CORPUS

domingo, 22 de mayo de 2016
29 MAYO 2016

CORPUS

3 comentarios:

Paco Echevarría at: 22 mayo, 2016 16:07 dijo...

CUERPO Y SANGRE (Lc 9,11b-17)

Cuentan las Escrituras que Jesús, antes de subir al cielo, prometió su presencia hasta el fin de los tiempos. A partir de aquella hora sigue en medio de los hombres, pero los modos de su presencia han cambiado tanto que resulta difícil reconocerlo. Uno de esos modos es la Eucaristía. Cristo –la Palabra hecha carne– se hace alimento para completar así la unión iniciada en la Encarnación. No hay manera mejor de expresar la unión y la transformación de aquello que se une.

Pero la revelación del misterio siempre es enseñanza y –en el caso de la Eucaristía– el milagro de los panes y los peces nos da la clave. Jesús de Nazaret, que ha alimentado el espíritu de la gente con su palabra, quiere ahora aligerar su cansancio y su debilidad con el pan. Alguien –cuyo nombre desconocemos– renuncia a lo suyo y, sin saber el alcance de su gesto, hace posible el milagro. Todos quedaron saciados y aún quedó para saciar a un pueblo –doce cestos, como doce tribus, fue lo que sobró–. El sentido del milagro es evidente: Dios –llevado por la compasión– multiplica la eficacia de la generosidad humana.

Tal vez sea por eso que celebremos el día de la caridad, el día de la exaltación del amor generoso, gratuito, desinteresado, del amor que da y no pide nada a cambio, como el sol, que da su luz sin que podamos darle nada por lo mucho que nos entrega. La Eucaristía es presencia misteriosa de Jesús en medio de su pueblo y, a la vez, profecía, voz de alerta que no cesa de recordar a los suyos que esa presencia es una invitación a amar del mismo modo que él amó –"como yo os he amado"–. Y, por si alguno no quería entender, lo dejó dicho de modo más abierto, con palabras que no se prestan a confusión ni equívocos: "Lo que hicisteis a uno de mis hermanos menores a mí me lo hicisteis".

El misterio de la Encarnación sigue presente: el Verbo se hizo primero hombre en Jesús de Nazaret para que pudiéramos escucharle; luego se hizo pan y vino en la Eucaristía para que pudiéramos ser uno con él; finalmente se ha hecho hombre en cada uno de sus hermanos más pequeños para que podamos amarle y servirle. Cuando dijo "Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo" se refería seguramente a esto y me da la impresión de que es más advertencia que consuelo.

En este día del Cuerpo y la Sangre de Cristo, debemos despertar las conciencias y ser capaces de ver –a través de la custodia levantada en alto– el sufrimiento humano con sus mil rostros. Adorar el misterio es adorar la presencia que contiene y esa presencia no puede desconectarse de la realidad humana que la sostiene.

Francisco Echevarría

Maite at: 24 mayo, 2016 19:20 dijo...

Qué buen amigo y compañero de camino es Cristo en el Santísimo Sacramento, presencia tierna y constante a nuestro lado, fiel y leal.

Pero no desvirtuemos tan gran don creyendo que es solo para el gozo y deleite personal, para regalo y consuelo. Quien así se entrega lo hace escondido bajo las especies de pan y vino, frutos de la tierra y del trabajo y esfuerzo de los hombres y mujeres de cada tiempo y lugar. Y muestra así el camino a sus discípulos, de ayer y de hoy: el de partirse y repartirse, entregarse como alimento, sustento y fortaleza.

Porque Jesús Eucaristía no es un premio, es ayuda para caminar en pos de él, y ese abajarse hasta encerrarse en algo tan pequeño, corriente y cotidiano como el pan y el vino, arrastra a servir con él y como él a los demás. A implicarse y complicarse para que el pan y el vino lleguen a quienes carecen de lo más básico para subsistir con dignidad, tanto en lo material como en lo espiritual.

Hoy confesamos nuestra fe en Jesús Sacramentado y postrados adoramos su presencia entre nosotros. Hoy, el amor que nos despierta al permanecer a nuestro lado nos muestra el camino hacia nuestros hermanos, donde también se esconde e interpela.

juan antonio at: 27 mayo, 2016 18:56 dijo...

Hoy celebramos el día del Cuerpo y de la Sangre del Señor y con ella el día del amor fraterno, el amor de hermanos, si Dios bajo a la tierra y en ella se quedó, lo hizo para que mirándole a Él, miráramos al hermano, a ese que tenemos al lado, ese vecino, compañero de trabajo, que está en el dolor o en la alegría, lo uno y lo otro tenemos que compartirlo, tenemos, como dice Caritas en este día, dejar nuestra huella, nuestra impronta, nuestro acercamiento.
No sé quien fue quien dijo que los cristianos, los seguidores de Jesús, teníamos dos pilares las Bienaventuranzas y el llamado juicio de las naciones, y yo añadiría un tercer y principal pilar, el amor, desde el que surge esa oración única, que es el Padrenuestro.
San Ignacio de Loyola, dice en sus constituciones, amar y servir y hace unos días el Evangelio del día, nos relataba el pasaje de Marcos de los hermanos Zebedeo, y Jesús además de prometerles el bautizo y el cáliz que todos beberemos, les habló de los grandes y poderosos, y les dijo “entre vosotros no sea así” el que quiera ser más importante se haga servidor de todos y el que quiera ser el primero sea el esclavo de todos.
Qué forma más distinta de ver las cosas, como el Evangelio de hoy, los discípulos despide a las gentes, Jesús dadle vosotros de comer, qué contrapunto entre una postura y otra y al final, nos viene a enseñar que sin Él no podemos hacer nada, pero con Él lo podemos hacer todo, pero abandonándonos en Él, como el ciego de ayer, con una fe plena y hoy esa fe ha de ser en la presencia real de Jesús en las especie de pan y vino, que son el Cuerpo y la Sangre de Cristo, vivir la Eucaristía, vivir la presencia de Jesús entre nosotros y con el que estamos muy poco.
Siempre que la ocasión se presenta hablo de mi pueblo, pequeño, donde Jesús está expuesto todos los días de diez de la mañana a siete de la tarde de lunes a viernes y de diez a trece los sábados, donde unas personas hacen oración y acompañamiento a Jesús Sacramentado, donde unas personas, autorizadas, si no está el párroco, lo exponen y lo recogen, con el rezo de laudes por la mañana y por la tarde con una rezo, menor, pero tipo completas, personas de muchas fe y de poca ciencia, pero de mucho amor.
María, Madre del Amor Hermoso, hazme semejante a Ti en el amor a tu hijo, AMEN