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Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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2 comentarios:
LA FAMILIA (Lc 2,41-52)
El domingo siguiente a la Navidad se dedica al recuerdo de la familia de Nazaret y se nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre una institución de gran importancia tanto a nivel individual como social. No decimos nada nuevo si afirmamos que hoy la familia -en cuanto institución- está en crisis. Y son muchas las manifestaciones de la misma: crece el desafecto -los adultos saben que sus hijos no los cuidarán cuando sean ancianos-; decrece la autoridad paterna -¡No puedo con mis hijos! es una expresión bastante frecuente-; se teme el compromiso ante las instituciones -parejas de hecho de duración limitada-; se duda de la capacidad de asumir un compromiso definitivo -aumento de los casos de divorcio y separación- y, sobre todo, se ha perdido la valoración de la familia como espacio de creación de la vida -hijos extramatrimoniales, madres de alquiler...-. La disminución del número de hijos hasta el punto de que cada día es más “normal” el hijo único, traerá como consecuencia directa inmediata que muchos niños y niñas crecerán sin experimentar el sentimiento de la fraternidad que es un poderoso aliado contra el egoísmo.
La pregunta que nos asalta es: Esta crisis ¿significa un progreso o, por el contrario, es una pérdida? Con la caída de la familia, la sociedad y el individuo ¿gana o pierde? Podemos formular la pregunta de otra forma: ¿necesita un niño las referencias familiares -padres y hermanos- para lograr un desarrollo sano y equilibrado? La experiencia parece inclinarse a favor del sí. Otro tema es la incidencia que tiene en la vida del individuo una estructura familiar irregular -padres alcohólicos, violencia, etc-. Pero esto viene a confirmar lo que decimos. Si la estructura familiar puede condicionar poderosamente -en favor o en contra-, es que la familia es importante y el hecho de que influya negativamente en caso de ser irregular no significa que la institución familiar no sirva, sino que debe mejorar.
La familia es una institución que tiene milenios y ha sobrevivido a todos los cambios que el tiempo impone. Si hoy está en crisis, no es porque esté desfasada, sino porque el ser humano está en crisis. La crisis que padecemos es una crisis global. Está en crisis nuestro modo de entender la vida, el mundo que hemos construido. Hemos comido de la fruta prohibida creyendo que íbamos a ser dioses y, al despertar, nos hemos visto fuera del paraíso. Todo sufre las consecuencias de esa decepción y la familia no podía escapar.
Pero de algo estamos seguros: la salvación de la sociedad vendrá por la regeneración de los individuos y la regeneración de los individuos, por la recuperación de la familia como lugar privilegiado para el nacimiento y desarrollo de la vida. Quienes en su día la atacaron so pretexto de modernidad actuaron de un modo inconsciente e irresponsable porque no midieron las consecuencias de sus planteamientos.
La Liturgia de hoy nos pone la celebración de la Sagrada Familia, como continuación de la Navidad y en este ciclo nos pone unas lecturas como la del Eclesiástico con un contenido de consejos sobre las relaciones familiares, la de Pablo a los Colosenses con unas exhortaciones en cuyo final hace referencia a la familia y el Evangelio de la primera peregrinación de Jesús a Jerusalén.
Tres lecturas referentes a la familia, aunque la segunda es más generalizadas, salvo sus dos últimos versículos de referencia directa a la familia.
Haré la reflexión de esta semana sobre la carta de Pablo, que aunque generalizada en su mayor parte a todos los cristianos de Colosas, entiendo que la Iglesia no pone todos esos versículos en una fiesta como esta, así porque sí, y la razón es que puede ser el Evangelio de la Familia y ello por el contenido de los mismos:
Nos invita a considerarnos santos y amados y a revestirnos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión, perdón, a ser agradecidos, a tener la paz de Cristo como árbitro de las vicisitudes de la vida: si tuviéramos que dar un cursillo prematrimonial creo que expondríamos este pasaje como elementos de una comunidad de vida y amor, siendo éste nuestro ceñidor, el que todo lo cambia y lo lleva a la renovación del día a día.
Nuestro actuar en la vida no se deja atrás, sino que sean los aspectos familiares, relacionales, de trabajo, de….., es decir nuestra cotidianidad será siempre oración “”será en nombre del Señor Jesús dando gracias a Dios Padre por medio de él””, esto es una consagración desde el despertar al descanso, todo en nombre de Jesús.
Es un plan de vida para una familia cristiana, unas pautas a seguir para vivir un amor que nos lleve a la unidad completa entre los miembros de esa iglesia domestica, con alegría y agradecimiento a Dios.
En cuanto a los últimos versículos, controvertidos por muchos por el machismo que pueda entrañar, como decía un autor, si leemos el versículo 19 antes que el 18, veremos cómo cambia todo, pues si primero viene el amor y la dulzura, que sumisión se comprende? Ninguna, es una relación de tú a tú, de nosotros, con una mentalidad de hace veinte siglos diría que más progresista que la que hemos vivido en España hasta Febrero de 1975 y se puede ver en internet la reforma del Código Civil que liberó a la mujer de la autoridad del marido, que sin su consentimiento, bien en poder notarial o presencial, la mujer nada podía hacer.
Todo es opinable, por supuesto, pero tengamos en cuenta las circunstancias de tiempo y espacio, de mentalidad antes y ahora, y veamos donde se ejercía una autoridad más brutal, hace veinte siglos o en España antes de Febrero de 1975.
Tenemos la lengua más ligera que la mente y ésta más ligera que la realidad de entonces y de ahora, en tiempos presentes: leamos esa Carta de Pablo, invistiendo los versículos 19 y 18 y veremos la diferencia.
Feliz Navidad, el Enmanuel, el Dios con nosotros, está entre nosotros, ¡Aleluya!
Santa María Madre de Dios y Madre nuestra, que sepamos leer, entender y preguntar cuando no llegamos, y como tú, a guardar todas las cosas en nuestro corazón, AMEN
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