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Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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Esta semana celebramos la manifestación de Jesús, Dios Hombre, a los que no eran del pueblo escogido, de Israel, sino a unos paganos venidos de Oriente.
Esta fiesta nos da una catequesis de qué tenemos que hacer, buscando y encontrando al Dios Encarnado y podemos ver en el relato del evangelio ciertas claves, vieron una señal, se pusieron en camino, buscaron y adoraron.
La vida nos da señales de Dios de múltiples maneras es la escucha de la Palabra de Dios, aunque sea casualmente, el testimonio de unas personas, la vida misma, la sonrisa de un niño, el amor de unos padres, la pasión de unos jóvenes, es…., lo que cada uno sienta en sí mismo, eso que te golpea una y otra vez llamándote la atención hacia lo alto.
La cuestión está en seguir el camino que se me presenta o dejar correr una y otra vez las miradas de Dios sobre nosotros sin más, me pongo en camino o me dejo estar en la comodidad de lo que llamamos políticamente correcto, aún en lo religioso, siguiendo estancado en una rutina asombrosa porque implicarme cuesta.
Los magos, los intelectuales, los astrónomos o lo que fueran, pese a las dificultades no se arredraron, buscaron, insistieron y al final encontraron, encontraron al Niño con su Madre, encontraron lo que les había movido a ponerse en camino, porque el cristiano que está en camino terminará por encontrar a Jesús, a ese Jesús que pasó y pasa cada día por nuestras vidas y lo encontraremos porque Él nos encontrará a nosotros si estamos con las puertas abiertas de nuestro sencillo y humilde corazón.
Y producido el encuentro, adorémosle, dejando a sus pies no tesoros sino lo que consideramos tesoro para que Él los reciba y nos libere de todo lastre en nuestra vida
Este pasaje de los Reyes Magos, es el tema central de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que va del 18 al 25 de Enero, semana de oración que iniciaron nuestros hermanos separados hace siglos, para que todos seamos uno, como Jesús pidió al Padre, es una semana muy olvidada en nuestra Iglesia donde se vive muy poco, tan poco que no he visto más que meras alusiones pero no rezar con las lecturas y reflexiones que se preparan a nivel mundial, parece que somos poco sensible a ese sentimiento de Jesús de que todos seamos UNO, vedlos en vuestras parroquias y si estoy equivocado espero me lo hagáis ver por este medio que me llenaría de alegría.
Es muy fácil obtener los textos y reflexiones de los ocho días, octavario como antes se llamaba, en internet, buscarlo bajo la dirección “”Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos”” y encontraréis una introducción de la Conferencia Episcopal Española, luego quien lo ha preparado este año, los textos y reflexiones siendo su rezo es una manera de ser hermanos, es una manera de buscar al Dios Padre de todos, es una manera de hacer Iglesia, Comunidad de los seguidores de Jesús, el Resucitado, y pedir por ese sueño de Jesús en la última Cena ””Padre que todos sean Uno, como tú Padre estás en Mí y yo en Ti”” (Jn 17,20).
Que seamos sensibles a los signos que Dios Padre nos regala cada día para que nuestro encuentro con Él sea de verdad, un encuentro del hijo con el Padre Bueno que nos busca y nos espera a ti, a mí y a todos, nos llamemos como nos llamemos y como rezamos en cada Eucaristía, después de la consagración “”Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y de la Sangre de Cristo”” (plegaria II), y así todos nos consideremos hermanos en la unidad un día no lejano.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a encontrarnos en la Unidad como tu Hijo pedía al Padre, AMEN
La Epifanía es una hermosa llamada a buscar la luz como los Magos: saliendo de nuestra propia tierra para ello y sorteando, con constancia, todas las incertidumbres y cansancios del camino. Hasta los fracasos y equivocaciones, hasta las falsas indicaciones de los falsos guías. Poniendo en el camino, desconocido y sinuoso, todo el empeño de que seamos capaces, toda nuestra buena voluntad, toda nuestra apertura a los signos que indican el lugar que buscamos.
Ser buscadores de la luz implica también aprender a adorar, a hincar la rodilla en tierra ante lo pequeño, lo débil, lo marginal, lo último, lo pobre… y entregar todo lo que tenemos como ofrenda.
De los Magos aprendemos también a cambiar el camino de vuelta, a olvidar lo de antaño y elegir lo nuevo, lo desconocido. No resulta difícil cuando se ha conocido la luz, cuando casi se ha tocado con las manos y ha disipado, con su claridad, las tinieblas del propio corazón. Cuando todo el camino recorrido apenas es un pálido reflejo del andado por dentro, y cada pisada ha dejado una huella luminosa en el alma.
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