DOM-17A

sábado, 18 de julio de 2020
26 JULIO 2020
DOM-17A

2 comentarios:

Paco Echevarría at: 18 julio, 2020 08:56 dijo...

EL TESORO Y LA PERLA (Mt 13,44-52)

En la vida hay búsquedas y descubrimientos. La búsqueda es interesada, está centrada en algo que se aprecia y requiere esfuerzo y disciplina. El descubrimiento es casual, un golpe de suerte, una sorpresa. Jesús, para hablar de los valores del Reino, recurre a lo segundo. Y lo hace porque no se alcanza el Reino de los Cielos con el esfuerzo humano, sino con el beneplácito divino, pues nadie puede merecer bienes eternos. Esto es lo que Jesús explica en estas parábolas.

La primera habla de un tesoro oculto. Arranca de un género literario frecuente en la antigüedad. En tiempos de falta de garantías, era habitual que un hombre, para asegurar su futuro, enterrara en un lugar secreto los ahorros de su vida. Si moría de modo imprevisto -cosa no rara-, se llevaba el secreto a la tumba. Esta costumbre dio origen a leyendas de fabulosos tesoros descubiertos por gente humilde. Jesús se sirve de ellas para explicar que encontrarse con el Reino de Dios es como si un asalariado, trabajando la tierra, halla un tesoro. Lleno de alegría, vende todo lo que tiene para comprar la tierra y quedarse con el tesoro. La primera reacción del hombre es la alegría, el gozo por la suerte que ha tenido; la segunda es el desprendimiento, la renuncia a todo, el abandono de todo aquello que hasta ahora parecía importante en su vida. No es renuncia a medias, sino completa. Los bienes efímeros sólo tienen valor si con ellos se consiguen bienes imperecederos. Lo que uno tiene, por mucho que sea, se vuelve insignificante en comparación con aquello que tiene verdadero valor y por lo que merece la pena vivir. Lo otro es necedad y engaño de sí mismo.

La segunda parábola -la de la perla- viene a significar lo mismo, sólo que en este caso, el hombre está dedicado al quehacer de comprar y vender piedras preciosas. Cuando se encuentra con una verdadera joya, se da cuenta de que aquello que él valoraba no era sino bisutería y baratijas. No se trata ya de un hombre que, enfrascado en sus tareas, encuentra un día la verdad y se deja seducir por ella. Estamos ante un hombre que busca la verdad, pero sólo ha encontrado verdades a medias. La reacción es la misma que el anterior: da todo lo que tiene a cambio de lo que encuentra.


Unos acceden a la verdad desde el quehacer ordinario; otros, desde la búsqueda. Cuando la encuentran, los primeros se llenan de alegría por la sorpresa que produce el bien descubierto, mientras que los segundos, se llenan de satisfacción por la seguridad de haber logrado al fin su meta. Unos y otros toman la decisión de su vida: darlo todo para alcanzar el Todo. Cuando Jesús dice al joven rico: “Vende lo que tienes y dalo a los pobres para tener un tesoro en el cielo” está hablando de lo mismo. El pueblo lo dice de otra manera: “No se puede nadar y guardar la ropa”. El que no renuncia a lo que tiene no puede nadar en la libertad.

juan antonio at: 23 julio, 2020 12:57 dijo...

Hoy terminan las parábolas del capítulo 13 de Mateo y las lecturas empiezan con una primicia y termina con otra y en medio, las últimas parábolas, la del tesoro, la perla y la red.
El empiezo es la oración de Salomón a Dios el Señor, al inicio de su reinado, cuando Dios le dice que pida lo que quiera y pidió sabiduría, capacidad de discernimiento para gobernar al pueblo: cosa que los cristianos olvidamos casi siempre de pedir, pues pedimos por todo y por todos, pero ese saber para servir, ese saber para estar dispuesto a todos, ya es otra cosa: nos retrae, nos echamos atrás o no nos echamos adelante como corresponde a un seguidor del quien lo doy todo.
Tenemos que aprender a orar, como nos recomienda Jesús y los apóstoles (Stg. 4,3), ¡con lo sencillo que es abrir el corazón! Y basta.
Hoy las parábolas, sobre todo las del tesoro y la perla nos traen, entiendo yo, el modo con que hemos de buscar y encontrar el Reino, como hemos de vivir el Reino, como hemos de seguir en el Reino. Con Jesús no hay medias tinta, no hay medias verdades, no vale el sí pero…, aquí lo que vale es el Sí, es Sí (recordáis a los políticos diciéndolo al revés).
Hace unos días el Evangelio nos decía quienes eran la madre, los hermanos de Jesús….., “”los que escuchan y hacen la voluntad de mi Padre”” , esta es la forma de encontrar y buscar el reino, haciendo la voluntad del Padre que hemos de ir discerniendo día a día, en el modo y la forma, porque en esencia es el AMOR, LA MISERICORDIA y LA COMPASIÓN, y con ello no se perderá ninguno de los que el Padre ponga en nuestras manos (J. 6,33).
Venderlo todo, para el tesoro y la perla como ya dijo al joven, venderlo todo para darlo a los pobres, puede ser duro, radical pero es que no hay vuelta atrás con el arado, hay que seguir la senda del que nos precedió y no se reservó para si nada, pues hasta su espíritu entrego al Padre en la Cruz.
Que somos débiles, ya lo sabe el Señor que se constituye en defensor (1ºJ,2,1) y nos dio su Espíritu para que nos recordara cuanto nos dijo e hizo, sus dichos y sus hechos.
El último versículo que algunos dicen que es la octava parábola, si hemos entendido las anteriores, claro está, y así podemos sacar de nosotros lo viejo y sustituyéndolo por lo nuevo, por ese estilo de vida de Jesús que debe ser el nuestro.
Santa Madre de Dios y Madre, enséñanos a decir AMEN