DESCARGAR
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
Copyright © 2010 Escucha de la Palabra Design by Dzignine
Released by New Designer Finder
4 comentarios:
COMO OVEJAS SIN PASTOR (Mt 9,36-10,8)
La contemplación de la muchedumbre, extenuada y abandonada, despierta la compasión de Jesús. Pero no es la suya una compasión reducida a mero sentimiento por la impotencia frente a la magnitud del problema, sino un sentimiento que conduce al compromiso. La tarea es tan ingente que elije a Doce para que alivien las dolencias de los hombres y dobleguen el poder de los espíritus perversos. Su tarea es anunciar la llegada del reino, curar la enfermedad, devolver la vida, purificar y ahuyentar el imperio del mal. Han de hacerlo gratis porque su anuncio y su poder es pura gracia. La compasión y la ayuda solidaria no tiene mejor paga que la alegría de sentir dentro un corazón que late al ritmo del amor, el único ritmo verdaderamente humano.
La elección de los Doce es el comienzo del discipulado. Jesús se rodea de un grupo de seguidores para instruirlos e iniciarlos en la misión de la que se sentía deudor. La tarea -la de Jesús y la de los cristianos- no es otra que dar respuesta al sufrimiento de los hombres. El espíritu con el que han de realizarla es el servicio y su fundamento, el amor. No es como ocurre -por desgracia- en otros ámbitos donde el dolor de los hombres, sus problemas, su angustia, sus anhelos, sirven como pretexto o plataforma para satisfacer ansias de poder, avaricias, necesidad de prestigio y otras cosas. Es la diferencia entre servir a los hombres en su sufrimiento y servirse del sufrimiento de los hombres.
Éste es también el auténtico sentido de la compasión tal como ha de entenderla un cristiano. No es lástima, lamento y pena. Es todo eso más el compromiso. Que no es suficiente con lamentarse porque las cosas estén mal y sentir pena de quienes las padecen. Ni siquiera es suficiente manifestar la propia rebeldía. Es necesario actuar y poner remedio a los males, si lo tienen. Y si no lo tienen, habrá que pedir a Dios que envíe a sus obreros. Todo menos cruzarse de brazos y ahogarse en lamentos, que las más de las veces sólo sirven para justificar la inoperancia y la pereza. Decir “¡Lo siento!” no es suficiente, cuando es posible poner remedio.
Viene esto también a darnos luz sobre una tentación que suele darse cuando los problemas crecen: el desaliento. El corazón humano es como una vela al viento: si sopla, se hincha y hace que todo avance, pero, si cesa, todo se detiene. Y no ha de ser así si se buscan remedios eficaces. Más bien diría yo lo contrario porque entiendo que el riesgo ha de ser considerado como reto y venturosa oportunidad de crecimiento. Sólo los espíritus débiles y asustados retroceden ante la dificultad. Los animosos, por el contrario, avanzan más deprisa cuando pisan ascuas.
La compasión de Jesús ante la muchedumbre, que percibe extenuada y abandonada a su suerte, nos recuerda ese deseo profundo del Papa Francisco cuando quiere una Iglesia-hospital de campaña. Una Iglesia que no tema mancharse y herirse en su labor de acompañamiento de todos y cada uno de sus hijos allí donde se encuentran; tal y como están. Una Iglesia buena samaritana capaz de detenerse ante el caído, sin juicios ni preguntas, para curar sus heridas y acompañar su proceso de sanación.
Desde los tiempos del libro del Éxodo ya existe la conciencia de ser propiedad de Dios; más aún, de ser para él un reino de sacerdotes y una nación santa. Para el salmista, su pueblo y ovejas de su rebaño. Para Pablo, cada uno de nosotros vale toda la sangre de Cristo.
Pero Dios necesita nuestros ojos, para mirar con compasión, y nuestras manos, para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia; para limpiar leprosos, como tan bien nos explica la hojilla, y arrojar demonios. Por eso, nos llama por nuestro nombre. Porque él siempre invita, nunca impone ni obliga; nunca fuerza nuestra voluntad.
Y mostrar compasión y actuar en consecuencia es la única manera de dar testimonio del reino de Dios. Fue el camino de Jesús: su opción de vida y su manera de ser. Nosotros, su pueblo y ovejas de su rebaño, los llamados y elegidos por él, queremos seguir sus pasos; una Iglesia fiel reflejo suyo. Presente en todos los caminos de la vida como un inmenso hospital de campaña abierto a todos.
LA EVANGELIZACIÓN. DAR EJEMPLO Y AYUDAR, EL CAMINO.
Desde el comienzo de los tiempos el hombre fue la gran preocupación de Dios pero aquellos a quienes eligió para guiar a las personas siempre fueron rechazados porque para mostrarles el camino del Señor tuvieron que tomar en su nombre decisiones que no les gustaba, tenemos el ejemplo de Moisés. Él fue escogido por Dios para liberar a los israelitas de la esclavitud que vivían en Egipto y para guiarlos hasta Israel durante el viaje de regreso. En el desierto le plantearon problemas y el Señor habló con Moisés. Le pidió que les recordara lo bueno que había hecho con ellos, que no olvidaran que era su único Dios, que permanecieran fieles a la alianza, que eran el pueblo escogido y que estarían a su servicio. Después, quienes cumplieron regresaron a Israel y los incumplidores no.
Jesús realizó su misión evangelizadora relacionándose a diario con las personas y así comprobó que sufrían porque la realidad de su entorno no les ofrecía unas perspectivas de futuro que les ayudara a concebir la esperanza de poder abandonar la pobreza extrema en que vivían por culpa de los impuestos que les imponían las autoridades, porque los trataban con injusticia, porque padecían la ausencia de libertad sin ser esclavos, porque caían enfermos y nadie los atendía…
A ÉL le preocupaba que las personas sufrieran estas acciones y que no vivieran felices por culpa de esa realidad social que Él palpaba durante sus viajes por los pueblos y ciudades, lo comunicó a los discípulos y los envió a evangelizar. Antes de marcharse les regaló unos poderes con los que pudieran ayudar a las personas a tener una vida más digna y, por último, les pidió que lo hicieran de manera desinteresada porque así lo habían recibido ellos del Padre.
Hoy, Jesús nos sigue invitando a comportarnos con el prójimo siguiendo el protocolo de los médicos: Explorar a la sociedad enferma en que vivimos inmersos para conocer qué ocurre realmente, descubrir qué lo causa, diseñar un plan exploratorio, analizar los resultados obtenidos, emitir un diagnóstico certero del problema y, finalmente, aplicar un tratamiento corrector que restaure la normalidad.
¿Procedemos como Jesús nos enseñó o cada cual nos hemos trazado nuestro particular plan de salvación?
Él entregó su vida para salvarnos pero… ¿Nos preocupamos de ayudar a quienes tienen necesidades o creemos que estamos justificados con nuestra asistencia diaria o dominical a los rituales que se programan en el templo o en las calles?
30.- Dm. 11 TO. 18.6.23
Han pasado las grandes fiestas e iniciamos el camino que podíamos titular de formación, normal podíamos decir que parece mejor que tiempo ordinario, cuestión de criterio
Haya una frase en el contexto, n.º 3,
“”proclamar la buena noticia, es anunciar a la humanidad la existencia de una alternativa””
Frase esta que recoge el sentir del tema que nos trae el texto del evangelio de esta semana, la misión, pero una misión en activo o activa.
Jesús sigue su predicación itinerante, va enseñando, sanando, redimiendo, dignificando a las personas, llevándole la buena nueva del Amor de Dios por toda Palestina y hoy podemos distinguir varios apartados:
---- La compasión, ...al ver Jesús a la gente se compadecía de ellas: como es nuestra mirada, como vemos a los que nos rodean, familia, compañeros, amigos, vecinos…… qué interés tenemos por ellos, qué nos mueve en nuestras relaciones, pasamos, escogemos, nos abrimos, todos caben en nuestro corazón o poquitos……..
Cómo es nuestra mirada y nuestra compasión, nuestro com – padecer o padecer con, echemos una ojeada y veamos que sacamos de ello, sin acritud, ni rencor hacía nosotros mismos, sino con humildad, ver la realidad de las cosas
---- Ante esa gente que ve desolada y sin rumbo, Jesús nos habla que la tarea es mucha y los operarios pocos y que roguemos para que el Señor mande trabajadores: nos está pidiendo oraciones por los operarios del Señor, porque las responsabilidades hoy cada vez asustan más y alejan a los jóvenes y no tan jóvenes de trabajar por los demás, de dar el callo en nuestras comunidades, nuestras parroquias, grupos,…….., ejerciendo el ministerio que sea, el ordenado o el laicado comprometido y no demos excusas, éstas no valen, todos podemos hacer algo, hasta los mayores, unas saben poner un ramo de flores, otros/otras hacer una lectura, llevar un grupo, …….. dar el paso, rogando a Dios nos conceda pastores y personas comprometidas, oración que no es más que estar ante Dios con nuestra propia realidad y la de todos la sabemos, la nuestra es reservada .
---- Jesús hace su designación de los discípulos y los envía y le da la actividad a desarrollar: llevar esa alternativa posible de la Buena Noticia, de llevar el Amor de Dios a toda la humanidad, para que se acaben todos esos enredos de nuestras vidas que solamente liamos nosotros, somos los que hacemos la vida imposible al otro, somo los que chinchamos, por decirlo de alguna manera, cada cual lo diga a su modo, pero demos la alternativa, hagamos visible el Amor de Dios, hagamos visible que el Amor lo cambia todo, que sí, que es posible, si nos ponemos a la brecha y vaamos con nuestro testimonio.
Lo hemos recibido gratis, demoslo gratis: siempre la cuestión crematistica por medio y como dice la hoja, “”en esta misión está prohibido lucrarse””.
¿Es verdad esto?, es verdad y lo dice S. Pablo el obrero tiene derecho a su salario, pero qué hemos hecho con …..todo y aquí enlazamos, como hace la hoja aunque el evangelio no lo proclame, ¿Cómo tenemos que llevar a cabo esa misión?
Sin nada, y qué hemos hecho desde entonces’, todo lo contrario, rodearnos de cosas superfluas, tan superfluas como …..
Aquí cada uno ponga lo que vea y viva en sus comunidades, que son muchas cosas…..
Ahí queda eso
Tenemos una misión, tenemos que hacer posible esa alternativa, hemos sido escogidos en el bautismo y lo hemos confirmado aceptando al Resucitado, oremos y trabajemos con los Evangelios en la mano: Dios está cerca, llevemoslo a todos.
Gracias, Señor, por todo
Santa Maria, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a decir ¡AMEN!
Publicar un comentario