7 JULIO 2019
DOM 14-C
Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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PORTADORES DE PAZ (Lc 10,1-12.17-20)
Dijo Pablo VI que la Iglesia existe para evangelizar y que la evangelización constituye su identidad más profunda. Esto significa que no tiene otra misión que la de anunciar el evangelio. Pero esto, como todo, está sujeto a la tentación de buscar la eficacia a cualquier precio. Jesús, cuando instruye a sus enviados, les dice cómo hay que realizar la tarea. Ante todo deben contar con que el medio es hostil: van como corderos en medio de lobos. El evangelio es ciertamente un mensaje hermoso y positivo, pero pensar que el mundo de hoy lo va a aceptar entusiasmado es una ingenuidad. El pensamiento y los valores que predominan en nuestro mundo son, en gran parte, contrarios al pensamiento y los valores propuestos por Jesucristo.
Sería un mal servicio disimular las exigencias para hacerlos más llevaderos.
La segunda exigencia del mensajero es la pobreza. No deben llevar ni siquiera lo indispensable: viandas para el camino, algo de dinero en la faja y unas sandalias de repuesto. La única riqueza de que disfrutan es el anuncio que han de hacer. Viene a decir con ello el Maestro que la riqueza de medios, con frecuencia, oculta el valor del mensaje. Es la tentación de trabajar por los intereses de Dios utilizando medios o métodos que a Dios no le van. No vale cualquier medio para conseguir el fin que se pretende por muy legítimo que sea.
Lo tercero que les advierte es que la tarea no debe ser demorada. El ritual del saludo oriental era muy complicado y exigía mucho tiempo. No deben pararse a saludar porque eso significaría retrasar demasiado el anuncio. La palabra debe ser anunciada ya. San Pablo dirá más tarde que hay que predicar a tiempo y a destiempo, con ocasión y sin ella. Viene a decir lo mismo. La Iglesia no puede esperar a que los vientos sean favorables para proclamar un mensaje que le ha sido encomendado para darlo y que no le pertenece.
Al llegar a un lugar han de entregar el mayor de los dones –la paz– y aceptar sin reticencias la hospitalidad que le ofrezcan. No deben cambiar de casa porque eso significaría que no les gusta lo que le ofrecen. Es cierto que el que trabaja por el evangelio necesita sustento y –como el obrero– merece un salario. Pero no está allí por el salario. Los medios económicos en la Iglesia son sólo medios. Nunca pueden ser un fin. Lo cual cuestiona no poco el uso que hacemos de ellos. Y deben, además, curar a los enfermos. El mensajero del evangelio tiene que ser sensible al sufrimiento humano si quiere poner su semilla en el corazón de los hombres.
Cuando reúnan estos requisitos, estarán en condiciones de anunciar que el Reino de Dios está cerca. Pero, aún así, pueden fracasar.
El Evangelio de esta semana nos da unas series de pautas de cómo tiene que ser esa tarea del cristiano, de todos, no solo de ordenados y consagrados, de llevar el Reino, Reinado de Dios a todo el mundo y ese mundo empieza por los más cercanos, no todos tenemos que irnos a tierras lejanas, porque los países cristianos viejos, se están volviendo países de misión, dada la secularización que estamos viviendo en todas partes.
Por un lado se nos dice que la mies es abundante y los obreros pocos, se nos está invitando a la oración, una oración de petición, de que nos mande obreros, nos mande ministros que nos dé su Palabra y nos parta el Pan.
Y nos manda con urgencia, no es cosas de que nos pongamos primero a hacer una serie de …. novenas, rogativas, devociones, triduos, quinarios a tal o cual advocación sea de la Virgen o del Señor, NO, “poneos en camino”, el Reino de los Cielos no tiene espera, no es para cuando nos consideremos muy preparados, licenciados, doctores, “”tenemos que dar razón de nuestra esperanza”” y esa esperanza del Amor de Dios no necesita más que de nuestra vida conformada al Evangelio.
“”No llevéis….”” Aquí Jesús nos dice que con su Palabra nos basta, con llevar el anuncio de ese Amor de Dios, de la cercanía del Reinado de Dios basta, lo demás es superfluo, lo demás hay que dejarlo y hoy parece que necesitamos de esas superficialidades para, quizás, dar una Palabra manida (lo dice el Papa) y una Cena del Señor fuera de todo lo que debe ser, Pan partido y compartido, Pan que nos llene y que al compartirlo lleguemos a todos, estemos con todos, haciendo nuestras Eucaristías vivas, en presente, no cosa de ayer, de siglos, sino saboreando la presencia de Dios, Sacerdote y Victima en una plegaria de toda la Iglesia, hoy.
Hagámosle caso a Jesús que tantas veces nos dijo que no tuviéramos miedo y lancémonos a llevar el Reinado de Dios a todos porque nos hemos llenado de Él primero, que no otra cosa es la santidad, como decía S. Francisco de Asís: despójate de todo lo que sea tuyo y llénate de Dios.
Y así daremos al mundo esa paz de Jesucristo que viene del Padre y no del mundo, paz, de la que hoy todos estamos ansiosos, pero nos movemos poco para tenerla y poco para darla o mejor dicho hacerla, desde nuestra pequeñez, que ya Dios la hará grande cuando todos juntemos nuestras pequeñeces.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a decir AMEN
Un obrero de la mies del Señor, llamado y enviado, es un hombre, una mujer, de oración y de paz que se pone en camino. Tiene tanto que anunciar, que testimoniar, tanto que compartir… Con su palabra y sus gestos, con sus actitudes y prioridades dice allá donde va que el Reino de Dios ya ha llegado. Y lejos de herir, humillar, avasallar, es fuente de salud y alegría.
Es alguien que puede contar lo que el Señor ha hecho con él: una nueva criatura. Alguien alcanzado por Cristo que se ha visto despojado de sus sueños y anhelos y ha recibido los de Jesús. Que ha pasado del yo al Tú y nosotros. Que solo sabe vivir en clave de entrega y servicio. Que ha perdido la vida y ha ganado la Vida. Que sabe cuál es su Camino y su Verdad. Dónde está la Luz.
Alguien que sabe en todo momento dónde está: en brazos del Padre y sobre sus rodillas, como un niño consolado por su madre. O clavado en la cruz, como el Maestro.
Por eso salir e ir, anunciar y pregonar, es una misión que le quema las entrañas y que no admite dilación.
Jesús nos habla este domingo en el Evangelio de lo único que no van a predicar la mayoría de los sacerdotes y de lo que está presente en la actualidad con crueldad: que tenemos poder para expulsar al demonio y que, gracias a Jesucristo, no puede con nosotros. Sería prolijo leer las hagiografías del Santo Cura de Ars, de San José de Calasanz, de Santa Teresa de Jesús y de miles de Santos.
El diablo existe, esto es Dogma de Fe y nos odia, es astuto: nos ha convencido de que no existe o se camufla bajo la ambigüedad de la palabra maldad y los cristianos no nos damos cuenta de su capacidad de seducción por más que sepamos que, por su odio hacia nosotros, vivimos en un valle de lágrimas, expulsados del Paraíso y que cada ser humano tiene, como única certeza, que un día morirá.
San Juan pablo ll nos lo dijo claramente: “ No tengáis miedo”
No podemos ser buenistas, mejor es decir cobardes, con el daño que ha hecho en las redes sociales en las que podemos tener un montón de amigos pero realmente estamos solos, la deshumanización en la que se han convertido las relaciones sociales, desde las familiares o vecinales, hasta las laborales pasando por las meramente ciudadanas.
No estamos recogiendo refugiados sino asaltantes que nos odian como perros infieles y se oculta el número de iglesias que son, literalmente, quemadas; no se da importancia al asesinato de un anciano sacerdote celebrando la Eucaristía, no se informa de que el incendio de Notre Dame de París se debió al quinto intento: no fue un accidente.
La ideología de sexo es ingeniería diabólica.
No damos importancia a la falta de respeto por nuestro cuerpo, que es templo del Espíritu Santo.
San Pablo Vl advirtió de que tras la segunda guerra mundial, el siguiente conflicto sangriento en Europa iban a ser los nacionalismos y Santo Tomás dice que el Patriotismo forma parte del Cuarto Mandamiento.
No nos damos cuenta de que impera el odio ni de que hasta nos avergonzamos de ser cristianos porque ya no es políticamente correcto: baste un dato ¿Cuántos partidos Políticos llevan en su programa la eutanasia, el aborto y el sexo libre o contra natura? ¿Quién se está riendo de nosotros por ser tan idiotas: Jesús desde el Sagrario … o desde la Cruz?
Ser cristiano es exigente, hay que cargar con la cruz y no olvidarnos de que los enemigos del alma son el mundo, el demonio y la carne.
Claro que tenemos que rezar para que vengan más obreros a la mies; pero ¿no seremos nosotros mismos, cada uno en su puesto, ese obrero que pide Jesucristo?
Nota:
Me he dejado de decir que la Sagrada Familia y San Juan, el primo de Jesús con la suya, estos ayudados por el Ángel San Uriel, cosa que poca gente sabe, fueron refugiados pero siempre con la intención de regresar a su Patria y así lo hicieron todos.
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