DOM-30B

sábado, 20 de octubre de 2018

28 OCTUBRE 2018  
DOM-30B

3 comentarios:

Paco Echevarría at: 20 octubre, 2018 09:46 dijo...

EL PODER DE LA FE (Mc 10,46-52)

La curación del ciego Bartimeo -poco antes de la entrada en Jerusalén- relata la última de las exigencias del discípulo: la fe en el mesías y en su misión. En Oriente eran frecuentes las enfermedades oculares y con pocas posibilidades de curación, de modo que a un ciego -además de la angustia que supone vivir en las tinieblas- sólo le quedaba como recurso la mendicidad. Su marginación, por tanto, era doble: por la pobreza y por la oscuridad. El evangelista lo indica diciendo que "estaba sentado al borde del camino". El ciego era un hombre orillado, instalado -sentado- en la marginación.

Al oír que Jesús pasaba, Bartimeo no dudó en llamar su atención utilizando un título mesiánico: Hijo de David. Pero los que le acompañaban -los que gozaban del don de la vista- intentaron hacerle callar. Jesús, sin embargo, le hizo acercarse. La razón es evidente: eran muchos los que le seguían, pero sólo este hombre comprendió que la principal tarea del mesías es la compasión.

Tres son las invitaciones que le hacen los mensajeros: Anímate, levántate, te llama. Y tres son las acciones del ciego: suelta el manto -se despoja, abandona aquello que representaba su condición de ciego-, da un salto -su respuesta es rápida- y se acerca -se mete en el río de gente que acompaña a Jesús-. La pregunta que Jesús le hace viene a significar “¿qué esperas de mí?”; y la respuesta del hombre, “Maestro: dame la luz”. Entonces viene lo más sorprenden¬te. Jesús le dice: "Camina: tu fe te ha curado".

No es que tenga fe porque se ha curado, sino que se ha curado porque tiene fe. No es el milagro lo que engendra la fe, sino la fe la que hace posible el milagro. Para la comunidad de Marcos, el ciego Bartimeo es prototipo de los verdaderos discípulos. Muchos siguen a Jesús, pero están ciegos porque su fe no es profunda y no aceptan su misión. Todos creen que el ciego vive en la oscuridad, pero, según el parecer de Jesús, sólo él ha alcanzado la luz porque es el único que cree en la bondad y el poder de quien le trae la ayuda de Dios.

La curación es manifestación, expresión, consecuencia de la fe salvadora. Es ella la que cura al ciego y es ella la que salva a los discípulos que le siguen por el camino que conduce a la cruz, a la entrega de la vida, expresión del amor más grande. Y es que la fe -aunque suene mal en tiempo de increencia y superstición- es lo único que puede salvar al hombre de la oscuridad y del sinsentido de la vida. Tomás dijo: “Sólo creeré lo que toque y vea”. Hoy muchos suscriben sus palabras y, por ello, se consideran hombres modernos, científicos, positivistas. La verdad es que la esencia de las cosas escapa a la mirada, que sólo la fe desvela el misterio que se esconde en ellas y que sólo quien atisba el misterio tiene la fuerza necesaria para cambiar profundamente la realidad. Así pues, la fe te muestra el misterio y el misterio, la senda de la transformación.
Francisco Echevarría

Maite at: 23 octubre, 2018 17:40 dijo...

Lo primero que pide Bartimeo a Jesús es compasión, y la pide al que tiene las entrañas llenas de ella. La compasión es gratuita, misericordiosa, generosa, porque nace de la empatía más profunda con el otro.

La compasión no juzga sino con benevolencia y jamás condena. Después de la compasión Bartimeo recibe la luz y con ella la capacidad de emprender el camino del seguimiento de Jesús.

Cuando no tenemos nada más que miseria y somos más frágiles y vulnerables necesitamos la compasión. Si experimentamos la de Dios y la de los demás no se la negarás a nadie.

Jesús te conoce más y mejor que tú a ti mismo, y es la viva imagen de un dios grande con sus hijos, que puede cambiar su suerte de manera que, después de sembrar con lágrimas recojan entre cantares; que devuelve la alegría a los que no tienen luz y el movimiento a quienes no pueden andar.

Si hay alguien que entiende y conoce la debilidad es Jesús, que quiso hacerse uno de nosotros. Por eso tiene compasión y puede darnos la luz.

Acércate a él y con su luz verás lo suficiente del sufrimiento y la debilidad ajenos como para sentir compasión y hacer de tu vida una donación para el otro. Como Jesús.

juan antonio at: 23 octubre, 2018 19:17 dijo...

¡ANIMO, LEVANTATE, TE LLAMA!
En el Evangelio de esta semana podemos ver distintas actitudes frente a Jesús que pasa:
La del ciego sentado en el camino y que grita compasión
La de los acompañantes que rechazan los gritos del ciego
Las de aquellas personas que lo animan y lo presentan a Jesús
Y desde Jesús, ese dialogo con el ciego, que quieres que te haga, la petición, Señor, que vea y la respuesta de Jesús: tu fe te ha salvado.
Este pasaje es no para unas líneas, sino para muchas horas de oración, para muchas horas de Sagrario en donde grite a Jesús por mi vida ciega por muy bien que esté de los ojos, de una vida tirada en el camino dependiendo de las limosnas tuyas que no sé ver, de tus preguntas sobre quiero que me hagas y no acierto a escucharlas ni a entenderlas porque las angustias, los egoísmos, la autosuficiencia, la inmensa cantidad de cosas de que me rodeo no me dejan la tranquilidad suficiente para estar a tus pies y decirte ten compasión de mi y devuélveme la vista y con ella la vida, dame la alegría de nuevos ojos para contigo en los hermanos, dame ánimo para poder llevarte a mucha gente que están sentados, como yo, en un camino cualquiera de la vida sin una persona que le den aliento, que nos diga y rediga que Tú me estas, nos estás esperando en el Sagrario y en el vecino, en el amigo, en el conocido, en …….. que necesitan escuchar tu voz QUÉ QUIERES QUE TE HAGA.
Depende de mí ser buen samaritano o pasar como el sacerdote y el levita.
Señor, ten compasión de mi para poder ser compasivo con todos
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a decir AMEN