DOM-21B

sábado, 18 de agosto de 2018

26 AGOSTO 2018 
DOM-21B


3 comentarios:

Paco Echevarría at: 18 agosto, 2018 12:14 dijo...

O CONMIGO O CONTRA MÍ (Jn 6,60-69)

Las exigencias propuestas por Jesús anteriormente -la entrega, el amor, como única vía para alcanzar la vida- suponía renunciar a la ilusión que en muchos se había despertado con ocasión del milagro del pan -que él era el Mesías Rey-. Jesús desmontó esa idea y ahora la niega definitivamente diciendo que el camino de la vida pasa por la muerte y la renuncia -"Si el grano de trigo no muere queda infecundo"- y no por el éxito. A la desilusión de antes se unen las excesivas exigencias de ahora. Muchos no están dispuestos a pasar por ahí y le abandonan. Los Doce son testigos de la desafección de la gente y es posible que algunos empezaran a dudar. Jesús les obliga a definirse y Pedro, en nombre de todos ellos, confiesa que lo consideran el Ungido, el Mesías, y que aceptan sus exigencias como único camino de salvación. Fue éste un momento importante en la vida de Jesús. Significó la pérdida del apoyo popular. Desde entonces, en su viaje a Jerusalén -en su camino hacia la cruz-, se dedicó de modo preferente y casi exclusivo a ampliar sus enseñanzas a los Doce, porque ellos sí estaban dispuestos a seguirle. Pero había uno -así lo advierte Jesús en los versículos siguientes- que le iba a traicionar. Judas le entregaría más tarde. No tuvo el valor de abandonarlo y luego le hizo el peor de los daños: traicionar la confianza, vender al amigo.

Al final del discurso del pan de vida aparecen tres posturas ante Jesús: la de aquellos que creen en sus propias ilusiones y esperan que él cumpla sus expectativas, pero no quieren oír exigencias ni renuncias; la de quienes aceptan con todas las consecuencias el misterio de su persona y de su enseñanza; y la de quienes lo aceptan externamente, pero no le hacen sitio en su corazón. Éstos últimos, a la larga, son sus peores enemigos. A los primeros Jesús les dice que no busquen la carne -el mundo perecedero-, sino el espíritu -la vida eterna-, cosa que sólo se comprende desde la fe en Dios; a los segundos, les advierte que esa fe es un don, una suerte, un signo de predilección -"He sido yo quien os ha elegido"-; a los últimos les puntualiza que son ellos -y no él- los que se han situado en la posición del enemigo. Por eso cuando le bese en Getsemaní dirá a Judas: "¡Amigo! ¿Con un beso me entregas?".

Jesucristo es una piedra de escándalo -un motivo de discusión- porque necesaria¬mente hay que tomar postura ante él: o se prescinde de él o se le acepta o se le ataca. La decisión depende de la visión que uno tenga de la realidad: quienes sólo miran lo material -la carne- no pueden entender su mensaje de vida eterna; para quienes aceptan también un mundo sobrenatural -el espíritu- su mensaje y su persona representa la realización de los deseos humanos más profundos; quienes pretenden utilizarlo al servicio de sus propios intereses sólo encontrarán desengaño.

FRANCISCO ECHEVARRIA



juan antonio at: 20 agosto, 2018 19:34 dijo...

LOS QUE SE VAN Y EL SANTO DE DIOS
Este título, desde mi poco entender puede ser lo que nos sintetiza el pasaje evangélico de hoy.
Es el final de este capítulo sexto de Juan, que algunos entendidos autores dicen que debía de comprenderse en los discurso de la última cena, nos plantea por dos veces la decepción de los discípulos y por último una pregunta a LOS DOCE, ésta a los más íntimos, a los más allegados, a aquellos que habían compartido enseñanzas, signos, explicaciones, los que compartieron su vida más de cerca que otros, que llamándose discípulos le seguían o no, parece que cuando la cosa gustaba, como el Evangelio de hoy, lunes de la 20 semana…. “Se marchó triste porque era muy rico”, mientras el dialogo iba como el joven esperaba, estupendo, pero cuando le preguntó ¿qué más?, Mateo no, pero Marcos dice que Jesús le miró con cariño y le dijo ve, vende, dáselo a los pobres y luego sígueme”
Hoy al final de esta larga exposición, despojándonos de todas nuestras pequeñas riquezas comprendamos y vivamos lo que significa encarnarse en la Vida de Jesús, al comer y beber su carne y su sangre en la Eucaristías que celebramos con los hermanos en las comunidades parroquiales.
El discurso es exigente, duro, hay que reconocerlo, hoy lo hemos recibido muy explicado, muy trillado por infinidad de autores y teólogos, pero entonces…… podríamos decir era lógica la deserción de los discípulos, sobre todo los que no recibieron ese don del Padre o no quisieron recibirlo, se resistieron al no aceptar a Cristo Jesús como el “Santo de Dios” que nos revela al Padre, su amor y nos da el Espíritu.
La pregunta a los doce puede ser mi pregunta ,también tú quieres irte? también tú no acepta mis palabras como Espíritu y Vida? no has visto lo que he hecho en ti, en tu vida, cómo te he acompañado, como estoy a tu lado en los buenos y en los malos momentos de tu fragilidad?
Oremos, al menos tres veces al día, como Cristo nos enseñó en una única oración, “El Padrenuestro” que nos lo dice todo:
---desde aceptar a Dios como Padre,
---a los demás como hermanos,
---que está en el cielo tan cercano –no lejos en las alturas o en las simas- sino a nuestro lado,
--santificado, venerado, alabado sea Tú aquí y en todas partes, donde hemos de llevar tu Reino y hemos de cumplir tu voluntad
--danos el pan de tu Espíritu y el de nuestra sostenibilidad
--enséñanos a perdonar para que Tú nos perdone
--ayúdanos en la tentación y librarnos del maligno

¿A quién iremos, Señor, porque sin Ti, el Santo de Dios, no podemos hacer nada?.

Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, enséñanos a gustar y ver a tu Hijo como el Santo, el Hijo de Dios y tuyo y sintamos al Espíritu que nos guía, AMEN

Maite at: 21 agosto, 2018 20:45 dijo...

Las palabras de Jesús son espíritu y vida, pero escandalizan a muchos. Son espíritu y vida que se ofrecen, pero no se imponen. Como todo don, toda gracia exigen acogida y respuesta, tierra buena donde germinar y dar fruto.

Como a las tribus de Israel en Siquén se nos pide elegir a quién servir, a quién escuchar, a quién seguir. Y toda elección conlleva renunciar a todo lo demás, como quien encuentra una perla preciosa y vende todo lo que tiene para comprarla.

La coherencia en el seguimiento de Jesús está en elegir entrar por la puerta estrecha o cargar con la cruz de cada día, hacerse pan partido para todos, entregar la propia vida para que los demás vivan. ¿También tú quieres marcharte? ¿A quién vas a acudir?


Si experimentas, como el salmista, la bondad del Señor, su misericordia y perdón, sabrás que solo él tiene palabras de vida eterna.