5º Domingo Cuaresma - C

domingo, 14 de marzo de 2010
21 Marzo 2010

Isaias: Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?.
Filipenses: Todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.
Juan: El que esté sin pecado que tire la primera piedra.


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Juan García Muñoz.

6 comentarios:

{ Paco Echevarría } at: 14 marzo, 2010 15:46 dijo...

LA CEGUERA DEL JUSTO (Jn 8,1-11)

El adulterio era castigado por la ley israelita con la pena de muerte, pero las autoridades romanas habían retirado al Sanedrín el derecho a ejecutar a nadie. La pregunta que le hacen a Jesús es capciosa: si aprueba la ejecución, desautoriza la ley romana; si la rechaza, se opone a la ley judía. Los escribas y fariseos están haciendo del asunto un problema legal y quieren que Jesús se defina con los que defendían la aceptación de la legislación romana en contra de los intereses judíos o con los nacionalistas que rechazaban todo sometimiento a Roma.

Jesús tiene otro punto de vista: para él no está en juego la ley, sino la vida de una mujer. Su respuesta va en esa línea y viene a decir: "Si se trata de un problema legal ¿qué más da la legislación judía o la legislación romana? Una cosa sí es importante: que apliquen la ley hombres justos. Si de justicia se trata, seamos justos con todas las consecuencias". El resultado ya lo conocemos. Todos sintieron vergüenza de lo que estaban dispuestos a hacer.

Al final sólo quedan frente a frente la pecadora y Jesús, el pecado y el perdón. El único justo tampoco juzga ni condena. Frente al pecado de los hombres sólo caben dos posturas: la compasión o el castigo. El hombre verdaderamente justo conoce la debilidad del corazón humano y por eso es compasivo; el falso justo está cegado por su soberbia y por eso se erige en juez de los demás. El fariseo está internamente ciego y por eso no ve su culpa; sólo tiene los ojos abiertos para ver la culpa de los demás.
Como en la parábola del hijo pródigo, se enfrentan dos mentalidades o formas de entender la vida religiosa: una tiene como eje la misericordia que se manifiesta en el perdón del pecador; otra hace de la justicia la clave y sólo entiende de premio o castigo. Jesús opta por lo primero; sus enemigos, por lo segundo. En el corazón de cada uno, en la Iglesia y en la misma sociedad, hay muchas heridas abiertas. Si hacemos de todo un problema de justicia, nos metemos en un callejón sin salida porque es imposible ser rectamente justo. La aplicación de la justicia -debido a la limitación humana- se convierte en punto de partida de nuevas injusticias.

Si queremos hacer un mundo nuevo, hay que proclamar un año jubilar: un año en el que la justicia ceda el sitio a la misericordia, al perdón y a la reconciliación. El año dos mil fue una buena oportunidad para que los hombres empezáramos el milenio bajo el signo de la paz, no la que procede de la justicia -porque es tarde para ello-, sino la que brota del perdón. Ciertamente, no resulta fácil en el mundo porque hay demasiados resentimientos, enfrentamientos y odios, pero, al menos, debería ir sonando esta canción. Clasificar -los míos y los otros, derechas e izquierdas, orientales y occidentales, etc- conduce, tarde o temprano a la exclusión y, finalmente, al enfrentamiento. ¿Tan difícil es ser uno mismo sin necesitar, para ello, acabar con el que es diferente? ¿Tan difícil es vivir sin mordernos unos a otros?

Francisco Echevarría

{ Manolo Martín de Vargas } at: 14 marzo, 2010 15:47 dijo...

JUZGAR - DOMINGO 5º CUARESMA-C

Cuando nos encontramos alguna vez con una persona inflexible, partidaria de la mano dura o reclamando castigos divinos, no da miedo. Y es que el evangelio me dice que no podemos ser así.

Nuestra vida está cargada de caídas y errores. Y el Señor, muchas veces, con su perdón nos ha devuelto la paz. Su perdón nos dice que muchas veces nosotros mismos nos hemos castigado con nuestros propios caprichos.

Ante el pecado de esta mujer tenemos la misma sensación de los viejos que no se atrevieron a lanzarle la piedra: "pusiste nuestros secretos a la luz de tu mirada" (Salmo 90,8). Y hemos confesado, también en secreto, la suplica de perdón y hemos encontrado la Palabra: "Tampoco te condeno. Vete en paz".

Tanta misericordia recibida no puede volverse tacaña con el hermano. Aquel a quien podríamos juzgar es una persona a la que Jesús espera pacientemente para otorgarle el perdón. No se puede acusar a los que nos hacen daño mientras Jesús se dirige a ellos ofreciéndoles el perdón desde la cruz.

Juzgar nos vuelve ciegos, hace sentirnos "impecables".

Juzgar para un cristiano implica el que se considere al otro que esta separado de Jesús por su pecado y al juzgarle así somos nosotros los que realmente nos separamos de Jesús. El nos dice: "No juzguéis y no seréis juzgados".


Manolo Martín de Vargas

Maite at: 16 marzo, 2010 23:21 dijo...

Querido Señor:

me gustaría estar contigo cuando traen a tu presencia a esta mujer. Y mirar cómo la miras Tú, y sentir lo que sientes Tú. Es un caso tan claro éste de transgresión de la Ley y en materia grave...

Es culpable de adulterio, inocente de toda la trama capciosa que se traen entre manos los que la acusan ante Ti. Es, como tantas veces, un señuelo, una mujer utilizada y arrastrada por los hipócritas y falsos de turno, que se las dan de irreprochables y celosos cumplidores de no se sabe qué...

Pero Tú ves el corazón, también del pecador, y sabes que el juicio y la condena no redimen ni salvan, pero sí la misericordia y el perdón.

Yo hubiera perdido los papeles, Señor, pero Tú pones una sola condición: ¿la Ley condena?, pues condene el que no sea pecador. Porque ¿acaso el que lo es podrá erigirse en justo castigador? ¿Y quién está sin pecado? ¿Quién puede examinar su corazón y asegurar que está sin mancha y sin una transgresión?

Quién quedara absuelto, como ella, sola y de pie ante Ti, después de una historia de locura, de suicidio y perdición.

¿Crees, Señor, que siempre se escuchará tu condición? Tengo miedo de que ahora, al oír tu petición, más de uno se adelante, sin verse pecador, y empiece a tirar piedras y a ejecutar al transgresor.

Me gustaría, Señor, que devuelvas a este texto toda la carga explosiva que desde el principio acumuló, que no había forma de incluirlo entre las acciones de Dios, porque no convenía presentar así al que es más puro que el sol, no fueran a creer los pecadores que resulta tan fácil recibir el perdón, ponerse delante de Ti y escuchar la absolución.

Que tu Palabra, Señor, y el contemplarte nos golpee el corazón, no con sentimentalismos - pobre mujercilla, ¿dónde se escondió el varón? - sino desmontando toda nuestra justicia interior.

Porque el Justo y el Santo sólo eres Tú, mi Señor.

Flora León at: 20 marzo, 2010 17:08 dijo...

5ª Domingo de Cuaresma

Hoy el Señor nos recuerda por medio de Isaías las grandes gestas realizadas en el pasado del Pueblo de Dios: Abrió camino en el mar. Sendas por las aguas impetuosas. Y los enemigos caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue.

Pero lo realizado en Jesús es infinitamente mayor. Ha cambiado nuestra suerte, estábamos condenados como la adúltera, por nuestros adulterios constantes, y en Jesús hemos sido perdonados, bendecidos, salvados…¡Ha estado grande con nosotros y estamos alegres!

Señor Jesús : Que de verdad pueda decir con S. Pablo: Todo lo estimo pérdida comparado con el conocimiento de Cristo Jesús. Por él lo perdí todo y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él, y no por mis buenas obras sino como la adúltera perdonada: Por la fe en Aquél que se entregó por nuestra justificación. Y olvidándome de lo que queda atrás corra hacia la meta a la que Dios nos llama desde arriba en Cristo Jesús.

Flora León at: 20 marzo, 2010 17:09 dijo...

5ª Domingo de Cuaresma

Hoy el Señor nos recuerda por medio de Isaías las grandes gestas realizadas en el pasado del Pueblo de Dios: Abrió camino en el mar. Sendas por las aguas impetuosas. Y los enemigos caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue.

Pero lo realizado en Jesús es infinitamente mayor. Ha cambiado nuestra suerte, estábamos condenados como la adúltera, por nuestros adulterios constantes, y en Jesús hemos sido perdonados, bendecidos, salvados…¡Ha estado grande con nosotros y estamos alegres!

Señor Jesús : Que de verdad pueda decir con S. Pablo: Todo lo estimo pérdida comparado con el conocimiento de Cristo Jesús. Por él lo perdí todo y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él, y no por mis buenas obras sino como la adúltera perdonada: Por la fe en Aquél que se entregó por nuestra justificación. Y olvidándome de lo que queda atrás corra hacia la meta a la que Dios nos llama desde arriba en Cristo Jesús.

Anónimo at: 21 marzo, 2010 17:55 dijo...

Me siento maravillada, mi corazón está tan agradecido al Señor.
Ya no es lo que yo soy sino en que siendo lo que soy hay un Camino de Salvación, una senda, una Vía para los pobres y por ella retornarán..... para mi, para mi que soy una pecadora aún hay tiempo.
Dios me AMA, no hay nada, nada que apaciente mi corazón como esto
DIOS ME AMA