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Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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2 comentarios:
Podíamos preguntarnos, como aquellos apóstoles, ¿Quién es este?
Hoy las lecturas nos lleva a reflexionar sobre la confianza, sobre esa entrega total nuestra a pesar de los pesares de la vida, de los vaivenes que nos zarandean y a pesar de las dudas que nos puedan entrar ¿Quién es este?
Siempre los sermones fáciles han hablado de la barca de la Iglesia, de los avatares de los siglos, de la salida adelante por Jesús, pero se ha dejado fuera la confianza en Dios, en Jesús, en el Espíritu, aliento del Padre y del Hijo.
Hoy las lecturas de Job como del Evangelio nos lleva a un enfrentarse a Dios ante los sucesos de la vida, pero ni Job perdió la fe ni los apóstoles tampoco, por eso recurren a Él.
Pero increpan a Dios y ¿Quiénes son ellos?
Hoy en la Iglesia hay muchos con falta de fe, de confianza, de creer en la providente acción de Dios, se pierden en mil zarandajas y no quieren pasar a la otra orilla, a los paganos, quieren la comodidad de “así se ha hecho siempre…..”, no quieren seguir al Pastor “salir a las periferias, a los suburbios, a los arrabales donde el hambre de pan y el hambre de de una palabra amiga está a flor de piel”, pero ¿Quién la dirá? ¿Quién les dará ese pan?
Hoy la Iglesia tiene no una tormenta, ni una tempestad ni oleajes grandes, tiene un terremoto interno, que hace hacer barbaridades contra la propia Iglesia, lo que demuestra una falta de confianza, de fe en el Resucitado que le haga desprenderse de los oropeles y atienda al hombre, a la persona humana, centro de la creación y del amor de Dios, cosa que no creemos por mucho que digamos, recemos, leamos……, si el corazón no está en nuestra mano, en nuestra mirada…., nos estamos alejando de ese “Dios que conocemos de oídas” como dice el libro de Job, no hemos tenido la experiencia de Dios, no hemos tenido ningún encuentro con el Resucitado.
¿Quién es este? Y llevaban tiempo con El, le habían visto hacer signos, le habían escuchado, habían comido, conversado, pero no sabían quién era este porque todo lo hacían con otras miras, otras intenciones que llegan hasta la Ascensión ¿Señor es ahora cuando va…?.
Sencillamente, somos cobardes si no pasamos a la otra orilla, si no somos testigos de esto que tenemos entre manos, del Resucitado, del Señor todo poderoso que increpó a los elementos naturales y le obedecieron y yo, me quedo decepcionado porque mi dolor no se quita, mi angustia no desaparece, mi falta de esto y aquello….. y es que no lo veo presente en el consuelo que se me ofrece de mil maneras, sacerdotes, amigos, circunstancias, eucaristías vividas, en……, párate, presta atención, ten confianza, grita al Señor como reza el salmo y verás cuanta fortaleza está a tu disposición.
Nos falta fe, confianza, abandono en Él, escucharlo y hablarle y salir a la otra orilla, después de haber puesto ese proyecto en sus manos ¿qué proyecto?
Tú sabrás lo que puedes hacer, desde rezar hasta ….., lo más grande, pero todos tenemos que pasar a la otra orilla con algo que dar, sin excusa de edad, ignorancia, actitudes, años y achaques.
Hoy me he pasado o no he llegado, pero la Iglesia tiene que salir de la tormenta y pasar a la otra orilla, y todos tenemos que perder algo que saldrá de nuestro discernimiento, para llegar ligerito de equipaje, como quería Jesús, cuando envió a sus discípulo …no llevéis más que…
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a ser Iglesia, a ser seguidores de tu Hijo, a vivir el estilo de Vida que nos dejó y darlo a todos, ¡AMEN!
La lectura del Libro de Job nos muestra, con un lenguaje poético bellísimo, el poder y el dominio absoluto de Dios sobre los elementos; al igual que el salmo y el evangelio de este domingo. Aquí es Jesús quien ejerce ese dominio y poder.
Tal vez por eso nos hemos acostumbrado a llamar a Dios “Todopoderoso”. Y a lo mejor por eso nos resulta tan desolador padecer las dificultades del camino de la vida y sufrir, una y otra vez, que Dios no venga en nuestro auxilio y cambie todas las circunstancias adversas, o elimine todo obstáculo y contratiempo. No entendemos que, pudiendo, no quiera, y que permanezca en silencio ante las injusticias más flagrantes que golpean nuestro mundo.
Las personas piadosas y devotas rezan con perseverancia intentando arrancar a Dios milagros a manos llenas que acaben con la enfermedad de seres queridos, con la pobreza en el mundo, con un orden económico mundial que mata y descarta siempre a los más débiles, que acaba con los ecosistemas más importantes para la vida sobre el planeta.
Por eso hay una frase en la hojilla que me ha llamado la atención de modo especial, y que es un formidable recordatorio de lo que significa e implica ser cristianos: “Seguir a Jesús es asumir una existencia amenazada”. Exactamente como él lo hizo. Porque es fundamental vivir como él, sentir como él, elegir como él. Podemos vivir como buenas personas, excelentes, incluso. Pero ser cristianos es, ni más ni menos, eso.
Hay una frase más, también de las Preguntas de la hojilla, que me ha llamado la atención: “Donde comienza el miedo termina la fe”. Fe entendida, como apunta la hojilla, como confianza. Qué importante es orar y meditar la Palabra, de modo especial los evangelios, para crecer en el conocimiento de Jesús y madurar nuestra fe. Ahí encontramos que la existencia de Jesús fue, de principio a fin, una existencia amenazada, que afrontó sin los milagros del Padre. Y nunca, ni siquiera al final de su vida, flaqueó su confianza en él.
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