DOMINGO 21-B

domingo, 19 de agosto de 2012
26 AGOSTO 2012
DOMINGO 21-B

JUAN 6,60-69. ¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna.

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3 comentarios:

Paco Echevarría at: 19 agosto, 2012 22:06 dijo...

O CONMIGO O CONTRA MÍ (Jn 6,60-69)

Las exigencias propuestas por Jesús anteriormente -la entrega, el amor, como única vía para alcanzar la vida- suponía renunciar a la ilusión que en muchos se había despertado con ocasión del milagro del pan -que él era el Mesías Rey-. Jesús desmontó esa idea y ahora la niega definitivamente diciendo que el camino de la vida pasa por la muerte y la renuncia -"Si el grano de trigo no muere queda infecundo"- y no por el éxito. A la desilusión de antes se unen las excesivas exigencias de ahora. Muchos no están dispuestos a pasar por ahí y le abandonan. Los Doce son testigos de la desafección de la gente y es posible que algunos empezaran a dudar. Jesús les obliga a definirse y Pedro, en nombre de todos ellos, confiesa que lo consideran el Ungido, el Mesías, y que aceptan sus exigencias como único camino de salvación. Fue éste un momento importante en la vida de Jesús. Significó la pérdida del apoyo popular. Desde entonces, en su viaje a Jerusalén -en su camino hacia la cruz-, se dedicó de modo preferente y casi exclusivo a ampliar sus enseñanzas a los Doce, porque ellos sí estaban dispuestos a seguirle. Pero había uno -así lo advierte Jesús en los versículos siguientes- que le iba a traicionar. Judas le entregaría más tarde. No tuvo el valor de abandonarlo y luego le hizo el peor de los daños: traicionar la confianza, vender al amigo.

Al final del discurso del pan de vida aparecen tres posturas ante Jesús: la de aquellos que creen en sus propias ilusiones y esperan que él cumpla sus expectativas, pero no quieren oír exigencias ni renuncias; la de quienes aceptan con todas las consecuencias el misterio de su persona y de su enseñanza; y la de quienes lo aceptan externamente, pero no le hacen sitio en su corazón. Éstos últimos, a la larga, son sus peores enemigos. A los primeros Jesús les dice que no busquen la carne -el mundo perecedero-, sino el espíritu -la vida eterna-, cosa que sólo se comprende desde la fe en Dios; a los segundos, les advierte que esa fe es un don, una suerte, un signo de predilección -"He sido yo quien os ha elegido"-; a los últimos les puntualiza que son ellos -y no él- los que se han situado en la posición del enemigo. Por eso cuando le bese en Getsemaní dirá a Judas: "¡Amigo! ¿Con un beso me entregas?".

Jesucristo es una piedra de escándalo -un motivo de discusión- porque necesaria¬mente hay que tomar postura ante él: o se prescinde de él o se le acepta o se le ataca. La decisión depende de la visión que uno tenga de la realidad: quienes sólo miran lo material -la carne- no pueden entender su mensaje de vida eterna; para quienes aceptan también un mundo sobrenatural -el espíritu- su mensaje y su persona representa la realización de los deseos humanos más profundos; quienes pretenden utilizarlo al servicio de sus propios intereses sólo encontrarán desengaño.

FRANCISCO ECHEVARRIA


Maite at: 21 agosto, 2012 15:43 dijo...

Hubo discípulos de Jesús, muchos según el evangelista, que al oír sus palabras "se echaron atrás y no volvieron a ir con él". En nuestros días no es rechazo lo que provocan, sino la más total indiferencia, o a lo sumo curiosidad entre tantas otras palabras de famosos personajes. La diferencia entre ellas está en que las de Jesús son "espíritu y vida" e invitan y comprometen a creer y esperar en Él, a amar hasta la entrega de la propia vida en el servicio a los demás. No se imponen, cada cual puede o no acogerlas desde su libertad personal, y emprender o no el camino de seguimiento de Jesús.

Pedro amaba y seguía a Jesús, y por Él dejó todo lo que tenía. Al igual que el pueblo de Israel en Siquén, en los días de Josué, optó por Él, escogió servirle y se comprometió con Él. Su camino de seguimiento, como el nuestro, estuvo jalonado de deseos e impotencias, de vehemencia y tropiezos, de generosidad e incoherencias, de fidelidad y traición. Por eso, cuando la confusión, las dudas y el cansancio, la incertidumbre, oprimen y aprietan, y la luz se hace oscuridad en torno nuestro, hagamos nuestras sus palabras, desde nuestro pobre barro:

Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna, que sanan y curan mi interior, que me devuelven la paz perdida. Que espolean mi conciencia y me ponen de cara a mi verdad; que me enseñan, me dan luz y fuerza, y me construyen por dentro derribando las muros que me oprimen. Por eso creo en Ti y sé quién eres.

Frapelo at: 22 agosto, 2012 13:28 dijo...

[La crisis religiosa se va deslizando hacia una «indiferencia» cada vez mayor.]
¿Por qué caminamos así?
Nada ocurre por casualidad. Tomemos el refranero popular para explicar esa realidad religiosa: [Recogemos de lo que sembramos.]
Dios tiene un enfoque y los sustitutos de Pedro le encuentran salidas a todo porque: [Aquello que ates y desates…]
¿Siempre está bien lo que hacen? Yo opino que ser nombrado por los humanos (a veces) con las mismas intrigas palaciegas de las instituciones civiles no tiene que conferir ese poder que Jesús les regaló.
Romper los vínculos del matrimonio no es de nuestros días. En 1331, durante el pontificado de Juan XXII, se comenzó a regular dicha ruptura con el “Tribunal de la Rota Romana”. Todos tenemos noticias de su funcionamiento. Yo no pongo ni quito pero sí me pregunto… ¿Siempre se conceden las separaciones ajustadas a VERDAD y SIN COBRAR?
Este ejemplo es la punta del iceberg y no es, para mí, lo más grave. Sí lo es el no haber sabido diseñar, después de dos milenios, una estructura sólida e inamovible para las “Comunidades parroquiales”. Aquí está el origen de ese problema. Lo repito porque aprendí de mi abuelo que “el método machaca” nunca fracasa. Si funcionaran estos grupos la cadena FAMILIA, PRINCIPIOS, SOCIEDAD y RESPONSABLES nos propiciarían el modelo social que permitiría a sus miembros construir un mundo mejor.
Nuestros dirigentes religiosos actúan como los políticos: Planes que no se aplican y actos multitudinarios que cuando acaban sólo generan POPULISMO.
Josué nos muestra el camino, con Dios no valen las medias tintas y hay que tomar la decisión de seguirle, tropezar, caer, levantarse, pedirle perdón, volver a caminar o de viajar por otra ruta. Si caminamos con una intención sana, llegado el momento, sabremos qué hacer.
El texto de Pablo es un ejemplo claro de “paralelismo”: Las relaciones matrimoniales entre el hombre y la mujer y entre la Iglesia y Jesús.
El contexto no es tenido presente, para entender el mensaje, por las mujeres y por la cúpula eclesial. Ellas se sienten ofendidas por su interpretación machista. Ellos, como no se casan, pues tampoco lo entienden bien.
En Juan se vuelve a repetir la experiencia narrada en Josué: Dios se presenta al hombre y éste tiene que elegir entre seguirle o abandonarle.
En nuestros días Dios nos sigue preguntando y, como siempre, le seguimos fallando. El fruto de nuestra respuesta está reflejado en las palabras de J. B. Metz, «crisis de Dios».
Es verdad que: [Dios ha dejado de ser el fundamento del orden social y el principio integrador de la cultura.]
Dios se mostró al hombre poco a poco, según la cultura del momento, y siempre obtuvo el rechazo como fruto. Los primeros rechazos fueron, para mí, más entendibles y disculpables. Los actuales no.