da muere asfixiado por no satisfacer sus propias y legítimas necesidades. Detrás de ambas posturas hay no poco de miedo e inseguridad que se intenta compensar con bienes y afectos. Son dos formas de creer que no necesitamos nada ni a nadie. Lo cual encierra no poco orgullo.

Esos eran los planes, pero la realidad se impuso: la multitud los estaba esperando en el lugar tranquilo que buscaban. Cuando, tras la travesía del lago, ponen pie en tierra, Jesús mira a la gente y comprende que no es tiempo de descanso sino de lucha. Marcos nos dice lo que, en ese momento, le hizo comprender: al ver a la gente perdida y desorientada "como ovejas sin pastor", a expensas de los lobos, Jesús sintió compasión.

No creo que haya un sentimiento humano más noble y ennoblecedor que la compasión. Cuando la contemplación del sufrimiento humano deja a los hombres insensibles, cuando el mal ajeno no remueve nada dentro de uno mismo, es que se ha perdido humanidad. El corazón puede latir pausado o acelerado, amar u odiar, pero si no late es que está muerto. La indiferencia es el signo de un corazón sin vida. Creo que una de las páginas más bellas del Evangelio es esa en la que Jesús expone la parábola del buen samaritano: el hombre retrasa sus tareas para atender la necesidad del desconocido y luego sigue con lo suyo, con la mayor naturalidad del mundo, mostrando así que la compasión es cosa de la vida ordinaria y se expresa en la solidaridad. Así es en Jesús y así ha de ser en quienes se consideran continuadores de su tarea. Si el evangelizador no ama a los que evangeliza ¿cómo puede hablar del amor de Dios y su ternura? Si no se conmueve por el dolor ajeno ¿cómo puede conmover el corazón del otro?

Francisco Echevarría

juan antonio at: 16 julio, 2018 19:16 dijo...

RETIRO, BUSQUEDA Y COMPASIÓN
Los apóstoles han vuelto de la misión y Jesús les dice “venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco”.
Esta invitación en mi parecer tiene un doble significado, la de apartarse y descansar, la de estar con Jesús y por otra la de valorar la misión.
Cuantas veces se nos ha invitado a un retiro, a pararnos, a estar con Jesús, a valorar, examinar nuestra vida y cuántas veces hemos dejado pasar esa ocasión, quizás única, de estar, descansar de nuestras muchas tareas, muchas quizás apostólicas, en definitiva si hemos sido más Marta que María, perdiendo el equilibrio, y no abrimos la puerta al Señor (Ap 3,20).
Estos apartes con el Señor nos trae la paz y nos trae la interpelación sobre el modo, la manera, la forma de nuestro actuar, segunda parte del retiro, tenemos que valorar qué hacemos, por qué y cómo lo hacemos, si reflejamos la vida de Jesús en nuestro vivir o nos dejamos llevar por una rutina, cómoda, indiferente a todo, relativismo puro, pero eso sí, dentro de la religión.
Venid vosotros solos a un sitio tranquilo……
A Jesús lo buscaba la gente porque Él les llenaba el corazón, porque les hablaba con comparaciones y parábolas de la propia realidad que entendían por su cercanía, les devolvía la dignidad perdida de aquellos excluidos por la enfermedad o inmundicia del maligno.
Esta búsqueda de Jesús, ayer y hoy si nos paramos a ver y hablar, nos exige a nosotros una reflexión sobre si nuestra vida atrae a la gente porque le lleva a Jesús o no nos reconocen como seguidores de Jesús porque nuestra vida es una más en el montón, de los que ni creen ni dejan de creer, simplemente “”donde va Vicente…..”
Jesús veía al gentío que lo buscaba y tenía compasión y en su desorientación les atendía con sus enseñanzas y curaciones, les daba la Vida Nueva que con su Reino traía “”” Y SE PUSO A ENSEÑARLES CON CALMA”””
Hoy todo lo queremos arreglar con las nuevas tecnologías, todo de prisa, “veni, vidi, vinci”, hoy enchufamos el equipo, abrimos los W, se pone los correos, y………………., no hay comunicación, no hay sintonía de corazones, ha desaparecido el trato, el contacto, el contagio, en definitiva el hablar de corazón a corazón, ¡qué pena!, pero es así y es muy corriente escuchar en las homilías, …..””bueno ahí está el cartel de esto, de lo otro y de lo de más allá, leerlos””, pero de lo que no se habla.
Pidamos al Señor pastores para su viña, pidamos al Señor pastores que pastoreen, que no corran, que “”con calma”” les hable a sus feligreses de Dios y de los hombres, lo están deseando.
El Señor es mi Pastor, nada me falta……recémoslo con frecuencia esta semana pidiendo por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, enséñanos a decir AMEN