Isaías: Yo no te olvidaré.
1 Corintios: El Señor pondrá al descubierto los designios del corazón.
Mateo: No os agobiéis por el mañana.
1 Corintios: El Señor pondrá al descubierto los designios del corazón.
Mateo: No os agobiéis por el mañana.
Descargar 8º Domingo Ordinario - A.
Juan García Muñoz.
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Corazones partidos, yo no los quiero, y si doy el mío, lo doy entero, decía la canción. Dar o no dar, esa es la cuestión. O todo o nada. Sin medias tintas. En la amistad y el amor no se entiende de otra manera. A nadie nos gusta ser para el otro premio de consolación o segundo plato. A Dios tampoco.
Al hablarnos de los pájaros Jesús no dice que no sembremos, ni seguemos, ni almacenemos, pero sí que no creamos que de ahí, y solo de ahí, viene y depende nuestro sustento. Que si perdemos la paz y la tranquilidad por el alimento y el vestido corremos el peligro de olvidar que son más importantes la vida y el cuerpo. Cuestión de prioridades.
Dios no quiere hijos agobiados, inquietos, preocupados o angustiados por cubrir sus necesidades básicas. Hijos que olvidan que tienen un padre que vela por ellos y los cuida. Los paganos se afanan por esas cosas. Los que no saben que tienen padre, los que creen que todo depende de sus manos. Hay que poner el corazón y los afanes en lo que importa de verdad: el Reino de Dios y su justicia. Eso nos hace responsables también de las necesidades de los demás. Es tarea nuestra que todos tengamos el pan de cada día para que, libres de preocupaciones agobiantes, pongamos entero nuestro corazón y nuestras fuerzas en Dios.
Estamos llamados a ser algo más que jornaleros a sueldo: somos hijos, servidores de Cristo y fieles administradores de los misterios de Dios. Colaboradores suyos en la tarea del Reino. No estamos solos. Tenemos padre. Y uno que no nos olvidaría ni aunque lo hiciera nuestra madre.
Y cuando llegan el cansancio y la impotencia, la desilusión, hagamos nuestras las palabras del salmista:
Descansa solo en Dios, alma mía,
porque Él es mi esperanza,
solo Él es mi roca y mi salvación
(y no el dinero, la mentira o el poder)
Pueblo suyo, confiad en Él,
desahogad ante Él vuestro corazón.
Descansa solo en Dios, alma mía.
Como todas las palabras de Jesús, estas hay que entenderlas en clave de Reino. Buscad el Reino y lo demás viene por añadidura.
En una comunidad de Reino no es necesario acaparar seguridades, pues nadie ha de temer. Nadie es ambicioso porque todo es de todos.
No existe la codicia ni la envidia, porque nada es ajeno.
Los graneros son el símbolo de tanta proyección de poder, seguridad y acoso.
Este pajarillo está de fiesta hoy.
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