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Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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EN AQUEL AMOR INMENSO
Juan de la Cruz tiene nueve preciosos romances que describen primorosamente la historia de la creación, la encarnación y el nacimiento de Jesús. Comienzan recreando el diálogo entre el Padre y el Hijo que tiene lugar antes de la encarnación de este para salvar al género humano. El segundo de ellos comienza así: “En aquel amor inmenso…”, pues Juan de la Cruz no concibe otro escenario ni actividad en Dios que no sea de amor: amor que se da y se recibe, que se comunica y fluye, que circula e irradia. Solo y únicamente amor.
Tal es la Trinidad. Afortunadamente para nosotros, Jesús alabó al Padre por revelarse a los pequeños. No a los de mayor capacidad intelectual y conocimientos, sino a los de corazón sencillo, abiertos al Espíritu y su novedad, capaces de asombro y embeleso ante todos los signos de amor y de vida. No se trata de entender y comprender a Dios, que nos trasciende y supera más de lo que podemos imaginar. Es cuestión, más bien, de experimentar, hasta donde sea posible, su amor en nosotros, y dejar que ahí crezca y se desarrolle, que irradie e ilumine, pues tal es la propiedad del amor.
Es lo que hizo Jesús. Experimentó el amor de Dios y descubrió su verdadero rostro, un rostro de Padre. Se entregó a él y se dejó conducir con total fidelidad por el Espíritu, que le movió sin resistencias. Se convirtió así en canal de toda la misericordia, el amor compasivo y la liberación de Dios, de su ternura y cercanía. Dios con nosotros. En un amor inmenso.
SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD * B *26.05.2024
La liturgia al final del ciclo pascual, nos presenta las fiestas de la Santísima Trinidad, Cristo Sumo y Eterno Sacerdote y el día del Corpus Christi, todas dentro del misterio de Dios con nosotros.
Reflexionar sobre la Santísima Trinidad, nos lleva a hablar de Dios, de nuestro Dios, no el Dios de tal o cual confesión, sino del único Dios de la creación, del que todos somos hijos, pues como nos decía Jesús él hace salir el sol sobre malos y buenos...
Sobre este Dios nos habla la Biblia desde la noche de los siglos y el final de la misma, el Nuevo Testamento, nos habla de Dios con nosotros, cuando se cumplieron los tiempos y Dios tomo rostro entre nosotros, se hizo ...uno de tanto, así como Fuerza, Amor para que todo ello nos llegara a nuestro pobre entender.
No podemos hablar del misterio, ya lo dijimos, el misterio llena nuestra vida haciéndola Vida, si lo aceptamos y damos nuestra adhesión y esto es lo que hoy se nos pide, creo yo, abrir nuestro corazón y decir ¡AMEN!,¡ALELUYA!.
Jesús nos habló mucho en su andar misionero del Padre, del Padre nuestro, de su identidad con el Padre … Felipe tanto tiempo y no comprende que el Padre y yo somos uno…, nos dio esa gran oración del Padre Nuestro y toda su misión estuvo llena de su unión con el Padre.
Como Hijo fiel cumplió la misión encomendada de darnos un Camino, de de decirnos donde está la Verdad y la Vida, a lo largo de esos cortos años, dejarnos el rostro amable de Dios que podemos hacer nuestro, haciendo vida los evangelios y con ellos nos sobran, quizás, muchas otras cosas: fue nuestro Maestro y nuestro Hermano, fue nuestro Servidor, nos lavó los pies para no olvidar lavarlos también nosotros, nos hizo misionero, id ….. llevando su mensaje a todos los que quieran nacer de nuevo.
Y nos prometió su Espíritu cuando cerca de la partida, los discípulos entristecían pues no quería dejarlos solos, ni dejarnos solos sino que tuviéramos la Fuerza, el Amor que le inundaba y tenía en comunión con el Padre.
Es decir para Jesús lo que hoy celebramos era su Vida y como tal nos la daba con absoluta naturalidad desde el principio allá en la sinagoga de Nazareth….” el Espíritu del Señor está sobre mí…
Hablar de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, es lo consustancial a Dios, pues, Dios es Amor y el Amor no se vive en solitario, se vive en comunidad, se vive para el o los otros, y ahí está la cuestión, Dios, uno y Trino, es Dios.
Adoremos el Misterio que celebramos como Misterio de Vida, como Misterio de Amor y como Misterio Camino comunitario en nuestra Iglesia, sintiéndonos hijos de nuestro Padre Bueno.
No intentemos llegar más allá, ADORA Y CONFIA, como decía el gran jesuita T. de Chardin en esa oración de ponernos en las manos de Dios con plena confianza, cuyo rezo os sugiero y podéis obtener fácilmente vía internet, atrevete a dejarte caer en las Manos del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y así, a no ser tuyo, serás de Dios y de Dios en los hermanos.
Nuestras celebraciones eucarísticas la empezamos con el final de la segunda carta de Pablo a los Corintios: La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo, estén con todos vosotros, AMEN
Adora y confía: “….Piérdete confiado ciegamente en ese Dios que te quiere para Sí y que llegará a ti, aunque no lo veas...”
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a decir ¡AMEN! ¡ALELUYA!
P.D. Sugiero a los maestros, nos enseñen qué significa AMEN, qué significa el Dios del amén, pues yo no me atrevo.
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