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Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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3 comentarios:
LOS OTROS FIELES (Mt 15,21-28)
El encuentro de Jesús con la cananea rompe con lo establecido y desconcierta sobre todo por sus repercusiones futuras. Jesús salió poco de los límites geográficos de Israel y la razón era que su ministerio tenía como destinatarios a los miembros del pueblo elegido, sobre todo a los pecadores. No había venido a predicar a los paganos porque el designio de Dios era que todos los pueblos de la tierra entraran a formar parte del Reino a través de los descendientes de Abrahán. Primero había que atender a los propios y luego a los extraños. Esa era la lógica de su tiempo y la mentalidad de muchos miembros de la comunidad cristiana de Mateo integrada mayoritariamente por judíos convertidos al cristianismo. Jesús se sitúa en ella para actuar contra la misma.
El dinamismo interno del relato es clarificador: una mujer pagana -cananea- pide ayuda para su hija. Jesús, siguiendo la lógica teológica de los discípulos y de los escribas, pasa sin echarle cuenta, pero la mujer insiste. Su insistencia es tan molesta que los discípulos, para quitársela de encima, ruegan a Jesús que la atienda -no que haga lo que desea, sino que la escuche-. Entonces Jesús los enfrenta con su mentalidad y, en su respuesta, viene a decir: “¿No pensáis vosotros que la salvación sólo es para los judíos? ¿No negáis a los paganos el derecho a disfrutar de los dones mesiánicos? ¿A qué viene esto?”. Entretanto la mujer lo alcanza y le cierra el paso poniéndose de rodillas ante él. Lo interpela con el título de Señor, que en Israel sólo se aplica a Dios, después de haberlo invocado con un título mesiánico -Hijo de David-. Jesús justifica su negativa con un refrán popular: “No está bien echar a los perros el pan de los hijos”. No es una expresión despectiva, sino una manifestación de lo que supone hacer partícipes de los dones mesiánicos a los que no creen. La respuesta de la mujer -la respuesta de los paganos que querían abrazar la fe a los cristianos que se resistían a aceptarlos- es ingeniosa: “No pretendo quitar a nadie su derecho: me conformo con las sobras, con un pequeño resto, porque sé que eso será más que suficiente”. En su insistencia y en su respuesta Jesús ve una gran fe y, en base a esa fe, le concede lo que pide.
La entrada de los paganos en la Iglesia primitiva encontró no pocas resistencias por parte de aquellos cristianos que, anclados en el pasado, pretendían configurar el nuevo pueblo dentro del marco del antiguo. El evangelista san Mateo, a partir del relato de la cananea, critica la actitud segregacionista de estos y muestra que la única condición necesaria para beneficiarse de la salvación alcanzada por Cristo es la fe. La Iglesia es universal -católica- porque a ella pertenecen hombres de todo pueblo, raza y cultura.; la única ley que la rige es el mandato de Jesús: el amor mutuo; y sus únicos límites están marcados por la fe. En medio del mundo, está llamada a ser un factor de integración y de unidad entre los hombres.
Dm 20TO 20.8.23
Las lecturas de esta semana están todas relacionadas con la la universalidad de todos los creyentes, del pueblo de Dios.
Y así desde Isaías que nos habla de los extranjeros que se han dado al Señor, el salmo con todos los pueblos que alaban al Señor, Pablo que se dirige a los gentiles con llamada irrevocable de Dios y terminando con el texto evangélico, esto es el denominador común: no estamos solos, vivimos en familia y en familia universal desde los inicios, desde la piedra angular hasta siempre.
Y el Papa Francisco lo ha venido a recordar a los jóvenes en Lisboa:
“En la Iglesia hay espacio para todos y, cuando no haya, por favor, esforcémonos para que haya, también para el que se equivoca, para el que cae, para el que le cuesta. Porque la Iglesia es, y deber ser cada vez más, esa casa donde resuena el eco de la llamada que Dios dirige a cada uno por su nombre. El Señor no señala con el dedo, sino que abre sus brazos; nos lo muestra Jesús en la cruz. Él no cierra la puerta, sino que invita a entrar; no aleja, sino que acoge”.
Podemos preguntarnos cuál es nuestro espíritu dentro de la Iglesia, universal, abierto a todos, en la unidad de todos los que participamos del cuerpo y de la sangre de Cristo, o priorizamos nuestro grupo, los que nos juntamos para…., los que todas las semanas ….., los de nuestro Movimiento, nuestra…..
¡Qué pena! Pero ya Jesús previó nuestras múltiples divisiones y grupos al pedir al Padre que todos fuéramos uno.
Discierne sobre ello, y actúa en consecuencia, Dios es Padre de TODOS.
El evangelio es un modelo de oración, un modelo de dialogo, de humildad, de silencio de Dios, de perseverancia, de fe que lo supera todo
Se puede decir que la oración es una oración de petición, y hoy miércoles el evangelio nos dice que si dos se ponen de acuerdo para pedir algo, mi Padre se lo dará, es decir igual que Jesús agradece, alaba a su Padre, también nos dice como tenemos que presentarle nuestras necesidades, en verdad, nuestra realidad.
La mujer empieza alabando a Jesús llamándole Señor, y continua, Hijo de David, titulo mesiánico, lo que nos dice que conocía a Jesús, y presenta su petición: “Ten compasión de mí”
Jesús no dice nada y cuando lo dice es para rechazarla y los discípulos quieren quitarse la molestia que les causa
Pero ante el silencio de Jesús, que no sabemos interpretar la mayoría de las veces en nuestra vida de oración, en nuestra vida de cristianos, ella se planta ante él e insiste, Señor, socorreme y ante la humillación de Jesús llamándola “perro” y desde su humildad declarándose “perro”, pide comer las migajas que no quieren los amos: y viene la alabanza y la concesión de su petición.
Alabanza, petición, humildad ante la humillación y silencio, perseverancia, fe, entrega: ahí tenemos los pasos de nuestra oración y sobre todo, espera “Espero en el Señor; en Él espera mi alma, y en su palabra tengo mi esperanza”(Sl. 130)
Hagamos discernimiento sobre nuestro modo de orar, de dirigirnos a nuestro Padre y a nuestro Hermano con el aliento del Espíritu, no cojamos muchos libros, solo uno es bastante, su Palabra, Vida y Esperanza nuestra y de nuestros hermanos.
Tengamos conciencia de que nunca oramos solos, el Espíritu ora con nosotros y toda la comunidad.
Gracias,Señor, por todo
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a decir !AMEN¿
La escena evangélica que contemplamos este domingo me traía a la memoria algunas de las palabras de Francisco en la JMJ de Lisboa: en la Iglesia caben todos, todos y todos. Después, he tenido ocasión de leer comentarios que, en medio de la alegría que estas palabras provocan, ponen de relieve hasta qué punto hay que luchar, todavía, para que se hagan realidad en el seno de la Iglesia.
Los judíos del tiempo de Jesús difícilmente podían asimilar que Dios acogiera a otros pueblos fuera del suyo. Y los primeros cristianos tuvieron que hacer frente al mismo desafío durante mucho tiempo. A pesar de que Isaías se abre ya a los pueblos extranjeros, aunque con la condición de que observen los mismos preceptos que los judíos.
Pablo, en cambio, vive en carne propia el desgarro de predicar el evangelio a los gentiles siendo testigo de la increencia de su propio pueblo y su rechazo a Jesús.
La cananea, que no llega a cumplir todos los requisitos fijados por Isaías para alcanzar, también ella, la salvación de Dios, echa un pulso a Jesús donde lleva al límite todos sus recursos: su arrojo, su humildad, su intuición y, sobre todo su fe/confianza. Será esta la que desarmará a Jesús y la que, como tantas veces, obrará el milagro.
El Papa Francisco ha dicho en alguna otra ocasión que quiere que la Iglesia sea un hospital de campaña. Es ahí donde se recibe a los heridos, los moribundos, los enfermos… sin preguntas, sin condiciones ni requisitos, sin normas; para curarlos, atenderlos, aliviarlos y acompañarlos. Y se recibe a todos, todos y todos. Porque todos somos hermanos, hijos de un mismo Padre. Que no se nos olvide.
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