BAUTISMO-A

sábado, 31 de diciembre de 2022
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4 comentarios:

Paco Echevarría at: 31 diciembre, 2022 11:38 dijo...

CUANDO EL CIELO SE ABRE

El bautismo de Jesús cierra el ciclo de la Navidad, como un domingo puente entre la infancia y el ministerio del Mesías. Juan preparó la acogida del Esperado predicando la purificación del pecado, la vuelta a Dios y el cambio de costumbres. Sus seguidores eran sumergidos en las aguas del Jordán para simbolizar –mediante el lavado del cuerpo– una limpieza más profunda: la del corazón. Jesús acudió como uno más, no porque necesitara el bautismo, sino por lo que iba a ocurrir a continuación: el cielo se abrió y descendió sobre él el Espíritu, al mismo tiempo que una voz le señalaba como el Hijo amado.

Ese fue el comienzo de un período de tiempo breve –apenas tres años–, pero intenso porque cambió el curso de la historia. Jesús de Nazaret mostró a sus contemporáneos el rostro de Dios, un rostro hasta entonces imaginado –como poderoso, señor, santo y justo– y desde entonces contemplado -como padre misericordioso–. El cielo se abre y el Espíritu desciende cada vez que un hombre toma conciencia de su dignidad de hijo amado y ve, con esos mismos ojos, a cada uno de los que encuentra en su camino. Esa es la novedad –la Buena Noticia– de Jesús de Nazaret.

El problema es si hoy los hombres están abiertos a esa lluvia de gracia o, por el contrario, prefieren vivir atrapados en sus miedos y obsesiones. Es tarea de los creyentes anunciar que el Dios al que se teme no existe porque el que existe es un Dios que ama y donde hay amor no hay temor. El cielo se abre y el Espíritu baja, no para fiscalizar la vida de los hombres y sembrar el mundo de inquietud, sino para llenar de paz el corazón humano y despertar en él sentimientos de bondad.

Hace pocos años que hemos cerrado un siglo lleno de contrastes y muchos miran hacia atrás con pena porque son graves los problemas que deja en herencia al siglo XXI. Por ello, hoy más que nunca, es necesario señalar el horizonte hacia el que caminamos con el dedo de la esperanza e invitar a todos a la digna tarea de construir un mundo nuevo y mejor. Ya va siendo hora de que alguien se ponga a derribar las vallas que nos dividen y enfrentan. La mano derecha tiene que comprender que necesita a la izquierda y la izquierda, a la derecha; que no son opuestas, sino complementarias y que, por ello, ambas son necesarias. Este siglo debe ser el siglo del entendimiento y la colaboración. Lo cual sólo es posible con un corazón nuevo. Necesitamos que el cielo se abra de nuevo y que baje el Espíritu sobre cada hombre para que, al descubrir la propia dignidad y la dignidad del otro, construyamos entre todos –desde las diferencias que nos complementan y enriquecen– un mundo más humano, un mundo de hermanos.

Paco Pérez at: 04 enero, 2023 21:01 dijo...

EL BAUTISMO DE JESÚS… ¿TIENE SENTIDO EL ACTO BAUTISMAL ACTUAL?
Isaías intentó levantar el espíritu decaído del pueblo anunciándoles la venida de un hombre extraordinario, no mencionó su nombre, pero bien pudo referirse al Mesías. Lo mostró con unas virtudes únicas que le permitirían cambiar las prácticas tradicionales y, lo más importante, no emplearía la violencia. Su acción sería permanente, hasta que lograra instaurar el orden verdadero entre las personas, defendiendo siempre la verdad y la justicia.
Pasaron muchos años, el “Plan de Dios” para el hombre siguió cubriendo sus etapas y a Juan “El Bautista” le correspondió allanar los caminos del Señor.
Juan, cumpliendo la misión que le encomendó Dios, renunció a llevar una vida cómoda y se retiró al desierto. Allí comía lo que encontraba, vestía con austeridad y predicaba a quienes se le acercaban. Las personas acudían al Jordán ilusionadas con su mensaje y ejemplo de vida, se arrepentían, cambiaban sus formas de vida, las bautizaba, recibían el perdón y comenzaban a vivir de manera diferente.
Un día, mezclado entre los que acudieron, se acercó Jesús para ser bautizado y Juan se opuso. Está en Lucas 3, 16: [Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.].
Después, Juan obedeció y Jesús recibió el bautismo, reafirmando así su condición de hombre-Dios y dando ejemplo.
Con este cumplimiento Jesús se arriesgó a que el pueblo dudara de su grandeza pues podían pensar que lo recibió porque también había pecado y eso los podía empujar a pensar que no era el ser extraordinario que habían anunciado los profetas y ellos esperaban.
El pueblo creía que la venida del Mesías estaba próxima y es posible que, al bautizarse Jesús, lo que deseara fuera respaldar lo que hacía Juan, mostrarnos su condición humana y enseñar a las personas de todos los tiempos lo que debían hacer.
Jesús recorría los pueblos predicando, Pedro lo acompañaba y así aprendió de Él que Dios acoge a todos los hombres sin hacer distinción entre ellos por razón de nacionalidad, raza o condición social. Cuando predicaba lo ponía como ejemplo y les decía que pasó su vida haciendo el bien a todas las personas.
A los cristianos que procedían del judaísmo, Pedro lo era, les costaba aceptar el mensaje de Jesús sobre la igualdad y la no discriminación. A Pedro le costó comprenderlo y el mejor ejemplo lo dio cuando aceptó en su comunidad a unos paganos de origen romano, Cornelio y su familia.
Eran muy importante y necesario el cambio personal y el arrepentimiento para acercarse a recibir el Bautismo y por esas premisas me pregunto… ¿El Bautismo que se imparte en nuestros días es el modelo que practicó Juan y recibió Jesús? ¿Debemos recibir el Bautismo siendo bebés?
Yo considero que lo deben recibir las personas mayores porque pueden buscar a Dios, conocerlo y amarlo… ¿Cómo?
Leyendo la Biblia, viviendo en la familia y la sociedad como Cristo desea, acudiendo a la Parroquia para formarnos, participando en los actos y actividades que se programen en ella…
Opino así porque el modelo actual lo hemos convertido en un acto social tradicional que empieza en la Parroquia para continuar y acabar, unas horas después, en un restaurante y lo hago apoyado en esta propuesta de Benedicto XVI: [Tenemos la insuperable necesidad de encontrar la responsabilidad social (caridad), a través de la verdad y la humildad.].

juan antonio at: 07 enero, 2023 18:33 dijo...

Jesús con su Bautismo no hace más que cumplir con el plan de Dios, con el plan de la salvación que Dios tiene trazado para el hombre y así lo hace ver a Juan en ese dialogo de yo no tú sí, “déjalo ahora” y Jesús se bautiza.
Qué pecados confesaría Jesús, pues el que se bautizaba por Juan confesaba sus pecados y Él debió de manifestar algo delante del pueblo que esperaba llegar a Juan.

Es un misterio que nunca sabremos, pues ninguno de los evangelios dice nada al respecto.

Ahora bien Jesús cumple con lo que Dios quiere y tenemos que pensar en nuestro bautismo, tenemos que reflexionar, ya de mayor, qué entendemos por estar bautizado, es algo más que la limpieza de pecado como se dice, es que nos hacemos hijos de Dios y miembros de su Iglesia, esto es lo grande, lo que debe de llenarnos de esa inmensa alegría que debe ser, pese a todas las vicisitudes de la vida, la norma de todo cristiano, pues para eso nos mandó su Espíritu “para llevarnos a la alegría completa”.

Y como Jesús en nuestro Bautismo recibimos el Espíritu Santo, somos ungido para hacer realidad el Reino que no explicará con sus enseñanzas qué quiere Dios que sea ese Reino y ahí está nuestra tarea en la contemplación de la Palabra de Dios, de los dichos y hechos de Jesús, del Padre revelado por el Hijo con la fuerza del Espíritu y como Jesús somos amados por Dios.

Miremos alto, miremos más allá de lo que nuestra mente pueda comprender y dejémonos llevar por el Padre Bueno, dejémonos llevar por el Hijo que nos lo revela, dejémonos llevar por el Espíritu que se nos da.

Somos mayores, algunos muy mayores y aún tenemos olvidados nuestro Bautismo, bautismo que tenemos que renovar día adía, como rezamos y tenemos que sentirnos llenos de Dios, tenemos que dejar todo lo que no sea de Dios, tenemos que pensar, sentir, vivir, como Dios quiere que lo hagamos, como hijos de Dios y como miembros de la Iglesia, es decir hacer realidad la comunión de los santos, nunca estamos, nunca rezamos, nunca adoramos ni alabamos solos, aunque solo lo hagas, lo hace con toda la Iglesia, pues somos la comunidad de los hijos del Padre.

Señor gracias por todo

Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a ser hijos con tu Hijo, amado del Padre y con los sentimos del espíritu, ¡AMEN! ¡ALELUYA!

Lucía at: 08 enero, 2023 23:04 dijo...

...Y EL LUGAR QUE QUIERO OCUPAR

¿Qué tiene que ver el Bautismo de Jesús en el Jordán con el mío propio? Es la pregunta que ronda mi corazón cuando veo la imagen de Jesús sumergiéndose como el resto de personas en el Jordán, mostrando así su deseo de hacer la voluntad del Padre y abandonarse totalmente a Él, de dejar atrás su vida pasada y anónima, y mostrarnos el camino hacia un Dios que es Todo Amor. Quizás allí tomó conciencia de que su vida no era suya, sino del Padre.
Recibir el Bautismo sin tener conciencia de ello puso en mí el deseo de otros de compartir su fe y de mostrarme el camino hacia la felicidad. Y el deseo de Dios de ser mi Padre.
… Luego “el viento sopla hacia donde quiere: oyes su rumor, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va...”
El Espíritu va haciendo su trabajo, y poco a poco voy dándome cuenta de todo el amor recibido y el deseo que hay en mí de ocupar mi lugar: de hija que se ha gastado la herencia anticipada y recibe el abrazo amoroso del Padre a su vuelta; de oveja perdida que el Pastor encuentra y devuelve al rebaño... Quizás es entonces, cuando tomo conciencia de mi deseo de ser hija, cuando el sacramento del Bautismo, es una realidad en mí. Una realidad cuya relación con Dios me pone en relación con los otros, ahora hermanos. Que ahora sí, me pone en el camino, tras los pasos de Jesús. Y que me anticipa en cada Eucaristía, la esperanza en la Resurrección, aún sabiendo que antes hay que pasar por la Cruz. Y como Jesús en el Jordán, quizás es ahí donde tomo conciencia de que mi vida no es mía, sino del Padre.