DOM-29B

sábado, 13 de octubre de 2018

21 OCTUBRE 2018  
DOM-29B


3 comentarios:

Paco Echevarría at: 13 octubre, 2018 16:22 dijo...

AUTORIDAD Y PODER (Mc 10,35-45)

Tras el tema de la riqueza, el evangelista Marcos aborda otro asunto no menos importante: el del poder. En el grupo de los Doce existió una cierta competencia por lograr las mejores carteras en el equipo de gobierno del Mesías Rey. Santiago y Juan quisieron adelantarse a los demás y pidieron los dos mejores puestos. La respuesta de Jesús fue que no es cuestión de honores y prebendas, sino de seguimien¬to. Sólo hay una manera de estar a su derecha y a su izquierda: compartir su destino siguiéndole con la cruz hasta el calvario. El afán de poder fue y es una de las tentaciones que ha de superar todo discípulo del carpintero de Nazaret. Los demás, como era de esperar, se molestaron al ver la jugada de los hijos de Zebedeo. Y Jesús aprovecha para adoctrinarles a todos. Sus palabras están cargadas de ironía y de sabiduría. Son un minitratado sobre el valor y el sentido de la autoridad.

"Los que son reconocidos como jefes" es una expresión que se refiere a los príncipes vasallos de Roma -los lacayos del poder que actúan desde la conciencia de su propia debilidad y compensan este sentimiento con la prepotencia y el abuso de poder-. Está denunciando un hecho de experiencia: el poder de una persona está en proporción inversa a su autoridad moral. Si un hombre posee autoridad -sentido de la justicia, respeto, honestidad y equilibrio-, no necesita recurrir a la fuerza para hacer notar su presencia. Pero cuando carece de ella, tiene que recurrir a la amenaza, al miedo. Por esta razón el poder -no la autoridad- necesariamente corrompe al que lo detenta. Al fin y al cabo el poder no es sino una forma abusiva -y por tanto ilegítima- de ejercer la autoridad. Esto es algo que algunos olvidan y creen que el ser elegidos por el pueblo da derecho a hacer lo que se quiera con ese pueblo. La democracia está enferma cuando los elegidos entienden que los electores, junto con el voto, depositan en la urna sus derechos y su soberanía.

El pensamiento de Jesús sobre la autoridad es claro y continúa la línea de los profetas de Israel: la única forma legítima y justa de ejercer la autoridad es el servicio. No se trata de situarse por encima o por delante de los demás, sino de colocarse debajo de los más débiles, hasta dar la vida si es necesario. El servicio de la autoridad no es otra cosa que usar las propias capacidades para ayudar a los menos capacitados y el espíritu que ha de animarla es el amor desinteresado. Quien no sea capaz de hacer las cosas así está incapacitado para ejercer la autoridad.

Si hubiéramos entendido -y aceptado- estas enseñanzas ¡cuánto sufrimiento inútil nos habríamos ahorrado! Porque muchos de los males que padecemos tienen su origen en que hemos confundido poder y autoridad. Y, si esto debe ser así en la sociedad humana, ¡cuánto más ha de serlo en la comunidad cristiana, en la Iglesia!

Francisco Echevarría

juan antonio at: 14 octubre, 2018 21:43 dijo...

…… NO HA DE SER ASÍ ENTRE VOSOTROS
Para un oriundo de Bonares, es más apreciable la versión de Mateo (20,20) que se proclamará el día 22 en esta localidad, al celebrarse el día de Santa María Salomé, la madre de los Zebedeos, Santiago y Juan y yo, como buen hijo que intento ser, no he podido resistirme a ponerlo de manifiesto; es la única mujer judía, que yo conozca, que es patrona y en Bonares se la relaciona con el origen del pueblo, cuestión que puede resultar equivocada, pero lo dejo a los entendidos en historia.
Quitado ese primer versículo, el contenido del pasaje evangélico es idéntico al de Marcos, el poder, el estar en los primeros puestos, ser de los que estén por encima de todos y realmente llegaron a ser o estar, pues junto con Pedro, fueron los tres privilegiados de Jesús en determinados milagros, la transfiguración y sobre todo en el Huerto de los Olivos y uno de ellos fue el primero de los apóstoles en dar la vida por su fe en Jesús.
Podíamos decir que fueron los que iniciaron o querían iniciar el carrerismo clerical, como dice nuestro Papa en lo referente a la Iglesia, pero que este ser el primero a costa de lo que sea es cuestión también muy normal en la sociedad, no son los únicos los hombres de Iglesia.
Pero el Evangelio pone a nuestra meditación dos puntos, por una parte la aceptación de nuestro bautismo hasta el derramamiento de sangre y por otro lado el servicio.
En nuestra Iglesia, esta aceptación total del bautismo y este servicio es la clave de los seguidores de Jesús, porque en definitiva el discípulo no puede ser más que el Maestro y si éste sufrió la Cruz Redentora e hizo del servicio su hacer y su vivir en la tierra, enseñándonos cómo debe ser nuestro caminar junto a Él, como vimos la semana pasada, ligerito de lo que nos sobra que son muchas cosas.
Tenemos que preguntarnos cómo es nuestro servicio, cómo es nuestra respuesta a las necesidades de la Iglesia en el desarrollo de su actuación social y ministerial, sin excusas ni protestas, sin poner obstáculos a aquellas cosas que se nos pide, que nunca sobrepasará lo que seamos capaces de dar o hacer.
Hace unas semanas ponía en estas reflexiones un poema de Gabriela Mistral sobre el “Servir”, releámoslo, llevémoslo a la oración, y nos decía, casi al final que Dios “”“Pudiera llamarse ¡el que sirve!””.

Quien nos ha dicho que no podemos, que somos mayores, achacosos, que no sabemos, que, que….., en definitiva yo soy cristiano pero a mí eso……., pues vayámonos a otra parte, seamos sincero con nosotros mismos y no pasa nada, pues decir y no hacer, pues como que no encaja en las enseñanzas del Evangelio.

Como nos dice la segunda lectura, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, como lo esperamos de Ti.

Virgen Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a decir AMEN

Maite at: 17 octubre, 2018 19:19 dijo...

Todos queremos sentarnos en la gloria del Señor, a su izquierda y a su derecha. Todos aspiramos a ser más, a tener poder. Solo Jesús y su Reino pueden hacer que estas aspiraciones nuestras, tan nuestras, se cambien por otras.

Si Jesús te enamora te identificarás con él. Su proyecto de vida será el tuyo,su camino, sus opciones y prioridades serán los tuyos.


Y él es el Siervo de Dios que justifica a los demás cargando con sus crímenes. Es el que después a apurar el cáliz de la entrega de la propia vida se compadece como nadie de nuestras debilidades. El que sentado en un trono de gracia, y no de otra cosa, la regala a manos llenas a quien la necesita.

Después de mirar a Jesús en los evangelios y escuchar su enseñanza, de ver su amor al Padre y a sus amigos, su pasión por el Reino, cómo pasa haciendo el bien ¿aún anhelas algo que no sea seguirle?

Si todavía deseas el poder y la autoridad, ser más que los demás, pero tu corazón desea ser discípulo suyo, tendrá paciencia contigo. Y no dejará de enseñarte, las veces que hagan falta, el camino que lleva a la Vida y la felicidad: el mismo que él recorrió, el de hacerse servidor.