2º Domingo de Pascua - B

lunes, 17 de abril de 2006
HECHOS: En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común…
1 JUAN: Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo
JUAN: Se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»


Descargar Evangelio del 2º Domingo de Pascua - B:

2 comentarios:

Anónimo at: 18 abril, 2006 09:07 dijo...

EL SÍNDROME DE TOMÁS (Jn 20,19-31)

Después de ver vacío el sepulcro, los seguidores de Jesús se escondieron asustados, porque, si al corazón le es duro aceptar la muerte, a la mente le es difícil aceptar la resurrección. Aquellos pobres hombres, convertidos en testigos del misterio, sólo pensaron en desaparecer. Cuando Jesús les salió al encuentro, les mostró los trofeos de su pasión -sus heridas- para que vieran que no era un fantasma y se llenaron de alegría. ¡Sublime sentimiento que invade a todo el que se encuentra -en medio de sus dudas y temores- con el Señor de la vida! El primer rasgo de un auténtico cristiano es la alegría, ya que ella es el brillo del amor.
Luego, antes de enviarlos a liberar a los hombres de la culpa, sopla sobre ellos -como el creador sobre el barro del primer hombre- para darles su Espíritu. El Espíritu es necesario porque el poder de perdonar excede con mucho las posibilidades humanas, como decían los fariseos a Jesús, y hace falta otro poder más alto para absolver la culpa. Sólo Dios es Señor del perdón. La Iglesia se considera heredera y continuadora de esa noble misión que consiste en librar al ser humano de la angustia que generan sus propios errores.
Todo esto va precedido del saludo de la paz, el principal de los dones del Mesías. Paz, alegría y perdón: ¡Hermosa trilogía para un mundo necesitado de las tres en extremo! La misión del cristiano, como la de Cristo, es anunciar a un mundo castigado por la violencia la paz más profunda y valiosa: la del corazón; entregar la dicha más auténtica a un mundo entristecido, que oculta su insatisfacción en una compulsiva búsqueda de placeres; y liberar de la angustia de la culpa a quienes han olvidado el concepto de pecado, pero no se han podido liberar del sentimiento que conlleva la connivencia con el mal.
Tomás representa a todos los escépticos, a todos aquellos que sólo creen en lo que puede verse y tocarse, a los que hacen gala de ser prácticos y positivos. Sólo se fían de lo que entra por los sentidos. Lo cual es bien poco. A éstos Jesús les dice: Dichosos los que crean sin haber visto. No defiende la falta de rigor o las ingenuidades. Habla de que hay otra realidad tan presente y comprometedora como aquella que nos llega a través de las ventanas. Ignorarla no es cosa de sabios, sino de engreídos. Más aún: el verdadero sabio desconfía de lo aparente y sabe ver siempre más allá porque no se deja engañar, sino que busca en todos y en todo el espíritu que anima a cada ser. Tal vez la fe no sea -como en otro tiempo se creyó- una debilidad del ignorante, sino una necesidad, un valor, para la supervivencia. Han pasado los años en los que casi había que disculparse por creer y había que soportar la ironía o el menospre¬cio. El síndrome de Tomás no es más que el síntoma de un mal oculto: la autosuficiencia con que nos defendemos del misterio.
Paco Echevarría.

Anónimo at: 19 abril, 2006 22:59 dijo...

Estimado en el Señor Jesús : Te haré algún comentario y perdona que no los haga a menudo debido a que siempre ando escaso de tiempo y se que me extiendo demasiado, pues si no suena a " falso ".
Es difícil compartir los bienes hoy día en plan de creyentes, amigos o incluso en la familia donde todos poseemos "nuestras cosas " en particular. Otra cosa es en una comunidad religiosa o laica como ese artículo tan admirable que ha salido en Alandar este mes, de jóvenes que "conviven" con enfermos de sida. También tenemos la opción de ser solidarios con todos aquéllos que sufren por causa del sistema capitalista. Particularmente, deberíamos estar atentos a la hora de darles un fin justo a nuestros pequeños ahorros y desechar en lo posible el transporte particular ,usando el colectivo, al mismo tiempo que "convives" con otros seres humanos, asumiendo ( a través de miradas o palabras de acercamiento, etc) sus alegrías y preocupaciones.
Un cristiano "comprometido" creo que debería tenerlo "claro" a la hora de ir a comer fuera de casa; te puedes llevar la comida como hacen los que carecen de "casi todo": ellos no van de restaurantes ni hoteles, si no que ahorran lo que pueden para enviarlo a sus familiares que en muchos casos están pasando hambre; no entiendo las cenas organizadas, aunque sea para ayudar a ONGS.
Lo difícil de superar es cuando piensas en el hijo al que deseas ayudar y no puedes, porque ya lo has hecho otras veces y no ha sabido ser responsable de sus actos...entonces ¿qué hacer? éste es un problema que muchos padres no sabemos cómo solucionar si no es con la oración al que todo lo puede.
Si que doy gracias a Dios por habernos tocado un párroco tan ejemplar y entregado al Evangelio de Jesús (que no es lo mismo que a los mandatos de la Jerarquía),al tener que dejar el anterior la parroquia a causa de un linfoma. Mi participación es llevarle los escritos que todos los buenos amigos me mandáis: Ciberiglesia, tú mismo, Juan Cejudo, Atrio, Foro Urbina, etc, etc.: esta es mi principal labor, pues estoy a más de 5 kms. de mi parroquia (la adoptada mutuamente);también envío dichos escritos al otro cura, a través de las Hermanas de la Caridad. Este párroco (ordenado a los cuarenta y tantos años) es sindicalista, Consiliario HOAC (por la que yo pasé hará casi 40 años) y está bien arraigado en la Teología de la Liberación, así que ¿ que más puedo pedir...si hasta me evita las lecturas que se puedan referir al Papa y los obispos ?.La verdad es que de no haber enviado este " suplente " creo que no habría vuelto a ninguna parroquia, pues casi todas marchan al paso que les ordena Roma.
Nada más porque son casi las dos de la madrugada.
Un abrazo a todos los que sabéis participar mejor que yo, que se " enrolla " demasiado.