10 MAYO 2020
5º DOM-PASCUA-A
Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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¡NO TENGÁIS MIEDO! (Jn 14,1-12)
Jesús, tras anunciar la traición que se cierne sobre él, las negaciones de Pedro y su partida, intenta calmar el ánimo de los suyos por la lógica turbación del momento. Sus palabras nos recuerdan las de Isaías a Acaz, cuando “tembló su corazón y el corazón de su pueblo como se estremecen los árboles del bosque sacudidos por el viento... ¡Ten calma, no temas ni desmaye tu corazón!”. En aquella ocasión el motivo del estremecimiento fue el cerco de la ciudad; en el caso de Jesús es la traición de los falsos discípulos, la cobardía de los seguidores y la ausencia del Maestro lo que provoca el desconcierto y el miedo. La comunidad cristiana -entonces como ahora- estaba amenazada por la persecución de los adversarios, por la debilidad interna de sus miembros y por la sensación de olvido y abandono. Las dificultades se multiplican dentro y fuera de ella y, en los más comprometidos, aparece el miedo y la turbación con el riesgo de perder la fe.
El problema no es ya que el mundo se haya situado de espaldas a la luz, sino que los creyentes están dejando que se apague. La barca se agita en medio de la noche, sacudida por el viento y las olas, y la voz del maestro vuelve a sonar con un reproche: “¡Hombres de poca fe! ¿Por qué tenéis miedo?”. Sabe bien que el miedo es la mayor amenaza para la fe, porque es cierto que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.
Para ratificar sus palabras, Jesús se presenta como camino. No caminar con él es andar errante, perdido, sin meta y sin futuro. Conecta así con los sentimientos más profundos del hombre y ofrece una respuesta a su búsqueda. Pero hoy muchos han cesado en la búsqueda, se han instalado en el ahora de espaldas al después. El problema es que sin metas ni ideales ¿qué sentido tiene el vivir? La felicidad consiste en la dicha de saber que la vida tiene sentido y, sin metas, no hay sentido.
Tal vez por eso al camino une la verdad, entendida desde la mentalidad semita, según la cual no es la mentira absoluta lo que más daña al hombre, sino la ignorancia y las medias verdades. Porque, de la mentira abierta y clara podemos defendernos, pero estamos indefensos si nos atrapa la ignorancia o la verdad a medias -mezcla de lo verdadero y lo falso-. Y con la verdad, la vida, que es el complemento necesario y el principal valor, ya que todo es en función de la misma. Jesús es el camino verdadero hacia la vida o, si se prefiere, el camino a la vida verdadera. En estos tiempos de confusión y violencia, mentira y muerte, con el terrorismo y la guerra en tantos lugares, el corazón está amenazado por el desaliento y el miedo. Es necesario y consolador oír las palabras de Jesús para no perder la fe en Dios y en el hombre.
Hoy como en tiempos de Jesús, nuestras vidas sufren desasosiego, ansiedad, confusión, dudas, miedos y no es solo por la pandemia que padecemos, sino por todo aquello que nos lleva a una gran intranquilidad, tanto fuera como dentro de la Iglesia y viene Jesús y nos dice ““No perdáis la calma, creed en Dios y creed también en Mí””.
Tened confianza, abrid vuestro corazón a la misericordia de Dios que es nuestra esperanza, como nos enseña el salmista, porque sus ojos están puestos en sus fieles. Gracias Señor.
Pero no contento con esto, ante la insistentes dudas y preguntas de los discípulos, les dice que el Padre y Él son una misma cosa y quien le ha visto, ha visto al Padre y que en la casa del Padre cabemos todos, como nos dice la Hoja: cabría preguntarme si me veo acogido por Dios, si me veo en sus brazos cuando le grito desde las dudas, la decepción, la pesadumbre….., desde lo hondo a Ti grito Señor (Sl. 129), soy un pobre desvalido que sin Ti no puedo hacer nada, como nos has dicho.
Aún así, nos sigue diciendo que, “Yo soy en Camino, la Verdad y la Vida”.
Y así en Cristo podemos encontrar:
--el Camino que nos ha mostrado con su vida y su palabra, para ir al Padre en los hermanos, construyendo un mundo nuevo y justo.
--la Verdad, en cuanto Él nos revela el rostro del Padre y nos da la fuerza del Espíritu, Verdad última que nadie más nos puede dar, ni la ciencia ni la tecnología, ni….. este mundo lleno de falsas verdades.
--La Vida, su Vida, de la que nos hace partícipe por la fe, nuestra confianza y entrega, Vida y en abundancia, como nos decía el último versículo de cuatro Domingo. “Yo he venido para que todos tengan vida y la tengan en abundancia”,
“no como los que vamos añadiendo años a nuestra vida, pero no sabemos infundir Vida e nuestros años”, saboreando esa Vida, como nos dice el sal. 34, “gustad y ved qué bueno es el Señor”.
En el último versículo de hoy nos dice ““ ..el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago Y AÚN MAYORES””
Me siento interpelado por este final, pues resume todo lo dicho,pues nos está dando la plenitud, las obras, obras hechas por amor, amor que nos identificaran como discípulos suyos, Jn 13,35), ¿pero mayores?, para mí, ahí queda ese misterio, pues si nos cuesta seguir a Jesús, ¿Cómo lo vamos a superar? Si hay una aclaración ruego me la hagan.
Ya que el autor de la Hoja en la primera pregunta nos interpela sobre ¿Adoro y confío?, os dejo esta reflexión-oración, que nos puede traer paz a nuestro corazón:
Una fuente de energía y resurrección
en el fondo de tu alma
ADORA Y CONFÍA
--No te inquietes por las dificultades de la vida,
por sus altibajos, por sus decepciones,
por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere lo que Dios quiere.
--Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades
el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo,
acepta los designios de su providencia.
--Poco importa que te consideres un frustrado
si Dios te considera plenamente realizado a su gusto.
--Piérdete confiado ciegamente en ese Dios
que te quiere para sí.
Y que llegará hasta ti, aunque jamás le veas.
--Piensa que estás en sus manos,
tanto más fuertemente cogido,
cuanto más decaído y triste te encuentres.
--Vive feliz. Te lo suplico.
Vive en paz. Que nada te altere.
Que nada sea capaz de quitarte tu paz.
Ni la fatiga psíquica. Ni tus fallos morales.
--Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro
una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor continuamente te dirige.
--Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada,
como fuente de energía y criterio de verdad,
todo aquello que te llene de la paz de Dios.
--Recuerda: cuanto te reprima e inquiete es falso.
Te lo aseguro en nombre de las leyes de la vida
y de las promesas de Dios.
Por eso, cuando te sientas apesadumbrado, triste,….
ADORA Y CONFÍA... P. TEILHARD DE CHARDIN
Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras suplicas en las necesidades, mas líbranos siempre de todos los peligros,¡ Virgen Gloriosa y Bendita!
En estos días de incertidumbre y zozobra, de crisis sanitaria, económica y existencial, incluso, las palabras de Jesús son, más que nunca, un faro que alumbra en la oscuridad.
Como tantas veces Jesús nos exhorta a la confianza, a caminar sin miedo. Nos recuerda que él está siempre con nosotros y nosotros con él. Y a diferencia de Tomás nosotros sí sabemos el camino: Jesús, su modo de vida, su amor y anhelo por el Reino y por el Padre, por los pobres y pequeños. Nuestro camino es ir en pos de él, como discípulos y seguidores que guardan y viven sus palabras y se identifican con sus sentimientos de compasión y misericordia por todos.
Nosotros no andamos errantes como ovejas sin pastor. Tampoco necesitamos pedir, como Felipe, que nos muestre al Padre, pues le vemos al mirar a Jesús y sabemos cómo es y qué siente por nosotros.
En Jesús encontramos el camino, la verdad y la vida en cada circunstancia de nuestro día a día. Nunca estamos solos ni desamparados. Camina a nuestro lado, velando por nosotros y cuidándonos.
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