6 OCTUBRE 2019
DOM 27-C
Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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EL PODER DE LA FE (Lc 17,5-10)
Hay respuestas de Jesús que sorprenden porque no parecen guardar relación con la pregunta que le hacen. La que da en este pasaje evangélico es una de ellas. Le piden sus discípulos que les aumente la fe y él responde diciendo que la fe es muy poderosa y que es más cuestión de hacer que de decir. En realidad está respondiendo a la mentalidad desde la que ellos hablan: la fe -viene a decirles- no es asunto de cantidad, sino de calidad y compromiso.
Es innegable que el tema de la fe está de plena actualidad: en unos casos por el rechazo abierto y hasta militante de quienes niegan el orden sobrenatural y la existencia de Dios; en otros por todo lo contrario, pues, en muchos ambientes se detecta un despertar del interés por lo religioso, lo sobrenatural, el misterio... El mundo, una vez más, es un reino de contrastes. Y esto tiene grandes ventajas porque ya la fe no es una postura existencial heredada o vivida desde el ambiente, sino una opción personal. Decir -como algunos siguen diciendo- que la gente va a la misa para que la vean no deja de ser un tópico y una simpleza propia de quienes viven todavía anclados en el pasado. Suelen ser los mismos que se ponen de uñas y hablan de intromisión en la vida pública, cuando alguien perteneciente al mundo religioso dice algo que va contra sus intereses, opciones políticas o posiciones existenciales. Argumentan que eso no es admisible en un estado aconfesional, confundiendo así el estado aconfesional con la aconfesionalidad de los ciudadanos. Quisieran éstos que la religión fuera algo íntimo y privado sin ninguna presencia o relevancia en la vida social. Se reconoce el derecho, pero se niega la posibilidad de ejercerlo.
La fe es una opción existencial que compromete a la persona en todas las dimensiones del ser, incluida la social. El derecho a creer implica, por tanto, también el derecho a expresar públicamente la fe y las opciones que se derivan de la misma. El respeto al otro implica que no puedo imponer a nadie mis creencias y el respeto a mí mismo, que nadie puede impedirme que exprese públicamente mi fe. Lo contrario nos lleva al totalitarismo.
A los creyentes, las palabras de Jesús nos advierten de la necesidad de cuidar la intensidad o calidad de nuestra fe. No es cuestión de tener mucha -como si todo se resolviera creyendo una gran cantidad de verdades y dogmas-, sino de que sea viva y comprometida, porque la fuerza le viene de lo viva que esté, no de lo amplia que sea. La eficacia del grano de mostaza lo demuestra. Por eso debemos incluso moderar nuestro lenguaje y no hablar tanto de tener fe cuanto de ser creyentes. El actuar brota desde el ser, que esa es otra de las modas actuales: decir que soy creyente, pero no practicante. ¿Cómo se puede creer sin vivir de acuerdo con la fe que se profesa?
¿No es verdad que hemos sentido muchas veces flaquear nuestra fe? ¿En cuántas ocasiones nos hemos dado cuenta de su fragilidad, su debilidad , de que era poca? Y cuántas veces habremos dicho, desde lo hondo del corazón: Señor, aumenta mi fe.
La fe crece, madura y se desarrolla en el servicio. Esa tarea mágica para Jesús a la que llama a todo el que quiere seguirle. Pero no un servicio remunerado o alabado o cargado de méritos y medallas. Se trata un servicio al que estamos obligados como cristianos, a favor de los demás, que no nos reporta ningún beneficio excepto el de hacernos semejantes al Maestro, que vino para servir y no para ser servido. ¿No es bastante premio?
Todo don ha de ser acogido y cuidado con mimo, reavivado, que dice Pablo a Timoteo. Porque todo regalo se agradece con responsabilidad, con un compromiso sólido con él.
La fe aumenta con las obras de justicia, de misericordia que podamos realizar. De lo contrario se va marchitando y muere.
Somos siervos inútiles que hacemos, en nuestro camino de fe, lo que tenemos que hacer, y esa es nuestra paga: trabajar en la viña de nuestro Padre.
Esta semana el Evangelio o mejor dicho las lecturas, nos trae el tema de la fe y el Evangelio nos regala una mini parábola sobre las obras.
Respecto de la fe deberíamos de tener como manual, el contexto que el autor de la Hoja toma de JAS. Pagola, pues en él nos desgrana qué debemos de entender por fe y que no se puede elegir uno u otro, porque todos nos da la totalidad, la fe son todos esos significados, que como en la piña, las hojas habitáculos de los piñones conforman la piña que ha venido a ser símbolo de unidad, y en la que puede que no todas sean iguales, ni todos los piñones del mismo tamaño, pero todas y todos, forman una sola fruta, la piña.
Y con ello me refiero a esa fe, de la que vivimos los que aceptamos el encuentro con Jesús, de los que aceptamos su persona y con la vivimos sus dichos y sus gestos, como la piña, en comunidad.
Desde esa fe pequeña, pero inmensa, porque no creemos en una parte, en unos pasajes, creemos en una persona Resucitada y Viva y en el Padre que nos mostró con la fuerza del Espíritu que nos regaló.
De la segunda lectura tomemos el primer versículo y pidamos por nuestros sacerdotes, para que “reaviven” la alegría de su consagración, como nostros tenemos que pedir vivir nuestro bautismo con fuerza y alegría; no nos avergoncemos de ser cristianos y decirlo de palabra y de”””obras”””, guardando ese depósito, esa fe, consciente de que somos un pobre tarro de barro.
Cuando los apóstoles pide que les aumente la fe, Jesús no le responde, le contesta con la sentencia, como dice la Hoja, que tengamos la fe que tengamos, tiene que ser autentica, de confiado en su persona, de abandonado en sus manos, de tenerlo todo como regalo del Padre por medio de Jesús y siguiendo la fuerza del Espíritu.
Respecto de la mini parábola, tenemos que decir que va dirigida a nuestro cumplo y miento, a que no por mucho hacer, rezar, asistir a actos religiosos,…………… (añada cada cual…) seremos más amigos de Dios, los tenemos todo ganado, NO, Jesús nos llamó amigos y los amigos tienen una relación de amistad y cuanto damos, hacemos, decimos, es amor lo que hacemos, decimos y damos, por ello vayamos siempre al meollo de nuestra fe: confianza, amor, y esperanza en aquel en quien hemos puesto nuestra vida, que al fin y al cabo es para nuestros hermanos (Mt25).
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, haz que no endurezcamos nuestro corazón, antes bien libranos de todo mal, AMEN
Y tú erre que erre. No. Si ya te enseñó el garras desde la infancia que todo en el mundo tiene un precio:
Si me das un beso, te doy un caramelo.
… y ahí empezó todo.
Por eso te cuesta creerte que tu Padre del Cielo te quiere GRATIS.
Pes es la verdad: te quiere y más de lo que puedas alcanzar a suponer.
Ponte confiadamente en sus Manos, no dudes: ¡Es tanto lo que te ama!
No recuerdo quién lo dijo pero es la verdad: “No podéis imaginar lo que es capaz de hacer Dios por quien se pone incondicionalmente en sus Manos”
El mundo es del garras, del dinero, de los oropeles vacuos; lo que, de verdad, merece la pena y todas tus auténticas necesidades están en el Corazón de Jesús.
¡Venga! ¡Ánimo! Él sabe mejor y antes que tú lo que necesitas y yo creo que lo primero es simplemente: Fe.
Mírale: los brazos extendidos en un abrazo universal
… y los pies clavados
… para esperarnos a todos.
Vicente Barreras,
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