6 de enero de 2013
EPIFANÍA DEL SEÑOR
MATEO
2,1-12. Venimos de Oriente a adorar al
Rey.
Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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De los Magos aprendemos a mirar al cielo en busca de la luz y a dejarnos arrastrar por ella saliendo de nuestra tierra y costumbres, nuestra rutina diaria y seguridad, abandonando lo conocido. Despiertan al buscador que llevamos dentro, el que afronta retos, riesgos y desafíos, porque no pierde de vista la meta,el objeto de su camino. El que lleva dentro la ilusión y la esperanza de algo nuevo y mejor porque busca la verdad. El que sabe de incertidumbres y dudas ante las dificultades del camino, y se desorienta cuando deja de ver la luz que le guía. El que pregunta cuando se equivoca o no sabe.
Los que creen tener respuesta para todo se asustan de los buscadores, porque ellos no tienen nada que encontrar, y se sienten amenazados en su seguridad, que les paraliza y ofusca la mente y el corazón. También son una amenaza para los que están instalados en el poder y buscan mantenerse en él a toda costa.
Los Magos son libres y transparentes, habituados como están a mirar fijamente la luz. Por eso se llenan de alegría al encontrar de nuevo la estrella y reconocen al Rey que buscan en un niño como los demás en brazos de su madre. Ven en Él lo que no pueden ver los sabios de su pueblo, que conocen las Escrituras pero no se dejan penetrar por ellas, cerrándose así a la luz.
Después de un largo viaje siguiendo a una estrella que se oculta de vez en cuando a sus ojos, los Magos se postran y adoran. Solo se puede adorar a Dios, reconociendo quién es, y encontrando ahí el gozo más pleno y profundo del corazón.
Queridos Reyes Magos, al recordaros todos nos hacemos un poco niños. Haced de nosotros también buscadores incansables de la luz y adoradores en espíritu y verdad; evangelizadores alegres y apasionados, porque el Señor se manifiesta a todos los pueblos y trae a todos la salvación.
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