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Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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4 comentarios:
Terminamos el ciclo litúrgico con el principio del mismo capitulo 21, del Evangelio de Lucas, con cuyo final se iniciaba el Adviento.
El mensaje del evangelista no es otro que traernos a nuestra consideración la actitud de nuestra vida de seguidor de Jesús, siempre alerta, siempre perseverante, siempre sin miedos, siempre viviendo la Vida de Dios uno y trino, en el que tenemos que descansar toda nuestra confianza, nuestra fidelidad y toda nuestra adhesión, en definitiva nuestra fe que el lunes de esta semana se nos dice que siendo poca - pero de verdad – moverá montañas.
Los tiempos revueltos que se contienen en el texto evangélico, tanto local del templo como más allá de ello, nos lleva a los que tenemos en la actualidad, donde en lo personal predomina el abandono de toda practica religiosa, la lejanía de los jóvenes, (donde quizás tengamos mucho que ver los practicantes), la secularización, el relativismo, la permisividad, la perdida de la conciencia de pecado y más general las guerras en todo el mundo, ataques a la naturaleza, a la creación, persecuciones, muertes por disentir de mis creencias o ideas o porque sí simplemente, o los que lucharon por mejorar los pueblos y se establecen en el poder para vivir de él, en fin….., las circunstancias que nos rodean y es aquí donde entran las enseñanzas de Jesús:
no tengáis pánico,
es tiempo de dar testimonio,
no preparéis vuestra defensa,
es tiempo de perseverar para alcanzar la salvación.
Sigamos las pautas que nos deja el evangelio, conformemos a ellas nuestras vidas, sigamos las enseñanzas de Jesús y vayamos, cada día, a una conversión sincera, que nuestro testimonio no decaiga, sea de palabra pero sobre todo de obras, no escandalizando a nadie, pero dejando la huella de nuestro paso, el paso de Jesús
Confiemos en el Señor que pondrá en tu boca las palabras justas para defenderte y para defender todo aquello en lo que has fundamentado tu vida, el Señor, muerto y resucitado.
Sé perseverante, no dudes ni tengas miedo, confía en el Señor, espera en el Señor
Y alabemos al Señor, con la creación entera como nos enseña el salmista:
“”Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes al Señor,
que llega para regir la tierra””
“”No tengáis pánico” no tengamos miedo, a quien? Si el Señor está conmigo.
Santa María, madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a decir ¡AMEN!
La verdad es que, tal y como están los tiempos, deberíamos estar curados de espanto en lo que a lenguaje apocalíptico se refiere. Es el que más utilizamos a diario, en casa y en la calle, en familia y entre amigos, cuando hablamos de cómo está todo y de lo que nos espera. Lo escuchamos en la radio y en la televisión, lo leemos en los periódicos; está en todas partes.
Por eso, ayer y hoy, resulta especialmente importante la invitación a la esperanza, a la perseverancia en la fe y el amor; al compromiso con el aquí y ahora, que es lo que tenemos entre manos, lo que sí está a nuestro alcance, lo que sí depende de nosotros. Aunque sea muy poco y muy pequeñito. Aunque nada ni nadie pueda asegurarnos qué pasará en nuestro futuro inmediato.
Qué bien define Pagola, en las palabras que reproduce la hojilla, la perseverancia que Jesús intenta inculcarnos. Una perseverancia de hijos del Padre, de seguidores suyos; de quienes buscan, lo primero de todo y, antes que nada, el reino de Dios y servir a los demás, sabiendo que el resto se nos dará por añadidura.
Pablo nos recuerda que no es tiempo de vivir sin hacer nada, hay que comprometerse en la pelea cotidiana con todos y como ellos.
Y ante la oscuridad, la incertidumbre, el caos y el triste devenir de la historia, abandono en la promesa del Señor, que no abandona a quienes confían en él.
EL TEMPLO… ¿QUÉ FUE Y QUÉ DEBE SER?
Dios estableció normas, las personas se olvidaban de cumplirlas y Él les recordaba el camino por mediación de los profetas. Malaquías les pidió que retornaran a los caminos del Señor y así, cuando les llegara la hora de presentarse a Él, fueran premiados.
Se desviaban porque se cansaban de cumplir los preceptos y sólo recibían de la vida golpes pero comprobaban que triunfaban quienes vivían al margen de toda ley y justicia. En nuestros días se repite la historia, a las personas también se les debilita la fe y la crisis espiritual también aparece.
En tiempos de Jesús el Templo de Jerusalén guiaba la religiosidad de Israel y en él todo estaba regulado: Quienes oficiaban los servicios religiosos y dónde; qué debía ofrecerse, cuándo y cuánto; dónde realizar las compras para las ofrendas; los espacios de oración y quienes debían hacerlo en cada uno de ellos.
El edificio deslumbraba a los visitantes cuando observaban su grandeza y las cosas materiales que en él había pero Jesús les dijo que hacerlo así era un error. Se relata en LUCAS 21, 5-6: [En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: - Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.].
Con este texto enseñó qué tiene valor eterno y qué no, que las piedras y los exvotos se pueden comprar con dinero y destruirse por acciones humanas perversas, lo que hizo Roma, o por la acción de los elementos naturales pero las buenas obras de las personas, aunque sean sencillas y humildes, siempre tendrán un gran valor para Dios y no perecerán porque quienes dan lo poco que tienen vale más que lo mucho que dan quienes les sobra. También les anunció los acontecimientos destructivos que ocurrirían en el futuro al Templo, a las naciones y a las personas que creyeran en su mensaje y les dio unas pautas de comportamiento para que nadie los confundiera cuando llegaran esos tiempos.
Es evidente que el culto que se practicaba en el Templo se apartó del verdadero sentido que debía tener, un negocio del que se beneficiaban las autoridades religiosas y políticas.
La escena violenta que Jesús protagonizó con los “cambistas” fue una forma de protestar contra los poderes que habían convertido en un mercadillo el lugar donde sólo se debía dar culto a Dios… ¿Es correcto lo que hacemos ahora en los templos o debería cambiarse algo?
Después de Jesús, sus seguidores confundieron la forma de vivir la espiritualidad y eso hizo que muchos de ellos abandonaran sus obligaciones laborales. Al enterarse Pablo les escribió para sacarlos de su error y les recordó lo importante que era acudir cada día al trabajo para la persona y la familia para no responsabilizar a la comunidad cristiana de sus problemas, aunque sus miembros no actúen mirando para otro lado.
Jesús anunció el “fin del mundo” y creyeron que estaba detrás de la esquina, cuando los entendidos opinan que su mensaje fue otro: El final del judaísmo y el comienzo del cristianismo. Por ese error, al creer en la resurrección y en la inminencia de los acontecimientos anunciados, precipitaron el cambio cuando deberían haber ralentizado el proceso para que su maduración hubiera sido correcta. Dos mil años después… ¿Hemos comprendido la forma de ejecutar el proceso que propuso Jesús?
Opino que no porque planificamos mucho y nos olvidamos de cimentar bien el presente para llegar a vivir con éxito el futuro. Por ejemplo: Si durante nuestra vida laboral dejamos de cotizar al fondo de pensiones… ¿Qué paga cobraremos cuando nos llegue la jubilación?
Seguimos admirando las catedrales, llorando cuando llueve porque no podemos procesionar nuestras imágenes pero nos despreocupamos de solucionar la problemática real de nuestros tiempos: El paro, el hambre, las guerras, el robo generalizado, el despilfarro propio y público, la droga, la violencia social…
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