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Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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Seguir a Jesús exige, qué duda cabe, radicalidad y coherencia, fidelidad y lealtad. Aún más que en el Antiguo Testamento. Y desechar toda apropiación del seguimiento y toda revancha y soberbia, toda pretensión de superioridad.
En cambio, la actitud del corazón sigue siendo la del salmista: el seguidor, el discípulo sabe que el Señor es, en verdad, la herencia que le ha tocado; y considera que no hay mayor don. Y en ese Dios, en quien encuentra refugio y amparo, pone todo su destino: su pasado, presente y futuro; todos los avatares del camino de la vida. Se sabe instruido, acompañado y guardado por él; custodiado, cada día, por la alegría y la esperanza.
Pablo continúa dibujando los rasgos del seguidor. Ha sido llamado a la libertad, que no es sino una forma de esclavitud: la que le pone a los pies de los demás y le obliga a guardar la ley del amor al prójimo. El que camina en el Espíritu y se deja guiar y mover por él. Siempre en las coordenadas del amor, pues ahí se encuentran, grabadas de forma indeleble, las pisadas de Jesús.
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