El Bautismo del Señor - A

martes, 4 de enero de 2011
9 Enero 2011

Isaías: Mirad a mi siervo, a quien prefiero.
Hechos: Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo.
Mateo: Apenas se bautizó Jesús, salió del agua y vio que el Espíritu de Dios bajaba sobre él.


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Juan García Muñoz.

1 comentarios:

Maite at: 08 enero, 2011 14:23 dijo...

A Jesús le pasó con Juan, en el Jordán, como con Pedro en la última cena. Al principio de su actividad Juan no comprendía que quisiera someterse al rito del bautismo, y al final era Pedro quien encontraba intolerable que lavara los pies de los discípulos. Qué manía... Pero debía comprender que era demasiado para los dos: para Juan el asceta, siempre en su sitio, y para Pedro el farol, fuera del suyo a todas horas. Ellos tenían clara conciencia de la jerarquía y sus escalones y no pasaban por ahí.

En la vida se sube y se medra, pero no se baja. Y menos en picado. Eso solo le pasa a la Bolsa. Y a quien le toque, pues mala suerte, pero procurarlo a propósito...

El que al encarnarse se hizo uno de tantos renunciando a su condición divina lo hizo con todas las consecuencias. Y si entra dentro del plan salvador de Dios bautizarse aunque no se tengan pecados pues uno se bautiza. Por eso el Espíritu se posa sobre Él, y a partir de ahora guiará todos sus pasos. Por eso queda inaugurada la comunicación entre el cielo y la tierra y se declaran abiertas las relaciones bilaterales. Por eso el Padre deja oír su voz con las palabras más entrañables que puede pronunciar un padre. Él, el de los planes y proyectos incomprensibles pero insuperables. Los de un padre.

Desde entonces cada mañana, cada noche, tenemos el privilegio de dejar que resuene en nuestro corazón su voz, que se dirige a cada uno de nosotros como si nadie más existiera en el mundo: tú eres mi hijo, el amado.