DOM-29B

sábado, 9 de octubre de 2021
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3 comentarios:

Paco Echevarría at: 10 octubre, 2021 08:40 dijo...

AUTORIDAD Y PODER (Mc 10,35-45)

Tras el tema de la riqueza, el evangelista Marcos aborda otro asunto no menos importante: el del poder. En el grupo de los Doce existió una cierta competencia por lograr las mejores carteras en el equipo de gobierno del Mesías Rey. Santiago y Juan quisieron adelantarse a los demás y pidieron los dos mejores puestos. La respuesta de Jesús fue que no es cuestión de honores y prebendas, sino de seguimien¬to. Sólo hay una manera de estar a su derecha y a su izquierda: compartir su destino siguiéndole con la cruz hasta el calvario. El afán de poder fue y es una de las tentaciones que ha de superar todo discípulo del carpintero de Nazaret. Los demás, como era de esperar, se molestaron al ver la jugada de los hijos de Zebedeo. Y Jesús aprovecha para adoctrinarles a todos. Sus palabras están cargadas de ironía y de sabiduría. Son un minitratado sobre el valor y el sentido de la autoridad.

"Los que son reconocidos como jefes" es una expresión que se refiere a los príncipes vasallos de Roma -los lacayos del poder que actúan desde la conciencia de su propia debilidad y compensan este sentimiento con la prepotencia y el abuso de poder-. Está denunciando un hecho de experiencia: el poder de una persona está en proporción inversa a su autoridad moral. Si un hombre posee autoridad -sentido de la justicia, respeto, honestidad y equilibrio-, no necesita recurrir a la fuerza para hacer notar su presencia. Pero cuando carece de ella, tiene que recurrir a la amenaza, al miedo. Por esta razón el poder -no la autoridad- necesariamente corrompe al que lo detenta. Al fin y al cabo el poder no es sino una forma abusiva -y por tanto ilegítima- de ejercer la autoridad. Esto es algo que algunos olvidan y creen que el ser elegidos por el pueblo da derecho a hacer lo que se quiera con ese pueblo. La democracia está enferma cuando los elegidos entienden que los electores, junto con el voto, depositan en la urna sus derechos y su soberanía.

El pensamiento de Jesús sobre la autoridad es claro y continúa la línea de los profetas de Israel: la única forma legítima y justa de ejercer la autoridad es el servicio. No se trata de situarse por encima o por delante de los demás, sino de colocarse debajo de los más débiles, hasta dar la vida si es necesario. El servicio de la autoridad no es otra cosa que usar las propias capacidades para ayudar a los menos capacitados y el espíritu que ha de animarla es el amor desinteresado. Quien no sea capaz de hacer las cosas así está incapacitado para ejercer la autoridad.

Si hubiéramos entendido -y aceptado- estas enseñanzas ¡cuánto sufrimiento inútil nos habríamos ahorrado! Porque muchos de los males que padecemos tienen su origen en que hemos confundido poder y autoridad. Y, si esto debe ser así en la sociedad humana, ¡cuánto más ha de serlo en la comunidad cristiana, en la Iglesia!

Francisco Echevarría

juan antonio at: 12 octubre, 2021 20:48 dijo...

“”….entre vosotros no será así””
La sociedad de hoy parece o sin parecer, quita a la persona humana una de sus cualidades más hermosa, entre otras no menos hermosa, como la libertad, la solidaridad, la…y esta cualidad es la de relacionarse.
Si yo me encumbro, me hago potente, me hago poderoso, influyente, rico y … , ¿Qué necesidad tengo de relacionarme con mis semejantes?
Pues ninguna y eso es lo que pasa cuando queremos ser los primeros, los grandes, porque el grande está saturado de todo y no necesita de los demás, el poderoso tiene cubiertas las espaldas y no necesita quien le defienda, el importante no necesita de los demás porque serán éstos quienes acudan a él, en definitiva el grande, poderoso, influyente, es una isla, es una persona aislada, no se ve ni ve a nadie y podíamos preguntarnos ¿vive o simplemente pasa los días ensimismado en sí mismo y en esas sus peculiares circunstancias?.
Los dos discípulos que pide lo más y los otros que se indignaron, a pesar de enseñanzas de Jesús acerca de su pasión, muerte y resurrección, no sabían nada de nada, no se habían enterado y es comprensible, pues quitando a Mateo por aquello de ser recaudador de los romanos, los demás eran unos pobres pescadores de la región más rebelde de Palestina y posiblemente no sabrían ni leer ni escribir y vieron en Jesús la solución de sus vidas, adiós barcas y noches de cansancio, vamos a ser “los poderosos”, ahora sí que nos vamos a enterar y sí se enteraron, porque todo esas ambiciones no le quitaron dar el paso, pese al abandono, la negación, la huida y los miedos, allí estuvieron porque sus corazones, en el fondo, estaban abiertos.
“”…entre vosotros no será así””
Y podríamos preguntarnos si somos los servidores, los esclavos en nuestra Iglesia y tenemos que contestar que sí, hay mucha gente buena, hay mucha gente entregada hasta el fondo, hay mucha gente buena que no se retrae a la hora ni de dar ni de darse, pero también se da lo contrario, la pompa, el lujo, lo repito las misas de estado, ¿nuestras Eucaristías son la Cena del señor? O un rito a cumplir como la inauguración de un monumento, edificio, un acto institucional más?
“””….entre vosotros no será así”” y como dice el refrán si no vivimos para servir, no servimos para vivir o referente a nuestro seguimiento de Jesús, a nuestro ser cristianos seremos cristianos en la medida que sirvamos, pues de lo contrario estamos haciendo, como suele decirse, el canelo, pues somos seguidores de Jesús pero no hacemos los que hizo y hace Jesús, servir, darse, entregarse y parece que nos da miedo, vergüenza.
Y servir, ¿cómo?, si no lo sabes es que ni siquiera oyes el Evangelio, cuanto más lo escucha, pues ahí están las mil formas de servir de Jesús, el Maestro y de ti, su discípulo.
No tengáis miedo, cuantas veces lo dijo, hasta el final, no tengáis miedo que Yo estaré con vosotros, qué mas queremos, lancémonos, demos el paso y todo saldrá y si dudas, mira el ejemplo de los santos, con cuán poco hicieron mucho.

“¿Serviste hoy? ¿A quién? final del poema de G. Mistral

Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a servir, ayúdanos a ser esclavo de los demás, ¡AMEN!

Maite at: 14 octubre, 2021 22:48 dijo...

Seguimos al que “no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida”, solo que lo olvidamos con frecuencia, y nos situamos en la onda de aquellos que pedían para sí los mejores sitios a ambos lados del Maestro.

Hace falta una plena identificación con Jesús para desear beber el mismo cáliz que él o ser bautizados con su mismo bautismo que es, en definitiva, lo que él quiere y para lo que nos llama a su lado.

Jesús advierte que el poder trae consigo tiranía y opresión, pero la grandeza que adquiere el que se pone al servicio de los demás no atrae mucho. ¿Será porque la tiranía y la opresión alimentan y parecen saciar, aunque solo sea un espejismo, a nuestro yo insaciable, el más falso y egoísta, y no sacan lustre al yo auténtico, el verdadero?

El sumo sacerdote que dibuja la carta a los Hebreos está muy lejos de un personaje influyente y poderoso. Si algo alcanza a quien se dirige a él es gracia, auxilio y misericordia; compasión ante las debilidades. Recuerda más al que sirve que al que tiene poder.

En el Siervo de Isaías encontramos el polo opuesto del poderoso. En vez de oprimir o tiranizar, justifica, salva, libera; y lo hace entregando la vida, cargando con los crímenes de los otros.

Un cristiano mira siempre a Jesús, camino, verdad y vida. Y a partir de ahí opta, escoge, elige, decide. Jesús nos recuerda: No será así entre vosotros. En nuestra Iglesia, en nuestras comunidades, en nuestras parroquias… no más poder, ni ansias de él, ni estructuras; sino servicio/entrega, gracia/misericordia. Entonces nuestra evangelización sería nueva de verdad y sería tal.