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sábado, 29 de octubre de 2022
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2 comentarios:

Maite at: 02 noviembre, 2022 23:15 dijo...

No son pocos, incluso entre los cristianos más piadosos, los que se plantean la existencia de una vida eterna como la de aquí. Casi, casi como los saduceos, que la pintaban con los mismos usos y costumbres, como si de un mero trasplante se tratara.

Aquí no se puede tirar de conocimientos y experiencia, porque no los hay. Ni certezas. Pero la fe, tenaz cual lucecita en las tinieblas, se empeña en arrojar esperanza por medio de las palabras de vida de la Palabra. Y nos deleita con el testimonio de los siete hermanos del libro de los Macabeos, dispuestos a sacrificar sus vidas en aras de su fe, convencidos de que la muerte así sobrevenida es la puerta de entrada a la vida verdadera y eterna.

El salmista, saciado de tribulaciones, confía plenamente en que la muerte no le abocará a la nada. Será solo un sueño, con un hermoso despertar, que le permitirá contemplar el rostro del amado.

Hasta Pablo, en la Carta a los Tesalonicenses, quiere hacer gustar el consuelo eterno y la esperanza dichosa que el Padre nos regala y pone en nuestros corazones.

También las palabras de Jesús destilan vida cuando habla de la muerte. Nos asegura que somos hijos de la resurrección y que Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Jesús experimenta vivo al Padre y sabe que la vida que recibe de él y de él emana no se acabará con la muerte.

Seamos, pues, celebrantes jubilosos de la vida, y vivamos en plenitud la que tenemos aquí y ahora. Es donde comienza nuestra eternidad.

Lucía at: 06 noviembre, 2022 16:05 dijo...

De creyentes a videntes...

Creer en la Resurrección y en el Dios de la Vida hoy, es acoger en mi corazón algo que es más grande que yo y que me sobrepasa infinitamente. Es contemplar la Cruz y creer en el Evangelio, en aquello que los discípulos pudieron ver, sentir y vivir. Y cuyo testimonio, el de vidas que se iban transformando, ha llegado hasta nosotros hoy. Por eso también nosotros somos testigos de la Resurrección, porque lo hemos sentido y experimentado aunque sin ver… pero hemos visto y somos testigos de lo que Él sigue haciendo en cada uno de nosotros.
Creer en la Resurrección hoy, es tener esperanza en la semilla del Reino que Dios ha puesto en mi corazón, y dejarle a Él hacer… que me guiará y mostrará el camino a seguir. Es confiar y dejar que la última palabra en mi vida sea la suya.
Creer en la Resurrección hoy, es elegir el Amor, que me lleva en un camino de ida y vuelta, de la oración para encontrarme con Él, a la vida para encontrarlo en los otros. Y después de la muerte, ver a un Dios-Amor que lo contiene todo y a todos, para la vida eterna. La fe y la esperanza tienen fecha de caducidad, con la muerte. Pero el amor permanecerá para siempre.