EPIFANIA-B

miércoles, 30 de diciembre de 2020


2 comentarios:

Maite at: 05 enero, 2021 14:52 dijo...

La Epifanía del Señor es la fiesta de la luz. Una luz que amanece y pone en pie a quien la recibe y lo vuelve resplandeciente. Y aunque las tinieblas cubran la tierra y la oscuridad los pueblos, se puede caminar alumbrados por su resplandor. Solo hay que acogerla.

La Epifanía nos recuerda que Dios es de todos y para todos; y creerlo nos vuelve radiantes, con un corazón que se ensancha y se asombra, se llena de gozo al reconocer en aquellos que vienen de lejos y los que están cerca un regalo maravilloso, digno del mayor de los reyes.

Todos necesitamos una estrella que guíe nuestra búsqueda, que inspire y motive nuestro camino, que alivie nuestros cansancios y rutinas. El salmista la encuentra en un dios que recibe los tesoros de los pueblos y se fija, sin embargo, en el pobre que clama, el afligido que no tiene protector, los indigentes…

En ellos están los dones que el Niño de Belén más aprecia y nos ofrece. Ahí la adoración más profunda que desea.

juan antonio at: 06 enero, 2021 19:52 dijo...

Hay una cancioncilla a la que quizás me haya referido otra vez, que dice: No sé si eran reyes, no sé si eran tres, lo cierto es que llegaron a Belén.
Esta es la enseñanza del Evangelio de esta fiesta, llegaron a Belén, ¿cómo?, dejándolo todo, poniéndose en camino, preguntando y llegado al lugar rindieron homenaje al Pequeño que estaba con su Madre y le ofrecieron sus presentes y se retiraron a sus casas por otro camino.
Para tener ese encuentro con el Señor, hay que hacer lo que hicieron esos “magos”, lo que hicieron después los discípulos como hemos visto estos días atrás sobre la llamada de los primeros apóstoles, lo dejaron todo y le siguieron.
Tenemos que ir a su encuentro porque Él ya ha salido a tu, a mi, encuentro y seguirlo desprendido de tantas cosas como el mundo nos llena o nosotros nos llenamos siguiendo los cantos de sirenas de la sibilina publicidad.
Qué tengo que dejar para ponerme en camino, de qué tengo que desprenderme para que se me haga fácil la búsqueda, el seguimiento, el conformar mi vida a la de Jesús, pues los “magos” le hicieron un presente, le dieron en su dones y ¿yo que le doy a Jesús cada día? O pasa un periodo litúrgico y otro y otro y sigo con la misma tacañería, no me doy no me desprendo de nada, sigo con mi piadosa rutina que me acalla la conciencia pues cumplo, pero miento porque mi vida está vacía de Dios, es una mera hipocresía.
Tenemos, con la edad que tengamos, una misión que cumplir que es conocer y dar a conocer al Señor y para ello, retírate unos instantes y sigue el Evangelio del día
---con la lectura, examen del lugar, de las personas que aparecen, qué hacen qué dicen,
---qué te dice, abre tu corazón a la enseñanza para que el agua vuelva después de empaparnos.
---qué le decimos, que le pedimos que nos inquiete de la meditación del pasaje leído
--y qué vamos a hacer, después de saborear esa Palabra regalada.
Ahí está la clave de la Epifanía, Dios se nos da para que le encontremos, le conozcamos y le demos a conocer.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos en nuestra fragilidad para que seamos sinceros seguidores de tu Hijo, AMEN