DOMINGO 5º-C

domingo, 3 de febrero de 2013

10 FEBRERO 2013
5º DOM-C

LUCAS 5,1-11. Dejándolo todo lo siguieron.

4 comentarios:

P at: 03 febrero, 2013 08:53 dijo...

PESCADORES DE HOMBRES (Lc 5,1–11)

En la Biblia, el mar no es sólo un lugar. Para una cultura de tierra adentro como aquella, estaba cargado de misterio y peligro. Por eso no es extraño que llegaran a considerarlo símbolo del caos y de la muerte y ámbito de los poderes demoníacos. Debido a ello, está muy presente en la vida de Jesús: camina sobre sus aguas, calma la tempestad y enseña al pueblo desde una barca, es decir, sobre sus aguas. El Mesías muestra así que los infiernos -los reinos inferiores, los demonios- no tienen poder sobre él. La escena de la pesca, que Lucas nos cuenta, muestra a los discípulos cuál ha de ser en adelante su tarea junto a él: sacar el mar -del dominio del mal- a quienes están atrapados en él. Hasta la llegada de Jesús, la lucha contra el mal había sido un bregar contra lo imposible sin obtener resultados -“Hemos pasado la noche bregando” le dicen-; a partir de él -“por tu palabra”- será un prodigio que sorprenderá a todos.

Estamos ante dos estrategias frente al mal y los males del mundo. Una está representada por los que acompañan a Jesús. Son pescadores y saben que los grandes peces suben a la superficie durante la noche y que es entonces la hora de la pesca mejor. Es la estrategia de lo humano basada en el saber, la astucia y la lucha personal en busca de triunfos. La otra es la estrategia de lo divino basada en la sabiduría de Dios, que no busca el éxito, sino el bien.

Frente a los problemas del mundo caben esas mismas dos posturas. Unos creen que es cuestión de habilidad y de técnica. La ciencia -vienen a decir- es poder y el poder es un dios al que se debe servir; todo lo que pueda hacerse debe hacerse, sin más límite que los propios límites; cuando logremos dominar todos los saberes y poseamos todas las técnicas, los males del mundo desaparecerán. La otra postura es la de los que creemos que el asunto es más complejo y que la erradicación del mal -en todas sus manifestacio¬nes- no es posible dejando a Dios de lado. El objetivo no es dominar al mundo, sino salvar a la humanidad. La lógica de lo divino puede parecer menos realista, pero, a la larga, resulta más eficaz.

No es que veamos con malos ojos el progreso técnico y científico. Pero nos dan miedo quienes hacen de ello un absoluto. No es el religioso el único fanatismo posible. También hay un fanatismo científico y un fanatismo político y cultural y... La planta del fanatismo y la intolerancia -con los extremos que conlleva- puede crecer en todos los campos. Tenemos, por desgracia, demasiadas pruebas de que lo que un fanático puede hacer a sus semejantes cuando pierde la conciencia del límite y justifica cualquier cosa que contribuya a sus intereses. La única manera de evitarlo es no perder de vista que el único objetivo justo es el bien del hombre y que, por ello, las exigencias éticas deben prevalecer sobre otros intereses. No puede hacerse todo lo posible, si ello atenta contra la dignidad del ser humano.

Francisco Echevarría

M at: 03 febrero, 2013 08:54 dijo...

PESCADORES (DOM-5C)

El oficio de pescador lo va a seguir realizando Pedro pero en otra clase de pesca. Habrá también buenos y malos momentos, bonanzas y tempestades, noches estrelladas y vientos huracanados, y con ellos, las alegrías y las tristezas, pero vividos de otro modo y por diferentes razones. Jesús va a sacarle de sus faenas diarias para hacerle pescador de hombres y Pedro va a recibir una vocación análoga a su trabajo humano que Jesús va a elevar a otro nivel, asociándole a la obra de salvación.

Ya el profeta Jeremías hablaba de que el pueblo de Israel dispersado sería devuelto a su hogar y que regresarían todos los que habían sido expulsados, porque "Dios va a enviar a muchos pescadores que los pescaran"; van a reunir y congregar a todos los alejados para que regresen a la casa del pueblo de Dios. Y para ello hace falta quien los reúna y congregue: pescadores de hombres que, con sus redes, van a juntar toda clase de pescados.

Y esto vale también para nosotros, creyentes. Nosotros, "los de labios impuros" estamos para vivir la fe en el servicio: buscar, acercar, unir, juntar y para ello romper con discusiones, enfados, rivalidades y desuniones. Abrir a las personas y grupos plegados en si mismos para vivir juntos en la casa de Dios.

Buscar otros mares y usar otras artes.

Y esto es hacer Iglesia y cumplir con nuestra vocación.

Manolo Martín de Vargas.

Maite at: 04 febrero, 2013 19:24 dijo...

Cuando era niña me impresionaba oír al sacristán de una de las iglesias de mi ciudad natal, situada en la costa, un canto cuyo estribillo era: rema mar adentro, rema más y más, buscando los mares de la eternidad. Me estremecían por dentro el ritmo y la cadencia de la canción, la voz varonil y profunda que la entonaba, la letra, pues imaginaba una figura borrosa, remando entre espesas brumas, buscando los mares esos de la eternidad...

Años más tarde Jesús se acercó al lugar donde yo tenía mi barca y me llamó. Hasta entonces me había limitado a chapotear por la orilla bien custodiada y protegida por mis mayores. Seducida por Jesús subí a mi barca y empuñé yo misma los remos por primera vez, e intenté remar mar adentro con todas mis fuerzas para ir en pos de Él. Tenía muy claro donde y como quería llegar y creía que todo dependía de mi empeño y fuerza de voluntad. Así que elegí yo misma la ruta a seguir y no escatimé esfuerzos.

Pronto hicieron su aparición las primeras tormentas, los vientos, las grandes olas, los días, semanas y meses grises y plomizos, insoportables, y empecé a pensar que la tarea era superior a mis fuerzas y que pronto no podría remar más, y mucho menos pescar.

Cuando ya fui incapaz de hacerlo Jesús subió a mi barca, ¡le había dejado en tierra!, y me dio compañeros que remaran conmigo, con quienes compartir mi tarea. Él se hizo dueño de la situación y cambió el rumbo de mi barca. Nos adentramos entonces en aguas tranquilas y volví a sentir en mi cara los rayos del sol, la luz de la luna, y a ver el cielo azul, más hermoso que nunca...

Testigo de la fuerza y el poder del Señor me sentí indigna, como Pedro, de estar a su lado, de su presencia en mi barca; había renegado tantas veces de tantas cosas, y de todos, durante tantas noches de oscuridad... pero Él siguió en mi barca y me enseñó a remar, a mirar el horizonte con esperanza, viendo a través de las nubes y la inclemencia del tiempo y del mar, un sol que jamás deja de brillar.

Desde entonces sigo remando mar adentro y no me asusta el temporal, que forma parte de la travesía. No estoy sola en mi barca, ni en mis cansancios, ni cuando por descuido o torpeza caigo al agua. Muchos brazos tiran de mí y vuelvo a subir a mi barca, y otras veces soy yo quien sostiene a mis compañeros en sus horas bajas. Pero el capitán, el que marca el rumbo y nos lleva donde la pesca es mejor, es el Señor.

Juan Antonio at: 14 febrero, 2013 11:55 dijo...

Hoy llego tarde a la cita y ya entrado en la Cuaresma, con la ceniza sobre mi cabeza y con la renuncia del Papa sobre la Iglesia.
Pero sin querer dejar mi reflexión, me uno a las personas habituales de estos comentarios y allá voy.
Jesús nos está pidiendo una disponibilidad a su Palabra, una entrega a su persona total y absoluta. Jesús no quiere medias tintas, sino la fe adulta, la adhesión entera a su persona, a su misión, a su Evangelio.
Esta fe que el aún Papa nos decía debemos de llenar de sus contenidos, en una formación seria,debemos de llevarla a todos con nuestra misión y nuestro testimonio, tenemos que hacerla caritativa, es decir hacer justicia con nuestra caridad en nuestro hermanos.
Echa las redes y la echaron, venid y os haré pescadores de hombres y DEJANDOLO TODO, lo siguieron.
Esa fue las actitudes de aquellos primeros discipulos y que nosotros debemos de tener para no estar lejos de aquel en quien decimos creer y al que decimos seguir.
Abierto el corazón y dispuestas nuestras manos para la tarea.