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Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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SERVIR O NO SERVIR
El poder es una de las aspiraciones más fuertes de nuestro ego, hasta tal punto que lo impregna todo, de modo especial, las relaciones con los demás. En cualquier grupo o comunidad todos padecemos la misma enfermedad. La cuestión es cómo afrontarla y si se quiere hacerlo, porque hay quien hace de la búsqueda del poder y de alcanzar sus cotas más altas la máxima aspiración de su vida.
Esto también se vivía, y con pasión, en el grupo de Jesús. A ellos, sus primeros seguidores, y a nosotros, nos cuesta mucho aprender del Maestro, pero ahí nos jugamos el seguimiento, vivir como él, ser él en un mundo que lo necesita y padece su ausencia, porque nosotros no lo reflejamos, ni a nivel de Iglesia ni en las pequeñas comunidades parroquiales.
Se trata de servir y dar la vida, en palabras de Jesús. Y nunca profundizaremos en ello lo bastante. El poder atañe al ego, a nuestra voluntad prepotente que desea, más que nada, quedar por encima de todo y de todos; no bajar la testuz ante nada ni nadie, dominar, controlar. El servicio y la entrega de la propia vida atañen a nuestro ser más profundo; el que está en comunión con Dios, con nosotros mismos, con los demás y todo lo creado. En esas profundidades de luz y verdad no necesitamos del poder. Solo el servicio y el amor dan la verdadera medida de quiénes somos en realidad; de nuestra plenitud.
El servicio y la entrega de la vida van parejos con la misericordia dada y experimentada. Como el siervo de Isaías redime a los otros cargando con sus crímenes y pecados, así nosotros, al igual que Santa Teresita, aprendemos, a través del propio sufrimiento que la vida misma trae consigo, a sentarnos a la mesa de los más limitados y frágiles, de los más vulnerables y vulnerados, para compartir con ellos sufrimiento y heridas. Solo ellas curan.
Solo desde ahí podemos, como apunta la carta a los Hebreos, compadecernos de todas las debilidades habiéndolas padecido todas en carne propia. Eso nos dará toda la confianza para acceder al trono de la gracia y alcanzar misericordia, no poder, para todos.
Dm 29 TO 20.10.24 EL PODER, SIEMPRE, SIEMPRE…. HACE DAÑO
Si nos paramos a pensar un poco en nuestro pequeño gran mundo, lleno de toda lucha por el poder de unos contra otros, los conflictos saltan por todas partes, las luchas por alcanzar influencia, renombre, es una constante tanto a nivel mundial como local y no tenemos más que mirarnos el obligo, sin necesidad de ver, leer o escuchar informativos, pues la misma película es distinta.
Las ansías de poder la tuvieron los apóstoles, no solo los Zebedeos, hijos de mi querídisima Patrona, Santa María Salomé, que el próximo 22 celebramos, sino los otros diez también, todos querían lo mismo y hasta el mismo momento de la Ascensión como nos narra Lucas en el principio de los Hechos, 1,6 ¿Señor es ahora cuando vas a restablecer el reino de Israel?, así somos, no escuchamos, no vemos, no entendemos nada de cuanto se nos dice, vamos a lo nuestro y lo nuestro es, ser más que… y fue y sigue siendo…. O no.
“”….entre vosotros no será así””
Si la semana pasada nos preguntábamos cuanto de superfluo, de más tenemos, cuan rico somos, hoy pensemos en el poder que tenemos cada uno, sí, parecerá raro pero es así, desde lo más elemental en nuestras comunidades hasta lo más alto, el ser alguien, el estar considerado, el ser imprescindible…. , el carrerismo dentro de las comunidades, existe o nos lo creemos que existe que es otra cosa y no entendemos que lo único que para nosotros existe es el servicio, el darte a los demás, el poner tu vida, tu cabalgadura, tu vino y tu aceite a disposición de los demás y de los más débiles y dejarlo en una posada y pagar los gastos y los gastos que falte o vamos a olvidar a la posada del siglo veinte y uno o al posadero le vamos a dar calderilla que no llega ni…..
Esto traducelo como quiera, piensalo en tu oración, en tu retiro, en tu cuarto, en tu diario hacer vida La Palabra y llevalo a la practica, como? No lo sé, para cada uno habrá una forma de servir, de ser útil, de darse, de entregarse que coincidirá con la mía en que nos damos, servimos…..
””….entre vosotros no será así”” y como dice el refrán si no vivimos para servir, no servimos para vivir.
Juan al final del lavatorio de los pies a los apóstoles, les dice:
“”Comprendéis lo que acabo de hacer con vosotros? Vosotros me llamáis Maestro y Señor y decís bien.
Y si yo el Maestro y Señor os he lavado los pies… , debéis lavaros mutuamente los pies…”
Meditemos el capítulo trece y llevemoslo a lo hondo de nuestro corazón, no es humillación es entrega como el siervo triturado, como el hombre de fe que se acerca para alcanzar misericordia, “aquí estoy para hacer tu voluntad”.
Hoy inserto, otra vez, el hermoso poema de G. Mistral, SERVIR
“Toda la naturaleza es un anhelo de servir.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;
donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;
donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé el que apartó la piedra del camino,
el odio entre los corazones y las dificultades del problema.
Hay la alegría de ser santo y de ser justo;
pero hay, sobre todo, la inmensa alegría de servir.
¡Qué triste sería el mundo si todo él estuviera hecho,
si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender!
Pero no caigas en el error de pensar
que sólo se hacen méritos con los grandes trabajos;
hay pequeños servicios que son buenos servicios:
adornar una mesa, ordenar unos libros, peinar a una niña.
Aquel es el que critica, éste el que destruye.
Sé tú el que sirve.
Servir no es sólo tarea de seres inferiores.
Dios, que da el fruto, la luz...sirve.
Pudiera llamársele así: EL QUE SIRVE.
Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos
y nos pregunta cada día:
“¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre? “
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a servir, ayúdanos a ser esclavo de los demás, ¡AMEN!
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