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Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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2 comentarios:
Este domingo hay prisa y apremio en la palabra que escuchamos. Jonás tiene que recorrer Nínive proclamando que va a ser arrasada en cuarenta días. Pablo nos recuerda que la representación de este mundo se termina. Y Jesús nos invita a la conversión y a creer en el Evangelio porque “se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios”.
También esta pandemia global con su corte de crisis y secuelas de todo tipo nos puede ayudar a recordar que el tiempo apremia, que no podemos vivir dormidos o de espaldas al camino a recorrer. Solo tenemos este tiempo, que pasa deprisa, este aquí y ahora, para encontrar y vivir la Vida verdadera y ser parte para que los demás puedan también hallarla.
Nuestro camino cristiano no admite demoras ni plazos. No podemos perder un tiempo que ya no existe. En la hojilla Juan nos recuerda que “quien sigue a Jesús tiene que estar dispuesto a trabajar por bien del hombre hasta dar la vida si es necesario”. Una tarea que urge porque las necesidades apremian, la dignidad de tantos hermanos, su sufrimiento por causas que pueden y deben ser eliminadas…
No hay tiempo que perder para ir en pos de Jesús y ser pescadores de hombres. Para dedicar la vida, como él, a su pasión: el reino de Dios, que es padre de todos.
La hojilla nos recuerda que “discípulo es aquel que respondiendo decididamente a una llamada ha encontrado a alguien”. Y esa respuesta no admite demora.
Por eso para emprender el camino en pos de Jesús oramos con las palabras del salmista: Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas, haz que camine con lealtad…
Siempre encontraremos fuerza y luz en recordar que su ternura y misericordia son eternas.
El Evangelio de este Domingo plantea dos cuestiones, la segunda consecuencia de a primera, esto es empieza lo nuevo, Juan ha sido arrestado y Jesús se retira a Galilea y allí, como diría luego Pedro, “”empezó la cosa”” suceden estos temas: la predicación del Reino de Dios y la búsqueda, la llamada de colaboradores.
Se ha cumplido el plazo, convertíos y creed la Buena Noticia: empieza lo nuevo, lo viejo pasó, Jesús empieza a realizar por decirlo así el encargo que el Padre le ha encomendado, descubrirnos su rostro para que el hombre se eleve en su dignidad de hijos de Dios.
La conversión, como dice un predicador, no es arrepentirse de los pecados, la conversión es cambiar, cambiar mi vida actual por la que debe de tener un cristiano, una persona que se dice seguidor de Jesús, cambiar lo que tengo como bueno y no lo es por lo que de verdad merece la pena.
Esto entraña la conversión y con esto empieza la construcción del Reino de Dios por nuestra parte, tengo que llenarme de Dios para darlo a los que no lo conocen y tienen que empezar conociendolo por mi vida, testimonio de mi encuentro con Jesús, una vez que he hecho realidad ese don de la fe que se me dio en el Bautismo siendo niño, y el niño al crecer tiene que obrar como persona adulta, aceptando a Jesús, muerto y resucitado que nos trajo el rostro del Padre con su Palabra y vida y la fuerza del Espíritu
Nadie tiene excusa para dejar esta construcción, seamos como seamos, nuevo, mayor o viejo, en todas las etapas de la vida hay una tarea adecuada para realizar, no nos echemos atrás.
Dice un autor, y es verdad, Jesús nunca definió lo que era el Reino de Dios, pero a lo largo de su vida nos fue sugiriendo con parábolas y discursos los aspectos del Reino, es lo más importante, el tesoro, la perla, el banquete, el perdón, la cercanía, el Padre Bueno, lo que debimos de hacer ….., ahí en ese librito pequeño y entrañable está lo que hemos de saber y como decía la semana pasada, se ha escrito mucho, muchísimo, pero qué poco hemos masticado la Palabra de Dios para hacerla carne de nuestra carne.
Y Jesús para su cometido, se busca colaboradores, y empieza la llamada, os haré pescadores de hombres, sígueme, y lo dejaron todo y allá que se aventuran quizás influidos por lo terrenal, pues era una región de rebeldes al régimen imperante, siguen al nazareno y empiezan a recibir las enseñanzas de Jesús, a ir por delante de Él, a difundir la Palabra que luego escucharían de los propios labios de Jesús.
Por nuestro Bautismo hemos sido llamado, ahora tenemos que contestar con nuestra acción el seguimiento “”sígueme””.
El seguimiento entraña el mismo riesgo que tuvo al que seguimos, recordad el pasaje de los Zebedeos, “”entre vosotros no será así””, no, entre nosotros será servicio, será más servicio, cosa que muchas veces olvidamos y tanto ordenados como laicos, nos lanzamos a la carrera clerical, sí a tener un rango, un buen cargo, un…… “”entre vosotros no será así””, nuestra meta es construir el Reino, de paz, justicia y amor, de entrega a todos pero sobre todo a los más débiles.
Recemos con el salmista, pidiendo que el señor nos enseñe sus caminos para ir a Él y a los hermanos y este será nuestro punto de reflexión he orído la llamada, la he aceptado o la rechazo…..
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, enséñanos a decir ¡AMEN!
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