DOM-13C

domingo, 19 de junio de 2016
26 JUNIO 2016

DOM-13C

3 comentarios:

Paco Echevarría at: 19 junio, 2016 12:13 dijo...

SEGUIR AL MAESTRO (Lc 9,51-62)

Cuando llegó el momento oportuno, Jesús tomó la determinación de ir a Jerusalén para predicar en el corazón de Israel –en el templo– la Buena Noticia del Reino, a pesar del peligro que ello suponía. Los samaritanos –debido al enfrentamiento religioso entre este pueblo y el judío– se niegan a darle hospitalidad y a los discípulos les salta la vena justiciera. Pero Jesús corta en seco: no ha venido a dar muerte sino vida. Tal vez ésta sea la primera característica de un verdadero discípulo del Nazareno: dejar de lado la autosuficiencia, la ira y la venganza y asumir la humildad, la paz y el perdón.

Luego están quienes se ofrecen animosos a seguir a Jesús tal vez porque no se dan cuenta de lo que ello significa. Él les advierte que el seguimiento sólo es posible desde la renuncia más completa. Tampoco cabe posponer la respuesta cuando él llama o andar con nostalgias por lo que se deja atrás. Todo se reduce a una cosa: la libertad interior. Quien tiene el corazón apegado a sus posesiones, a sus tareas o a sus afectos no tiene la libertad necesaria para asumir el destino del Maestro.

La verdad es que choca bastante la radicalidad con que habla y, por ello, nos inclinamos a pensar que tal vez sólo se trate de una metáfora. Pero no hay nada que justifique una interpretación semejante. La llamada de Jesús es exigente y no se anda con medias tintas ni componendas. El texto evangélico no es ambiguo. El problema es nuestro porque vivimos en un tiempo que ha hecho de la provisionalidad uno de los rasgos más sobresalientes de nuestro modo de vivir, como puede verse en hechos como estos: se ha perdido la estabilidad laboral; los políticos están satisfechos si consiguen terminar la legislatura; aumentan las rupturas matrimoniales y crece el número de parejas de hecho; en algún país se ha planteado el matrimonio temporal... A todo le añadimos un "por ahora". Es como si la vida fuera un asunto de usar y tirar.

Hay quienes defienden este modo de vivir y de entender la vida. Pero olvidan algo: que la provisionalidad genera inseguridad; la inseguridad, angustia; y la angustia es uno de los sentimientos que más desequilibra la mente y el espíritu. La cultura de lo provisional conduce a una sociedad física, psíquica y espiritualmente enferma. Los profetas que predican el rechazo al compromiso por considerarlo inhumano, anacrónico o utópico deberían preguntarse a quién sirven realmente.

Considero que hoy más que nunca las exigencias de Jesús están vigentes y conservan toda su frescura como un camino de humanización. Ser fiel a la palabra dada, perseverar en la decisión tomada, seguir a pesar de las dificultades, tener el valor de decidir y comprometerse no son cosas que atenten contra la dignidad de lo humano. Muy al contrario: son rasgos que engrandecen a quienes tienen el coraje de vivir según ellos.

Maite at: 21 junio, 2016 18:07 dijo...

El seguimiento de Jesús es exigente: hay que darlo todo del todo y para siempre. Y eso solo puede hacerlo quien, como el salmista, encuentra en el Señor su lote y su heredad, es decir, todos sus bienes, su tesoro, su perla preciosa, lo que da sentido a su vida, su amor.

Un corazón enamorado hace del Señor su refugio y se deja en sus manos. Tiene siempre presente al amado y se sabe acompañado, protegido por él de continuo. Confía y se abandona aunque la misma muerte ronde y aceche y el sendero de la vida se vuelva abrupto e intransitable.

En el seguimiento de Jesús lo de menos es la renuncia, lo que se deja atrás, porque lo que importa es el Reino de Dios y él absorbe toda la energía y todo el ser.

El yugo del Señor es suave y, paradójicamente, da la libertad plena y verdadera, la que empuja a vivir el mandamiento del amor, amando como Jesús nos amó, hasta dar la vida.

En el camino del seguimiento nos guía el Espíritu. Si nos dejamos conducir por él nos librará del dominio de la ley, que nos esclaviza a un código sin amor y es menos exigente que él, y hará que superemos el antagonismo entre la carne y el espíritu, el yo y la voluntad de Dios para nosotros.

juan antonio at: 23 junio, 2016 18:56 dijo...

Hoy el Evangelio, podríamos dividirlo en tres partes
Una primera, la decisión de Jesús, por acercarse la hora, de subir a Jerusalén
El rechazo de los samaritanos o el de algunos samaritanos y la reacción de los Zebedeos
Y por último las recomendaciones sobre su seguimiento.
--Jesús no elude la Cruz, ha hablado del Reinado de Dios sobre la tierra, qué es la acogida de todos los débiles, los llamados pecadores, los excluidos, los rechazados, los enfermos……. prioritarios en esa proclamación de la Buena Noticia, cuestiones que tropiezan con la oficialidad de la época, época relajada como la nuestra, que abandona lo principal y se queda con lo externo, como nos dice el Evangelio de hoy, …””no todo que el diga Señor, Señor entrará en el Reino de los cielos….., sino el que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica, será como el que construye su casa sobre roca….”
Que de Evangelio tenemos en nuestras vidas? Luchamos por la dignidad de los excluidos y marginados, en definitiva, qué hacemos por el Reinado de Dios?
--Los samaritanos rechazaron a Jesús y en seguida los Zebedeos quería derramar fuego de lo alto: no nos acogen, los destruimos, los quitamos de en medio, no reciben lo que les proponemos o mejor sería decir le imponemos y zas, condena a diestro y siniestro, lo que es muy propio muchas veces de los que nos decimos seguidores de ese Jesús de la misericordia y la ternura, el perdón, el amor…..
--Las recomendaciones del seguimiento, como nos dice el maestro en su comentario, están vigentes, el Evangelio es el Evangelio y no podemos conformarlo a nuestro modo y apaño, esa radicalidad está llena de ternura, de amor, de perdón, de misericordia, como antes he dicho, pero el discípulo no puede ser más que su maestro y si Este subió a Jerusalén, con Él tenemos que subir día a día, paso a paso, confrontando nuestra vida con todo lo que nos aparta de la Palabra de Dios, de todo aquello que Jesús nos dejó en su Evangelio y sea en lo privado o en lo público, nuestra vida tiene que ser conformada en la Palabra de Jesús y dejar huella por donde vayamos y sin tener miedo dejar nuestro testimonio de vida y de palabra, pues ya nos los dijo,””yo estaré con vosotros hasta el fin de mundo”.
Sintámoslo así, sintamos esa presencia de Dios en nosotros, como nos dice el salmista …”me saciaras de gozo en tu presencia…”
María, Madre de Dios y de todos los hombres, ayúdanos a decir AMEN