DOM-34A

domingo, 19 de noviembre de 2017
26 NOVIEMBRE 2017          

DOM-34A

2 comentarios:

juan antonio at: 20 noviembre, 2017 17:58 dijo...

VIVIMOS EL REINO DE DIOS……..
Celebramos este Domingo la festividad de Jesucristo Rey del Universo, pero en un reino, como Él dijo a Pilatos, que no es de este mundo, sino de los corazones, de nuestras almas y vida.
El día 16 de este mes, se proclamaba el Evangelio de Lucas, 17,20-25 en cuyo pasaje los fariseos le preguntan a Jesús cuando va a llegar el Reino de Dios, ellos como siempre incordiando y a ver si te pillo. Y Jesús no se deja sorprender y contestándoles les dice como no va a venir el Reino de Dios ”…….porque el Reino de Dios está en medio de vosotros”.
Y ahora yo me pregunto si nuestra piedad, nuestras prácticas religiosas, nuestro ir y venir de reunión en reunión, de asociación a cofradía, de hermandad a ….., puede que no nos deje ser conscientes de qué sea el Reino de Dios para nosotros, de si vivimos el Reino de Dios a pesar de que Jesús nos dice que está entre nosotros.
Porque el Reino de Dios implica y es, como nos dice el Contexto, un cambio de vida y para este cambio, para que el Reino de Dios se implante, Jesús nos propone un programa que va en el Evangelio de Mateo, proclamado en este ciclo, desde el sermón de la montaña, desde las Bienaventuranzas hasta el Juicio de las Naciones de este Domingo, del capítulo cinco al veinte cinco, es decir veinte capitulo llenos de discursos, de parábolas, enseñanzas, amén de las discusiones con los fariseos, y sin dejar, como eje de su acción, el contacto con las personas necesitadas, desprestigiadas, enfermas, desahuciadas, pecadoras públicas, fallecidas, a todas las cuales las hizo centro de su atención y ternuras.
Este Evangelio, S. Juan de la Cruz, creo, que lo resume en el número 59 de sus dichos de Luz y Amor “al atardecer de nuestra vida, te examinarán en el amor” y eso es todo, porque en esa palabra AMOR se expresa el Reino de Dios, pues a las seis circunstancias que pone el Evangelio cada uno podemos ir añadiendo ese saludo, esa sonrisa, ese tiempo presuntamente perdido en una charla con quien te la pide, ese ayudar, acompañar…….., todo expresiones de amor que será de lo que tengamos llena o vacía nuestras manos cuando el Padre nos llame.
Hay dos cosas que llama la atención en el pasaje evangélico, no consta la palabra amor a lo largo de su lectura y entiendo que ello es porque todo en él es amor como ya he dicho y por otra parte que los justos reconozcan que no han reconocido a Jesús en el pobre……… “cuando Señor…..” y esto porque vieron a la persona, vieron al hombre, a la mujer que necesitaba de esa asistencia, visita, donación de uno, de……, y esa persona o esas personas, sin que lo sepamos, sin que lo constatemos, es Cristo que nos visita y muchas veces nosotros, yo, no quiero ver.
Señor, cuando te vimos……………………, qué hicimos? Y qué hacemos? construir el Reino de Dios contando con su presencia como prometió o no abrimos la puerta después de oír su llamada (Ap. 3,20).
Señor, que me deje guiar por el sendero justo, por el honor de tu nombre y que tu Madre y nuestra Madre, la Virgen Santa María, nos ayude a decir AMEN.

Maite at: 21 noviembre, 2017 19:08 dijo...

Cristo reina cuando nuestras obras están guiadas y movidas por la misericordia, y le damos de comer y beber, le hospedamos y vestimos, le visitamos en la persona de los más necesitados.

¿Hay alguien que no tenga los talentos suficientes para hacer esto? ¿Alguno de nosotros no tiene muy cerca a quien padece hambre y sed, algún forastero o enfermo, con quienes practicar la misericordia? Cuando hacemos todo esto Jesús reina entre nosotros y su reinado de amor y gracia, de vida y verdad, crece entre nosotros.

Practicar la misericordia es la mejor manera de mantener nuestras lámparas encendidas a la espera del esposo que llega.

¿Quieres saber donde encontrar el rostro de ese Dios al que dices amar y esperar anhelante? Está en el hambriento y sediento de tantas cosas, en el preso, el inmigrante, el triste y solo, el enfermo y el preso, en el pobre. Ahí está escondido, como enseña la Palabra. No le busques en otro sitio.

Jesús dice que su reino no es de este mundo, es decir, no tiene que ver con el poder y el dominio, con la opresión y la fuerza, sino con el servicio y la entrega de la vida, con el alivio y el consuelo, el cariño y la atención, el apoyo y la acogida.

Eso encuentra el salmista en Dios, y le llama buen pastor, porque se siente apacentado, guiado, cuidado y sostenido por él. Acompañado por su bondad y misericordia todos los días de su vida.

Quien experimenta así a Dios se llena de ternura y compasión hacia los demás y devuelve en ellos a Dios lo que de él recibe.

¿Quieres que venga a nosotros su Reino? Vamos a acoger, tú y yo, el amor que derrocha sobre nosotros y lo derramamos entre quienes más lo necesitan. No tendremos que buscar mucho. Jesús nos saldrá al encuentro a cada paso.