5ºDOM-PASCUA-C

sábado, 10 de mayo de 2025
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2 comentarios:

Paco Pérez at: 13 mayo, 2025 18:11 dijo...

AMAR AL PRÓJIMO… EL CAMINO DEL REINO
En la “Última Cena” Jesús les comunicó que iba a ser traicionado e identificó al autor dándole un trozo de pan, un gesto con el que perdonó a Judas y a ellos les enseñó qué debían hacer en situaciones similares.
La huida de Judas confirmó lo anunciado y mostró a Jesús con toda su grandeza y poder como Hijo del Padre.
El tema de su muerte próxima lo presentó como un viaje que haría solo pues ellos no podían acompañarlo y, antes de que se desencadenaran los acontecimientos finales, les regaló el mandamiento nuevo, “Amar al prójimo como a nosotros mismos”, y hacerlo de manera visible… ¿Por qué?
Porque quienes reciben algo, después, no lo olvidan fácilmente. Ejemplos:
1.- “Lavar los pies” es servir a los demás y un regalo de dignidad, libertad e igualdad.
2.- Dando a Judas un trozo de pan le dijo, sin hablar, que lo “perdonaba” por el amor que le tenía, a pesar de su acción. Quienes aman como Él lo hacen de manera visible y enseñan, sin proponérselo, que es el combustible que mueve sus actos y el camino por el que transitan.
Según sus enseñanzas, las comunidades abordarían las realidades del momento como grupos abiertos a las personas, experiencias, sugerencias y propuestas para que, llenos de amor hacia los demás, la evangelización pudiera arraigar en cualquier lugar.
Quienes no viven la vida cargados de amor no se sacrifican por los demás pues no pueden regalar lo que no tienen.
Pablo y Bernabé, siguiendo sus enseñanzas, viajaban a las comunidades que habían fundado, convivían con ellos, les hablaban de Jesús y su obra, les aconsejaban permanecer fieles al Señor y no perder la fe, nombraban presbíteros para que los coordinaran y les enseñaban que los sufrimientos de la vida son importantes para alcanzar el Reino.
El Apocalipsis nos presenta el “Reino de Dios” como el lugar de convivencia que tiene preparado el Padre a quienes lo aman. En él todo será diferente porque no habrá sufrimientos y desaparecerá lo antiguo, es decir, el dolor, la muerte, el llanto….
Su propuesta de futuro va acompañada de un consejo: Cambiar los malos hábitos que tenemos y practicar lo que Jesús hacía con las personas, amarlas.

{ Maite } at: 15 mayo, 2025 23:46 dijo...

RECONOCIBLES POR EL AMOR
El amor de unos con otros es la piedra de toque y la prueba del algodón para nosotros que queremos ser seguidores de Jesús. Con él aprendemos, además, que no hay mejor evangelización. ¿Qué puede mover más que ver cómo nos amamos los que nos llamamos cristianos? Es el mejor de los testimonios que podemos ofrecer. No se trata de hablar maravillas sobre el amor fraterno, sino de irradiarlo allí donde estamos. En virtud de este mandamiento nuevo, Santa Teresa dirá a sus hermanas que en el convento “todas se han de amar, todas se han de querer” y que, sin eso, nunca serán contemplativas de verdad.

Considerar que la medida de nuestro amor por los demás es Jesús mismo puede llevarnos al desaliento, o a entender el amor de unos con otros como una meta inalcanzable, un sueño imposible. Santa Teresita, ante las dificultades que, a diario, surgen en esta noble empresa del amor fraterno encontró la manera de ejercitarse en él con un éxito rotundo. Se trata de negar, todo lo posible, nuestro yo, encontrando la manera de hace realidad el amor por los otros con detalles pequeños, pero muy significativos.

Ante una hermana anciana y enferma, muy difícil de contentar, desplegó una cantidad de detalles, nacidos de una empatía profunda, que coronaba con la más bonita de sus sonrisas. Se aplicó a orar por las hermanas más desfavorecidas y menos agradables del convento agradeciendo a Dios todas las cualidades y dones que, sin duda, tenían; suponiendo que para él eran, sin duda, muy agradables. Se esmeraba en dedicar sus palabras y sonrisas más amables a las hermanas que más le costaban, hasta el punto de que una de ellas, que le desagradaba en todo, como ella misma expresa, llegó a vivir convencida de que era muy agradable a Teresita. También se aplicó a encontrar natural y agradable que otras hermanas se apropiaran de luces y pensamientos que ella expresaba, y a acoger de corazón las faltas de delicadeza, de educación, y las susceptibilidades de ciertos caracteres. Comprendió que la mayor muestra de amor para con sus hermanas era no escandalizarse de sus defectos, disculpándolas y buscando las virtudes que, sin duda, tenían. Se esforzó en ofrecer a todas, sin excepción, el banquete de todo lo que era y tenía para darse a ellas.

Algo de eso encierra, en la vida diaria, amar como Jesús nos ha amado.