3º Domingo de Pascua - C

sábado, 10 de abril de 2010
18 Abril 2010

Hechos: El Dios de nuestros Padres resucitó a Jesús.
Apocalipsis: Digno es el Cordero degollado de recibir el poder...
Juan: La Pascua en la vida diaria de los discípulos.


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Juan García Muñoz.

5 comentarios:

{ Paco Echevarría } at: 10 abril, 2010 19:39 dijo...

PECES (Jn 21,1-19)


Jn 21 narra la tercera aparición del resucitado según la tradición recogida por este evangelista. Él sitúa la escena a la orilla del lago de Tiberíades y su relato nos recuerda lo que, en los sinópticos, se cuenta sobre la pesca prodigiosa. Es una pieza breve, pero perfectamente construida. Es como un auto sacramental en tres actos: el primero narra el esfuerzo inútil de los discípulos; el segundo se sitúa cerca de la orilla: siguiendo las indicaciones del extraño que les ve llegar, consiguen una pesca sorprendente; finalmente -como último acto- tiene lugar el desayuno a la orilla del lago. Pero -como es frecuente en los evangelios- más importante que el relato es la dinámica simbólica del mismo.

Los discípulos -la comunidad cristiana- hacen su tarea del mejor modo posible: hacen lo que bien les parece, pero bregan en la oscuridad -es de noche- y su esfuerzo resulta inútil. En la aparición anterior les había encomendado la misión de perdonar los pecados con la fuerza del Espíritu. Tienen que sacar a los hombres -peces- del dominio del pecado y de la muerte -mar-. Pero no vale cualquier modo, ni el resultado es cosa del ingenio humano.

El segundo intento tiene lugar por indicación de Jesús a plena luz. Sólo cuando siguen las indicaciones de Jesús -cuando son fieles a su enseñanza- logran resultados. La pesca es sorprendente: 153 peces grandes. 50 es el número de miembros de las comunidades de profetas. 3 es el número que designa lo divino. 153 designa a las comunidades cristianas primitivas multiplicadas por la fuerza del Espíritu y extendidas a todo el mundo. A pesar de lo cual la red no se rompe: la unidad de las Iglesias permanece a pesar de la multiplicidad.

Finalmente tiene lugar la comida que les ha preparado. Jesús ofrece un pez y les pide que traigan de los que ellos han pescado -da lo suyo, se da a sí mismo, y espera que ellos hagan otro tanto-. Es la culminación de la misión: el encuentro, la comunión. Evidentemente hay aquí una alusión a la eucaristía.

La vida cristiana se desarrolla siempre en el ámbito de una comunidad que, animada por el Espíritu, se afana por construir el Reino de Dios en el mundo. Pero es importante seguir las indicaciones del Maestro. Cuando ha olvidado su mensaje y han prevalecido otros intereses, el esfuerzo ha sido inútil y hasta contraproducente. El fruto de la misión depende de la docilidad a su palabra. Quien la ignora pesca en el lugar equivocado. Si, por el contrario, la Iglesia es dócil a esas enseñanzas, el resultado de su esfuerzo desborda todas las previsiones. Ser fiel a esto es su misión y no debe importarle los vientos contrarios de la historia. Jesús ya lo advirtió: “¡Ay de vosotros cuando el mundo os alabe! ¡Alegraos cuando os ataque y persiga porque eso es lo que han hecho conmigo!”.


FRANCISCO ECHEVARRIA

Maite at: 13 abril, 2010 20:31 dijo...

Señor Jesús, se nos hace larga la noche en que faenamos por Ti pero sin Ti. Luchamos con denuedo y trabajamos, y no dejamos de esforzarnos hasta caer rendidos, agotados. Nos invaden la amargura y la desesperanza: no hemos pescado nada.

Amanece Tú, Señor, en nuestro lago, y dinos dónde echar la red, hacia qué lado. Tal vez no te reconozcamos con nuestros ojos fatigados, pero sí con nuestro corazón, que lleva grabada la impronta de tu amor, y nos susurra "es el Señor".

Atráenos hacia la orilla y repártenos tu pan; nosotros pondremos lo que acabamos de pescar.

Queremos estar contigo como amigos de verdad, amándote y dejándonos amar. Yendo a los confines del mundo, a todas las latitudes, sin dejar de pescar y compartiendo tu pan.

Flora León at: 16 abril, 2010 10:51 dijo...

“¿No os habíamos prohibido formalmente hablar en nombre de ÉSE?”

El sumo sacerdote no lo quiere ni nombrar… evita el pronunciar el nombre de Jesús.

Jesús, Jesús…tu Nombre bendito encierra toda la Sabiduría de Dios en el Cielo y en la tierra…
Jesús, Tú eres de Don del Padre por excelencia…”Tú eres Jesús, el Amor de todas las criaturas, Tú eres el suspiro de los Ángeles” (Gema Galgani). Tú eres el perdón de nuestros pecados…Si creemos en tu Nombre como el paralítico del Templo, ese tu Nombre bendito cura nuestras parálisis, transforma en gracia nuestras enfermedades y pecados, nuestra muerte en Vida…hace dulce lo amargo. Y ”aunque bebamos veneno mortal no nos hará daño”. ¿Qué veneno? Pues todo eso que el hombre por su “finitud “teme: Desgracias enfermedades, muertes, fracasos. La fe en Ti Señor, en tu Nombre bendito transforma todo en gracia salvadora. La muerte, desde tu Pasión, Muerte y Resurrección lleva en sí semillas de Vida eterna.

Concédenos Señor la gracia de creer en ti en nombre y a favor de todos los hombres de la tierra y “Que al Nombre de Jesús toda rodilla se doble en el Cielo y en la tierra y en el abismo y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre. Amén

Anónimo at: 16 abril, 2010 14:41 dijo...

Oh noche maravillosa!Oh vida que me concedes para poder amarte Señor.
Oh que maravilla de Amor el tuyo, oh que dulcísimo Amor.
Que llamada profunda al Amor toda la historia cuando el mundo invita al silencio, cuando el mundo dice sssshhhhhhh a proclamar las cosas de Dios con la vida o con la palabra y que llamada profunda de Jesús a mi corazón a proclamar que Dios existe, a vivir la Pascua con los hermanos, al perdón, a la conversión.
La vida! esta noche profunda iluminada sólo por la claridad de Cristo.
Quién soy? la Misericordia de Dios sobre mi debilidad, sobre toda yo.
Quién soy? sin merecer nada por pura Gracia Misericordia de Dios viva, igual que todos, no por lo que somos o soy sino por lo que El es con nosotros, conmigo.
La Palabra hoy se cumple porque Jesucristo está Resucitado y resucita a este Lázaro que soy yo con El, porque hay una promesa real de Salvación para mi, porque me Ama sin ser yo nada.

Tomás at: 18 abril, 2010 22:53 dijo...

"Nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada"

- Muchachos,¿tenéis pescado?
- No.

No. Nada. También Él, el de los milagros, el de la abundancia, el de los signos de vida... También Él desapareció, se lo llevaron, lo mataron... Muchachos, mis queridos muchachos, ¿qué es lo que os queda?...

Están tan confundidos que parece mentira que no lo hayan visto de pie en la orilla, aunque quizás el sol que salía a la vez que Él les deslumbrara un poco. Se han vuelto tan torpes para entender que aún no reaccionan mientras sus brazos agarran fuerte la red que repentinamente se hunde por el peso. O es que sus ojos están tan fatigados, como dice Maite, por una noche de vela, por un sueño que se truncó, por la ausencia del que les daba la vida. Demasiado cansados para ver nada.

Pero hay un corazón que no ha olvidado, "aquel discípulo a quien amaba Jesús"... El amor nunca olvida. Y enciende la memoria de los otros corazones: "¡Es el Señor!"

Ninguno necesitó ya preguntar: "¿Tú quién eres?" "porque sabían bien que era el Señor".

Señor Jesús, danos corazones amigos que nos susurren tu presencia. Enséñanos a escuchar la voz del discípulo amado que no ha olvidado los acentos de esa otra Voz amada... Despierta el recuerdo imborrable de lo que Tú despertarte en nosotros. Para que podamos ir hacia ti, alocadamente como Pedro, o arrastrando lentamente en nuestras barcas los signos de tu abundancia.