Hechos: Dios lo ha constituido Señor y Mesías.
1 Pedro: Habéis vuelto al pastor de vuestras vidas.
Juan: Yo soy la puerta de las ovejas.
1 Pedro: Habéis vuelto al pastor de vuestras vidas.
Juan: Yo soy la puerta de las ovejas.
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Juan García Muñoz.
3 comentarios:
PASTOR Y PUERTA (Jn 10,1-10)
La metáfora de la puerta con la que se abre el evangelio de este domingo tiene un antecedente clarificador en el salmo 118: “Ésta es la puerta para llegar al Señor... sólo los justos pueden entrar por ella”; y un complemento necesario en el Apocalipsis “Miré y vi una puerta abierta en el cielo” (4,1). Uniendo ambos textos tenemos el significado de la parábola: Jesús se presenta a sí mismo como la única puerta por la que se puede entrar en el mundo celestial donde se encuentran los justos; o -lo que es lo mismo-: él es la conexión entre lo humano y lo divino, el paso a la salvación, el acceso a Dios. Lo contrario a la puerta de la vida es la puerta del abismo, que conduce a la destrucción.
Otra metáfora, unida a ésta, es la del pastor que conoce y guía a las ovejas caminando delante de ellas para mostrarles el camino. La figura contraria es la del ladrón y salteador; a éste no le siguen, sino que huyen de él porque no lo conocen. Hay, por tanto, una relación de conocimiento y confianza mutua entre el pastor y el rebaño.
En el contexto de la Pascua, el texto de Juan se refiere a la función de Jesús Mesías. Él representa el eslabón que uno lo divino y lo humano, el camino, la puerta, el paso obligado por el que los hombres llegan a Dios y Dios a los hombres. Son dos mundos diferentes y llegan a ser dos mundos incomunicados cuando Cristo falta. Viene esto a tocar una característica del mundo actual: la inmanencia, que no es sino el repliegue del mundo sobre sí mismo, eliminando todo lo que está más allá del horizonte humano. Para nuestro mundo, el mundo material es el único mundo real y la razón, el único medio de conocimiento. Lo sobrenatural es relegado al terreno de la fantasía, de los mundos imaginarios, inexistentes, que sólo sirven para distraer al hombre de las dificultades que encuentra en el mundo real. Viene a decir esta filosofía que el cielo no es sino una manera de escapar -temporalmente- del infierno en el que vivimos.
El problema es si esta postura soluciona algo. Ciertamente es equivocado vivir lo sobrenatural desentendiéndose del mundo en que vivimos, ilusionados con el mundo que esperamos. Pero ¿es correcta la postura contraria? Jesucristo muestra que no es humano vivir en mundos enfrentados, que lo propio es conectar ambos mundos. De esa manera lo humano se magnifica y lo divino se humaniza. Tal vez sea éste el mejor servicio que el cristianismo puede hacer al hombre de hoy: abrirle el horizonte y mostrarle que Dios no es amenaza sino plenitud, que no invita a huir sino a comprometerse, que no es ilusión sino futuro. Tal vez la unidad del mundo sólo sea posible cuando los hombres acepten la unidad de los mundos. Creo que fue éste uno de los mensajes que el Papa difunto nos dejó cuando afirmó: ¡Abrid la puertas a Cristo! ¡No tengáis miedo!
Necesitas un pastor, y lo tienes. Ese que te llama por tu nombre, que te busca cuando estás perdida, te toma entre sus brazos y te acaricia. Ese cuya voz conoces y con ella te apacigua. Él conoce a los que te hacen daño, y te guarda y te defiende con su vida. Te conduce por los pastos adecuados, cuando brilla el sol y cuando está nublado.
Déjate llevar, déjate guiar y apacentar por donde no sabes, y aunque creas que no puedes pasar por ahí. Solo confía. No tengas miedo cuando ruge la tormenta, Él te cuida. No te asusten los ladrones y bandidos, tu pastor está contigo. Solo quiere que tú tengas vida, generosa y abundante.
YO SOY. Exclusividad de Cristo ante otros pastoreos. Nadie nos ama como Jesucristo y nadie nos conoce como él.
He conocido muy buena gente en este mundo que incluso darían la vida por los demás. Pero qué garantizaría esto. Nada. Ni en la pastoral ni en la política, ni incluso en la educación y la familia. Ya lo dice la canción, "porque nadie nos ama como tú".
Creo que el discurso del Buen Pastor es un grito a la autonomía y libertad de los verdaderos hijos (ovejas de Dios). Quien cuenta con su amor y conocimiento no necesita otros guías.
Tambien es una advertencia de Jesús, de que tengamos cuidado con los que se pregonan pastores, cuando en realidad son asaltadores, ladrones o asesinos. Es muy fácil llegar a tener una vara y un cayado, o una onda (instrumentos antiguos de pastores). La cuestión es utilizarlo para la vida, no para otros fines.
Repito. Cuidado
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